Capitulo 7

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Por dentro, la casa era más genial que por fuera. Estantes llenos de libros junto a estantes soportando el peso de adornos antigüos, o eso parecían. Sillones grises decorados con almohadas bordos, una mesa ratona bastante larga de madera. Una chimenea electronica. Una escalera de madera lisa con una baranda de hierro blanca que llevaba al segundo  piso. Paredes repletas de cuadros, copias de pintores famosos. También habia un tocadiscos y muchos objetos sueltos por toda la casa, sobre banquitos o mesas, todo bastante ordenado.

Harry se dirigió a uno de los estantes, estaba repleto por libros similares, una misma colección, con la misma portada y color.  Tomó uno a lazar, el tercero. En la contratapa se veia a un hombre de abundsnte bigote, cabello negro liso y bien peinado en un casi imperseptible jopo, el hombre era blanco y alto, vestido elegantemente y de expreción seria.

- Creo que es él- Comentó dirigiendose junto a Louis, quien miraba una foto enmarcada del mismo hombre de la contratapa.

- ¿Quién?

- El hombre que vive acá, el dueño de la casa.

- Es obvio, un poco estirado, ¿no?- Opinó pegandole el chicle que había comenzado a masticar poco tiempo atrás sobre la boca del señor de la imagen.

- Es profesor- Dijo el risado leyendo el titulo.

- Lo que sea, pero es raro tener una foto tuya enmarcada- Finalizó esquivandolo y dirigiendose hasta otra punta de la casa, donde una especie de baúl se abrió bajo la preción del dedo del castaño sobre el único botón que tenía.

- Mira lo que encontré- Una sonrisa nació en los antes inexprecibos labios de Louis cuando botellas de licor aparecieron dentro del baúl.

Louis no tenía respeto por las personas pensó viendo al mencionado oler una de las botellas y comenzar a beber el contenido de esta ni por las cosas de estas.

A veces me pregunto si tendría que ser alcohólico.

Louis le pasó a su compañero la botella que había estado tomando, observando como este tomaba un pequeño trago antes de separar con una mueca de satisfacción la botella de sus labios.

Siempre tenés algo que hacer.

Luego de eso subieron a la planta de arriba, obserbando el pasillo hasta llegar a la habitación. El castaño miró de pasada por la ventana y, después de mirar por toda la habitación, quedó frente a la cama mientras Harry se posicionaba al lado de esta.

- Creo que esto servirá-  Comentó el ojiazul mirandolo a los ojos- Podemos descansar, relajarnos, planear el viaje, tomarnos un tiempo.

- Sip- Aceptó el ojiverde asintiendo un par de veces.

¿Qué harán los adultos en situaciones como estas?

- ¿Tomemos un vaso de vino?- Sugirió Louis.

- Sí... ¿Tenés hambre?

- Siempre.

Comieron frente a la pileta.

Chupó sus dedos con persimonia, provocando el tipico ruido, un poco desagradable.

- Bueno, no estaba tan feo como esperaba- Comentó el ojiazul  abrazando ambas piernas dobladas contra su pecho. Harry lo miró de reojo y asintio- En realidad estaba rico- Agregó al no obtener reacción en su acompañante- Gracias.

Harry estiró la comisura derecha de su labio y se le formó un hoyuelo entre la comisura y la mejilla.

- ¿Cómo aprendiste a cocinar?- Preguntó Louis acunando su copa de vino con los cinco dedos, porque solo con dos se le desestabilizaba el agarre. Le dió un pequño sorbo al finalizar la consulta.

- Aprendí por mi mismo- Contestó Harry recordando la cantidad excesiba de azucar que su papá acostumbraba a digerir.

Era eso o diabetes tipo dos.

- Tendríamos que lavar- Comentó Louis agarrando su propio plato y extendiendo la palma para que Harry colocara sobre ella el plato sobre el que minutos antes yacía lo que había preparado.

Ya con los dos platos en cada mano, Louis cruzó las piernas para ayudarse a pararse y, ya en pie, tiró ambos platos en la pileta, dejando que se sumergueran entre las aguas llenas de cloro.

The End Of The F***ing WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora