Jamás hubiera imaginado que mi vida llegaría a cambiar tanto. Tras varios años esforzándome, por fin había conseguido que una editorial estuviese dispuesta a leer mi manuscrito y publicarlo. Todo sería perfecto, anuncios por toda la ciudad, firma de libros, reuniones con la aristocracia...o al menos, eso era lo que yo soñaba.
Me encontraba sentado frente al director de la editorial y dueño de una pequeña imprenta que solía publicar algunos trabajos de autores noveles en su sección de suplemento y que, con mucha suerte, a veces conseguía popularizar las obras, consiguiendo con ello, que unos pocos alcanzasen fama en el país y popularidad.
-Y bien, ¿qué le parece? -pregunté mientras observaba al señor Berdford ojear mi trabajo sin dejar de agitar su espeso bigote canoso de un lado a otro. -Estoy seguro de que les encantará a muchos de sus lectores y...
-Una absoluta pérdida de tiempo. -respondió mientras dejaba el manuscrito sobre su gran escritorio de caoba. - ¿De verdad esperas que publique semejante bobada en mi diario?
-En mi defensa, he de decir que últimamente la gente está mostrando interés por si realmente los motivos de la guerra no fueron más que el interés de la reina y los señores de la cámara de los lores por demostrar su poder ante la armada española o si no fue más que un pretexto para evadir los escándalos de la corona. -dije intentando convencerle de la buena oportunidad que era publicar mi trabajo.
-Fuese lo que fuese, no permitiré que en mi diario se publique semejante relato. No llevo una editorial que confraterniza con escritores sensacionalistas. -respondió entrelazando los dedos de sus manos. -Ahora, si fuera tan amable de hacer el favor de salir de mi despacho y regresar al agujero del que ha salido, se lo agradecería.
-Por supuesto, señor. Gracias por su tiempo. -respondí mientras me levantaba de mi asiento con la intención de recuperar mi manuscrito, sin embargo, su oronda mano fue más rápida y lo atrapó primero.
-Será mejor que yo me deshaga de este documento...para que no le cause más problemas, señor Carroll.
Me despedí educadamente y salí de su despacho con rapidez. Abandoné el edificio y me dirigí a un pequeño callejón que se encontraba situado cerca de allí. Apenas llegué, dejé caer mi portafolios al suelo y comencé a golpear la pared con mi puño desnudo mientras sentía como la frustración se apoderaba de mí.
No era justo, nadie en aquella maldita ciudad pensaba publicar ninguno de mis trabajos. Después de todo lo que me había esforzado, de todo lo que había tenido que soportar para llegar a aquí, nada había valido la pena.
Respiré hondo, sequé las lágrimas de frustración que habían inundado mis ojos y recogí mi portafolios mientras mi mano temblaba por el dolor de los golpes.
Salí de aquel oscuro callejón y me encaminé con paso firme de regreso a mi residencia. No era más que una pequeña habitación en el ático de una vivienda que compartía con un panadero y su familia. No gozaba a menudo de su simpatía al no poder retribuir el alquiler, pero su esposa me dejaba cada día parte de las hornadas que no vendían para que pudiese comer.
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¡Extra! ¡Extra! Él es mi amante (Yaoi)
RomanceArthur Carroll es un joven novelista que vive en la Inglaterra victoriana de mediados del siglo XIX, su sueño es llegar a contar historias que destaquen e impacten en la sociedad y así llegar a convertirse en uno de los mejores novelistas de su époc...