Jamás había ido a la plaza, era grande y tenía demasiadas tiendas. El cine estaba en el sótano. En el camino, Emmeran trataba de mantener la conversación, aunque yo no era muy buena respondiendo, así pasó hora y media; fue un alivio cuando entramos al cine y las luces se apagaron, serían dos horas de silencio y sin tener que vernos. Yo mantenía las palomitas en mis piernas, Emmeran fue muy amable al aceptar las palomitas naturales.
Era una película de terror, si esto era una historia como pensaba, el lo había hecho para que lo abrazara asustada, pero a mi me encantaban estas películas, me debatí durante todo el inicio si acaso fingir que estaba asustada o portarme normal. Finalmente, al terminar la primer escena de terror y no hacer nada decidí que sería mejor actuar normal. La función terminó y yo casi me dormía, no es que fuera una mala película, es solo que parecía más suspenso que terror. Me tallé los ojos y me estiré discretamente.
— Buena película ¿no? — Dijo Emmeran caminando detrás de mi. Ya me había olvidado que iba con alguien.
—Ah, si. — Lo miré rápidamente, no quería que supiera que estuve a punto de dormirme.
—Me gustó salir contigo, Jenica.
— A mi también, que divertido. —Suspiré al momento de hablar, temí por un segundo que se hubiera escuchado sarcástico, pero la preocupación se fue cuando el volvió a recargar su brazo en mis hombros.
Durante el camino a su auto, solo habló de las escenas que le habían gustado de la película, para mi era un poco difícil mantener la conversación, pero cuando hablaba de alguna escena de la que si me acordaba aprovechaba para hablar más y que no sospechara. Era media hora de camino hacia mi casa, que habría sido muy larga de no ser porque pusimos música y el empezó a cantar, poco a poco me contagió y seguí la canción junto a el mientras golpeaba al ritmo mis rodillas. Me sentía tranquila, olvidé por todo ese rato lo mal que me había sentido los últimos días, por fin llegamos a mi casa como a las nueve de la noche y antes de bajar el me llamó por mi nombre, me sonrió y acarició mi mejilla, yo quería salir corriendo, pero no lo hice, se acercó y me besó, yo me aparte luego de unos segundos sin decir nada.
—Que linda eres, Jenica.
— Gracias. —Respondí sin mirarlo.
—Oye, ¿puedes darme el trabajo que hicimos? necesito repasarlo por si el maestro nos pone a exponer, como hizo el otro día.
— Si, le encanta ponernos incómodos. —Respondí mientras revisaba mi mochila, yo era tan olvidadiza que prefería guardar las tareas en cuando las terminaba, aún así la fecha de entrega fuera un mes después. Se lo dí, pensaba que me daría otro beso pero solo me sonrió y yo me baje, el se fue rápidamente.
Entré a casa y me fui directamente a dormir. A la mañana siguiente desperté más temprano de lo habitual, me puse una playera negra, una sudadera grande y un pantalón de mezclilla, cepillé mi cabello y bajé a desayunar.
— Jenica, ¿tan temprano? — Mi madre estaba agradablemente sorprendida, comí el plato de cereal completo y además un pan tostado y un jugo de naranja, Giana y mi madre hicieron algunas bromas de las cuales también me reía y ellas no podían dejar de verme. —Tal vez podamos ir a la playa en el verano.
—¿De verdad? adoro la playa. —Hablé con un poco de pan en mi boca, creí que mamá me regañaría pero en lugar de eso me sonrió y se fue a cambiar, al pasar detrás de mi me acarició la cabeza, terminé de comer y salí disparada hacia mi habitación, tomé mi mochila y partí para la escuela, al llegar noté que Emmeran ya se encontraba ahí, alejado de la puerta de entrada, cuando me disponía a saludarlo me di cuenta que el hablaba con Raluca, me extrañó bastante, no podía entender porque después de haber peleado con ella ahora platicaban y se sonreían. Aunque me sentí mal no quise darle más importancia y solo me metí al salón, mi primera clase era historia universal, estudiábamos la independencia mexicana, historia que me sabía de memoria.
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No le temo a las drogas
Teen FictionJenica es una chica Rumana con ansiedad, que tras conocer a Bruno, francés y dos años menor que ella, se interesa en el mundo de los alucinógenos y emprenderá un viaje solo para encontrarlo de nuevo. Jenica no le teme a las drogas, pero si le t...