Capítulo 10: Infancia

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Pasaron dos semanas después de aquel encuentro con mis padres, como le dije a mi madre, abrí mi propia agencia de detective. Al principio no recibía ninguna llamada pero gracias al primer caso que resolví muchas personas me dieron a conocer logrando que los clientes se hagan mas frecuentes, hasta la policia me pide consejos a veces; claro que con algunas condiciones, debo ocultar mi identidad de todos, quedando en el anonimato, Subaru los ve y les dice que le cuente el caso mientras yo escucho por medio de microfonos desde otra habitacion, solo la policia puede verme en persona, ademas de que solo pueden ser los agentes elegidos por Subaru.

Con los días algunos recuerdos llegaron a mi mente, la mayoría son de mi infancia. Pude recordar mi casa, el profesor Agasa, a mis amigos y sobretodo pude recordar a Ran, mi mejor amiga de la infancia y mi primer amor, quise contactarme con ellos pero Subaru me lo prohibió, ahora que ya estoy recuperando gran parte de mis recuerdos me contó que estaba en peligro, lo mismo que me contó mi madre, intente contactarme desde mi teléfono o el de la casa, pero ambos tienen restringida el área de Japón, tampoco puedo ir a un teléfono publico ya que Subaru no me quita el ojo de encima, por eso conseguí algunos aliados sin que el se de cuenta. Cada vez que voy a terapia charlo un rato con la enfermera que cuido de mi, con la diferencia que ahora se que se llama Rowan, claro sin que Subaru se de cuenta. Le conté mi situación y se ofreció a ayudarme, me regalo su antiguo teléfono que solo funciona para hacer llamadas, que es justo lo que necesito, lo escondí encima de la lampara de mi cuarto.

Aun no puedo creer que olvide a Ran, me pregunto si ella me estará buscando, lo mas probable es que este llorando, pero por cuanto tiempo, no se cuanto llevo aqui en Londres, ni siquiera puedo saber que es este sentimiento de ansiedad que tengo en el pecho, antes podía ignorarlo, cada que recuerdo algo se vuelve mas fuerte, tal vez mi madre tenga razón al quererme protegerme de mis recuerdos, pero no puedo seguir huyendo, el tiempo que paso aquí es tiempo perdido para aquellos que me están esperando.

―Shinichi ire a comprar algunas cosas para la cena, ¿quieres venir?

―No, gracias quiero seguir leyendo, estoy en la mejor parte.

―De acuerdo, algo en especial que quieras para comer

―Postre, quiero-

―Pastel de limón, esta bien lo tendré en cuenta, no salgas de la casa o-

―Lo sabrás, ya se que hay un sistema de vigilancia, si yo pongo un solo pie afuera te darás cuenta, lo se

―Esta bien, adiós

―Adiós

Cerro la puerta, espere unos minutos, me acerque a la ventana para ver si ya no estaba, luego de que desapareciera por completo de mi vista corrí en dirección a mi habitación, solo tenia media hora, son las siete en punto, ha esta hora se llena mas la tienda quizás se demore una hora si es que tengo suerte; tome el celular de la lampara y marque al numero que recordaba de la casa del profesor Agasa cuando era niño, espero no se haya mudado o cambiado de numero en estos años. Escuchaba el pitido como por un minuto, estaba a punto de colgar antes de que se vaya a buzón hasta que escuche la respiración de alguien al otro lado de la linea.

―Hola, casa del profesor Agasa en que puedo ayudarle

―Profesor Agasa...

Dije en un susurro pero parece que no alcanzo a escuchar.

― ¿Quien habla?

―Profesor soy yo, Shinichi

Del otro lado de la linea no se escuchaba nada, tal vez estaba sorprendido de oír mi voz después de todo este tiempo.

―Shin...Shinichi

―Si, soy yo

―No puedo creerlo, ¿enserio eres tu?

―Por supuesto―no pude evitar sonreír, me alegraba escucharlo

―Es imposible, ¿donde estas?, ¿por que te fuiste?, ¿estas bien?

―Profesor escúcheme, no tengo mucho tiempo, estoy bien, pasaron cosas que ni yo se, por eso lo llamo, para que me ayude

―¿Como puedo ayudarte?

―Contándome como era antes

―¿Que, de que hablas?

―No puedo explicarle todo ahorita, lo volveré a llamar cuando pueda

―¡NO!, no puedes volver a llamar a este numero, yo te llamaré

―¿Por que no?

―Han pasado muchas cosas desde que te fuiste, pero como dijiste no tienes tiempo, así que dime, ¿cuando te puedo volver a llamar?

―El sábado a las nueve

―De acuerdo

―Una cosa mas profesor

―Si claro, dime

―¿Como esta Ran?

―Ella...ella esta bien

Parecía dudar de su respuesta, no quise insistir, tal vez lo mejor sera preguntar en otro momento.

―Gracias

Colgó, yo puse el celular donde estaba y volví a la sala a retomar el libro en donde lo había dejado, ahora tenia clara una sola cosa y es que debo volver a Japón cuanto antes.

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