7.Elizabeth

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Sus ojos estaban sobre los míos, aquel beso me había dejado sin aire, explicar lo que había sentido en aquel momento no era posible ahora, preguntar que era lo que me hacía era como si mi vida  dependiera de su respuesta, a la cual el respondió con una pregunta igual a la mía. Y aquí me encontraba ahora tomada de su mano, caminando tras el viendo su imponente figura, su espalda ancha la cual cubre con una camiseta de manga corta negra, sus hombros, su cabello el cual luce más largo que la primera vez que lo vi y que ahora se encuentra despeinado.
— ¿bebes? — dijo volteando a verme y sacándome de mis pensamientos.
— No, no bebo odio el sabor del alcohol y sobretodo de la cerveza — le respondí poniendo cara de asco a lo que él le regaló una sonrisa radiante que casi me hace desmayarme, Dios sus hoyuelos a cada lado de la comisura de sus labios lo hacen lucir atractivo a morir.
— Muy bien entonces tomarás solo refresco — me dijo el mientras agarraba un par de vasos rojos de una mesa repleta de ellos y seguimos caminando entre personas que no conocía.
Llegamos a una barda que se encontraba algo lejos de donde estaban las personas, Eemian me dio uno de los vasos y lo vi dar un trago del que le quedó en la mano.
— ¿por qué no fuiste a la cena? — le pregunté y clavó sus ojos azules en los míos y apretó la mandíbula.
— se presentó un inconveniente — dijo el mirando a las personas de la fiesta apartando su mirada de mi.
— ¿faltaste toda la semana solo por un inconveniente? — dije tranquilamente pero el me miro y me dio miedo, sus ojos se clavaron en los míos de nuevo y sus manos se hicieron puños, cerro los ojos un par de segundos.
— tienes que hacer tantas preguntas?— pregunto el entre dientes molesto y alejándose un poco.
— solo quiero saber si puedo ayudarte — solté acercándome al y agarrándolo del abrazo, su brazo era era fuerte podía sentir los músculos debajo de la tela contraerse.

El se alejó y clavo su vista en el césped verde que yacía bajo nosotros y nos quedamos en silencio. sentí frío de repente, la temperatura empezaba a descender.

— no necesito tu ayuda — hablo al fin, lo mire y  el seguía mirando el césped — pero si te necesito a ti — soltó volteando a verme al final sus ojos brillaban.
— apenas nos conocemos — era verdad apenas nos conocíamos y sentía que esto iba de una forma tan rara — ¿cómo puedes necesitarme?.

— no hagas más preguntas— dijo acercándose y tomándome entre sus brazos — ¿tienes frío?.
—un poco — le comenté mirándolo a la cara, vi un reflejo de luz y ternura en sus ojos.
— entonces entremos dentro — dijo el soltándome y empezando a avanzar, ahora que le pasaba como podía caminar así de rápido dejándome aquí atrás, cielos por más que intentara no podía entenderlo un momento estaba haciéndome burlas, luego besándome al siguiente diciendo que me necesita y después alejándose.
— Eemian, espera!— le grite — caminas muy rápido — agregue. Y el se detuvo, se pasó las manos por el cabello despeinándose más.
— voy a ver a un amigo, te parece si te invito a una cita ¿mañana.?— me dijo mientras me acercaba a él y me miraban con su cara de lado.

Una cita con ¿el?. Para empezar No creo que el beso haya sido correcto, nada con el es correcto.
— estaré ocupada — le dije empezando a avanzar, sintiendo la Necesidad de alejarme de él.
El era demasiado raro, no quiere responder mis preguntas y no estoy segura de poder liderar con su carácter. Volte atrás y seguía parado en el mismo lugar, pero no me miraba tenía los ojos cerrados. Continué mi camino hasta llegar a la casa y entre la multitud me encontré con Romina.

Antes de hacerme dañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora