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Capítulo 24: Tú

Allen salió de la habitación de Lia una hora después, antes de que amaneciera, con la promesa de que iría a verla todas las noches.

Ese día, Allen volvió a recaer. Le tuvieron que dormir con somnífero porque las convulsiones eran demasiado dolorosas. Sophia no le dijo nada a Lia y esa noche Allen se despertó y a pesar del dolor permanente que no le dejaba comer ni dormir, fue a la habitación de la joven. Lo más sensato habría sido no ir al menos esa noche, pero Allen no quería que ella se preocupara más de lo que ya estaba.

Entró en la habitación sin que nadie le viera y se tumbó en la cama con ella.

-          Dentro de tres días me hacen las pruebas- dijo ella-. Al parecer han vuelto a tener problemas y me han puesto la fecha que me dijo Sophia hace dos semanas. Espero que averigüe algo sobre mi corazón. Aunque yo ya he encontrado mi cura.

Allen la miró curioso.

-          ¿Ah, sí? ¿Y cuál es?- preguntó.

-          Tú.

Allen rio y se abrazó más a ella.

-          ¡No te rías!- dijo Lia riendo con él-. Cuando estoy contigo mi corazón es más fuerte y no es una broma. Es en serio.

-          Me lo creo, preciosa- contestó él dejando de reírse-. Me lo creo porque yo también me encuentro bien cuando estoy contigo.

-          ¡¡Entonces yo también soy tu cura!!- el repentino entusiasmo de Lia hizo que Allen no pudiera aguantarse las ganas de reír.

Anne, la enfermera que estaba de guardia, se acercó a la habitación de Lia atraída por el ruido. Llamó a la puerta antes de entrar al oír voces en su interior.

-          Lia, ¿estás bien?- preguntó acercándose a su cama.

Allen había aprovechado el tiempo en el que la enfermera llamó a la puerta para esconderse debajo de la cama.

-          Sí, sí. Es solo que no me podía dormir y estaba viendo la tele- dijo la joven cogiendo disimuladamente el mando y haciendo como que acababa de apagarla-. Pero es demasiado tarde, así que mejor pruebo a dormirme.

Anne asintió y se dio la vuelta para salir de la habitación. Pero antes de llegar a la puerta volvió a la cama de Lia y le dijo:

-          Antes vi a Allen venir hacia aquí. ¿No le habrás visto por casualidad?

-          No, aquí no ha entrado.

El corazón de Allen iba a cien por hora, pero Lia estaba igual de tranquila que antes. Había aprendido a mentir cuando era pequeña y sabía cómo hacer que su corazón no la delatase ya que un pitido indicaba cada latido.

-          Bien- contestó Anne suspirando-. Porque quería decirte que yo no pienso como Sophia. Sé que ella hace lo mejor que puede su trabajo, pero yo creo que en vuestra situación, ambos os merecéis un poco de libertad y os merecéis vivir todo lo que podáis. Pero no se lo digas a tu hermana- dijo giñándole un ojo.

Lia se quedó boquiabierta observando cómo Anne salía de la habitación. Era la primera vez que alguien daba a entender que sabía que había algo entre Allen y ella y que encima les apoyaba.

Allen salió de debajo de la cama en cuanto Anne cerró la puerta.

-          Ha estado cerca- dijo en voz baja sentándose en la silla que había junto a la cama.

-          Pero si lo sabía- protestó Lia en el mismo tono de voz.

-          Me refiero a que no nos ha descubierto a Sophia. Ella podría encerrarme en mi habitación si quisiera.

Lia se tapó la boca con ambas manos para que no se oyese su risa en el pasillo.

Allen miró la hora en un reloj que había en la pared.

-          Me tengo que ir ya- le dijo a la chica acercándose-. ¿Hay algo que quieras hacer antes de que me vaya?- susurró en su oído.

-          No, creo que no- dijo ella con una sonrisa pícara.

-          ¿Crees?- dijo él siguiéndole el juego.

-          Bueno tal vez haya una cosa…- dijo ella fingiendo estar avergonzada, lo que provocó una carcajada de Allen.

-          ¿Qué quieres hacer, preciosa?

-          Hoy aún no me has besado- confesó la chica.

Allen no lo dudó. Se acercó a ella y la besó con suavidad al principio y algo más urgente después. El chico se tumbó sobre ella al ver que Lia  se tenía que torcer para besarle. La joven metió las manos debajo de su camiseta y empezó a acariciarle la espalda.

La temperatura empezó a subir en la habitación cuando Lia sintió una presión en el lado de la cadera sobre el que estaba tumbado Allan. El chico se apartó bruscamente y se dio la vuelta para irse, dejando a una muy confusa Lia en la cama en la que segundos antes habían estado besándose.

-          Nos vemos mañana a la misma hora, preciosa- dijo Allen antes de abrir la puerta-. Que duermas bien.

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bueno...Cada vez queda menos para el final y no sé vosotros, pero yo no quiero que se acabe ;) he cogido cariño a los personajes :)

este capi se lo voy a dedicar a todos mis fans por el apoyo que me dan con sus votos, comentarios y lecturas :P os quiero muchíisimo y no olvidéis recomendar esta historia para que se lo pueda agradecer a más gente!!!! ;)

pero además se lo quería dedicar en especial a @Ivonne_Díaz porque me encantan nuestras conversaciones y me lo paso genial hablando contigo :D espero que sigas leyéndeme!!!!

besos!!!! :D :D :D

Hasta siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora