11 - Eres achuchable

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Ryan

Fui tan estúpido, cómo pude permitir que ese depravado le hiciera eso....pero me quedé congelado y no pude hacer nada.

~Flashback~

-Chúpalo - No fui capaz de reaccionar, solo podía ver cómo ese pervertido le metía a Oliver su miembro en la boca, él lloraba y se lo notaba asfixiado.

Oliver en un intento de quitárselo lo mordió con fuerza, haciéndolo gritar y correrse, cuando le vi pegar a Oliver en el estómago reaccioné y le impedí un segundo golpe. Oliver tenía la mirada perdida en un hueco situado en la basura y la pared, se hacía un ovillo, lloraba y abrazaba sus piernas para confortarse.

- ¡¿Qué le has hecho a Oliver gilipollas?! - Le pegué un puñetazo en la cara y lo tiré al suelo, y allí no pude detenerme, lo pateaba sin piedad ni control, hasta que mis amigos vinieron a pararme.

- Ryan ¡ya está bien! - Yo me intentaba librar de su agarre a toda costa, para seguir pegando al condenado - ¿No ves que Oliver está aterrado? - Nada más nombrarlo giré mi cabeza hacia él y dejé de hacer fuerza.

No me di cuenta de que había empezado a llover, yo solo veía a Oliver horrorizado y mojado por la lluvia, fui a tocarle el hombro pero apartó su mano, está en shock. Lo traté con cariño y logré que confiara en mí, parecía un niño pequeño asustado, que lindo es.

~Fin del flashback~

Decidí llevarlo a mi casa para bañarlo y que no se enfermara muy grave, nada más abrir la puerta vi el rostro molesto de mi madre al verme empapado con un chico en brazos.

- ¿Por qué estás mojado Ryan Thompson? - Es una mujer rubia y esbelta de ojos cafés, un cuerpo hermoso y una tez blanca, pero es una mujer fría y organizadora a pesar de su buen aspecto.

- Tuve algunos asuntos que atender, voy a llevar a este chico a mi cuarto y a darle un baño, se encuentra mal. - Me miró sopesando la situación y sonrió sinceramente.

- Se ve buen chico ¿es tu amigo? - Asentí - Os prepararé una sopa calentita para ambos, bajad a cenar o sino yo os la subo - Es tan bipolar esta mujer....a mí me trata fríamente pero cuando ve un chico lindo es la mejor madre del mundo, sin exagerar.

- Gracias - Subí a mi habitación y me dirigí a mi baño para llenar la bañera de agua caliente, nos metí dentro a los dos dejándolo descansar sobre mi pecho.

- ¿Está bien así? - Pregunté por la temperatura, no sé sus gustos, este solo asintió levemente - Ya va a ser la tercera vez que te enfermes por mi culpa, soy un desastre - Reí culpable secamente, odio que se enferme, y menos por mi culpa

- N..no es tu cul..culpa - Lo dijo tan costosamente que se me partió el corazón.

- Claro que lo es, me quedé tan confundido mientras que te hacía eso que llegué tarde, y ahora te encuentras fatal por mi estupidez, quizás sí que soy un tonto - Solté tristemente, estaba arrepentido de lo que había pasado.

- Yo solo soy un niño asustado - No entendí mucho lo que me dijo pero yo solo lo abracé más fuerte, cobijándolo entre mis brazos para que se sintiera más relajado.

Después de que dejara de temblar me salí para buscar una toalla para secarlo y que no cogiera frío, lo puse de pie en la bañera y le quité la ropa excepto sus bóxers, no quiero que se sienta incómodo. 

Mientras lo secaba admiraba su cuerpo, blanco cómo la leche y delgado, no veía músculos notables a la vista, sus pezones eran rosados y tentadores, te llamaban a tomarlos para ti, su estómago tenía un moratón reciente y otros ya casi apunto de desaparecer y sus piernas eran delgadas y provocativas sin ningún pelo. Recorrí con mis dedos todos sus cardenales suavemente erizando su piel a mi paso, eso es lo que quiero Oliver, hacerte estremecer y suspirar por mí y por nadie más.

- Ryan...¿qué haces? - No me di cuenta de que me había quedado más tiempo de la cuenta admirando su tierno y vulnerable cuerpecito.

- Solo te miraba - Dije mirándolo a los ojos con una sonrisa y volví a secarlo con la toalla hasta estar seco por completo y me dirigí a mi armario para sacar algo caliente. - ¿Esto te parece bien? - Saqué uno de mis pijamas de invierno, ya que estamos a finales de noviembre, hace frío.

- S..s..sí - Tartamudeó tembloroso en el mismo sitio donde lo dejé.

- Te lo pondré - Comencé a vestirlo con el pijama polar negro por completo, le quedaba enorme pero se le veía tan tierno que sentía ganas de abrazarlo y no me contuve.

- ¿Por qué...me abrazas? - Lo abracé más fuerte y después de unos segundos de confusión me correspondió.

- Es que te ves muy achuchable así - Enrojeció violentamente y apartó su cabeza para que no lo viera - Mi madre nos hizo una sopa ¿quieres comer aquí o bajar? - Pensó por unos segundos.

- Prefiero comer aquí, no estoy para preguntas ahora mismo - Busqué ambos platos de sopa mientras Oliver se tumbaba en mi cama.

Subí con los platos calientes preparados por mi madre, una sopa de fideos que tenía una pinta deliciosa, abrí la puerta de mi habitación y él me miró con una hermosa sonrisa.

- Se ve riquísimo - El baño le había sentado muy bien, ahora se le veía mejor cara.

Me acerqué, le di su plato y me metí con el mío entre las mantas.

- ¿Dormirás..a.aquí? - Preguntó nervioso, me gusta ponerlo nervioso.

- Claro que sí ¿dónde si no? - Giró avergonzado su cabeza y comenzó a comer su plato, sonreí.

Comimos en un silencio cómodo hasta terminar, donde dejé los platos en mi mesita de noche, fue a acostarse de espaldas a mí cuando lo detuve.

- ¿No me darás un besito de buenas noches? - Me miró sorprendido y sonrojado a la vez.

- ¡¿P..por qué de..debería?! - Me lo vas a acabar dando, no te resistas.

- Bueno te he ayudado ¿no me lo merezco? - Lo vi sopesar la situación por un momento y suspiró.

- ¿Dónde? - Señalé mis labios de una pasada provocativa - No, me niego - Tiene ahora una cara muy graciosa.

- Venga, no seas así - Dije jalando suavemente su brazo hacia mí.

- Bueno....pero corto - Ja, que te lo has creído, acercó sus labios a los míos y al ver que no seguía atrapé sus labios -Mmm - Gimió entre mis labios mientras seguía el beso costosamente, después de un rato lo solté.

- Ahora sí - Él me miró jadeante con una molestia fingida y se tumbó de espaldas a mí, lo abracé por detrás.

- ¡¿Qué estás haciendo?! - Dijo crispado como un gato.

- Estás calentito - Musité caprichosamente, él solo se rindió y se dejó abrazar por mí toda la noche.


Al amanecer los rayos de sol chocaron en mi cara haciéndome despertar cansadamente, abrí mis ojos y encontré a Oliver en mi pecho cobijado entre mis brazos, sonreí victorioso. Acaricié su pelo suave y sedoso, una sensación extasiante, se movió un poco y abrió lentamente los ojos.

- Buenos días niño - Cerró sus ojos otra vez por el contacto que le brindaba.

- Bu..buenos día tonto - Dijo sonriente con sus ojos aún cerrados.

- ¿Has dormido bien? - Pregunté para iniciar una conversación corta.

- He dormido muy calentito - Se acomodó en mis brazos.

- Me alegro - Le sonreí sinceramente - ¿Vamos a desayunar? - Asintió me alejé un poco de él para levantarme.

- Ah..ah..¡Achoo! - Estornudó sonoramente, puse una mueca de fastidio.

- Lo siento...abajo te tomas unas pastillas ¿sí? - Asintió acariciando su nariz y le ayudé a bajar las escaleras porque seguía algo tembloroso. Mi madre estaba en el sofá de enfrente mirando el periódico.

- ¿Harriet? - Dijo Oliver con los ojos cómo platos.

- ¿Oliver? - Contestó mi madre. - ¡Qué alegría verte! - Ella dejó el periódico en la mesita de enfrente y se dirigió hacia nosotros.

- ¡Sí! - Exclamó alegremente Oliver mientras le daba un abrazo caluroso a mi madre.

¿Estos dos se conocen?

Ryan (+18 - Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora