“¿Por qué demonios vine?” es la pregunta que se repite una y otra vez en su mente, en el momento en que sus botas de cuero con tacón, habían pisado los primeros escalones del castillo de Lady Josum. Súbdita de tierras lejanas, una mujer tan irritante y desagradable como lo era su forma de escribir. Amer nunca había sido una persona sociable, y los tres años de completo aislamiento en su castillo eran pruebas vivientes de ello, por lo que aguantar a la anfitriona, estaba siendo una tortura.
La fiesta se celebra en la sala del castillo, todos los altos ventanales están abiertos y una ligera brisa de verano mueve las cortinas de color granate. La mayoría de las personas se encontraban cerca de estas, para recibir algo de brisa fresca, la otra parte estaban charlando animosamente mientras bebían vino, y su majestad la reina, estaba contenta y serena; cerca de los bocaditos, descansando por fin de los incesantes saludos y adulaciones que había recibido por parte de los demás plebeyos que la habían reconocido.
No era como que fuese muy difícil de identificar. La tez blanca, los ojos oscuros cual obsidiana y el pelo azabache eran una prueba irrefutable, al señalar de dónde provenían; por supuesto, de las oscuras y frías calles de Noctum, donde el sol se dejaba ver rara vez, en medio de las nubes, y la nieve era un abrigo suave y confortable para los enormes bloques de hielo cuando era invierno.
Este lugar, por lo tanto, se sentía absurdamente demasiado lejano de su hogar. Si bien es cierto, no era tan espantoso como cuando pasaron por los alrededores de Dacortum (donde todo el aire cálido y las esencias primaverales le habían causado un estado y sentimiento horrible de náuseas), aquí, habían demasiadas personas, que intentaban, con todas sus fuerzas, convertirse en amigos íntimos, los unos de los otros. No respetaban el espacio personal, y varias veces se había abstenido a golpear a uno que a otro, cuando se ponía intenso.
Si había una sola razón, por la cual Amer no estaba ahora mismo en medio de los brazos de un montón de gente desconocida, era porque, a pesar de que podía ver el brillo de ilusión y admiración hacia ella (y probablemente hacia su corona) en muchos de los ojos de las personas que caminaban cerca de su majestad; el aura oscura que la rodeaba, los mantenía lo suficientemente alejados, y cautelosos; todo el rostro de Amer gritaba:
“Aléjate, o sufre las consecuencias”. Así es, bastante amigable estaba siendo, aún así, intentaban acercarse con cuidado, midiendo el terreno antes de dar pasos demasiado apresurados.
—¿Qué tal lo está pasando en la fiesta, reina de las tierras de las sombras? — le preguntó una voz divertida a sus espaldas, la cual reconoció inmediatamente. —¿Un buen banquete?
—La carne está deliciosa —responde con una sonrisa de medio lado, dejando un pedazo de pollo en la bandeja, para girarse y darle cara a la señorita del castillo. La mujer delante de ella era casi tan alta como Amer, con vestido escotado y joyas exageradamente abundantes colgando de su cuello y orejas. — Debe de pagarle muy bien a su cocinero, existen muy pocos que logran satisfacer mis exigencias.
—Me alegra tanto, majestad — contesta la mujer, riendo tontamente mientras saca un abanico, el cual mueve para hacerse viento con supuesta elegancia, y decía supuesta porque había algo en sus movimientos y en ella misma, que a Amer le resultaba muy vulgar. — Espera a que se lo cuente, ¡el hombre explotará en alegría!
—Ah, vaya, hombres explotando por mí, ¿feliz cumpleaños para mí?— sonrió algo incómoda, y cambió de tema rápidamente mientras Josum seguía riendo por su chiste algo torpe — Es una fiesta muy bien organizada, ¿fue usted quien lo arregló todo?
—Oh, la mayor parte — Sonríe Lady Josum, efusiva por el halago recibido, por lo que automáticamente, permitió que Amer pudiera identificar su mayor punto de debilidad: la adulación. — He estado pensando y planeando esta fiesta desde hace muchos meses, mi señora, —cuenta, mientras con un gesto le indica que camine a su lado; con un sentimiento interno de contrariedad, Amer no hace más que seguirle y se despide tristemente de los platos de carne asada que pronto dejan atrás — Quería un lugar en donde todas las grandes influencias de los seis reinos se reunieran, para compartir felicidad y fortalecer las relaciones de amistad.
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Queen
FantasyÉrase una vez, en un universo lejano, existían seis reinos con independiente soberano Cada uno de ellos, se centraba en su vida no visitas, no relaciones. Ignoraban a los otros, cuál comida podrida. Hasta que un día, los reinos más prósperos que esc...