Queen

Capítulo cuatro: Alianza

La realeza de Dacortum siempre había sido conocida por ofrecer hospedaje a todo aquel que lo necesitara, era parte de todos los beneficios que ofrecía a los viajeros. Por eso, tan pronto como la fecha de la próxima reunión de Lady Josum fue establecida, y se llegó a la conclusión de que sería demasiado pesado para la reina Amer viajar de vuelta hasta su reino solo para luego tener que regresar; la reina Kinn ofreció una invitación cordial para que se instalara en uno de sus fuertes.

—No debes esforzarte tanto— había dicho Lady Josum la noche anterior a la reina Amer— Serán cinco largos días de viaje... No podría pedirle que haga tremenda hazaña. ¿Qué tal si te quedas un par de días aquí? ¡Como mi invitada!

—No podría abusar tanto de su hospitalidad— la reina se apresuró a rechazar la oferta, con demasiado ímpetu a decir verdad—. Sería una completa descortesía de mi parte, instalarme aquí de forma tan inoportuna.

—Oh, pero no es ninguna molestia— insistió Lady Josum—. Además sus guardias necesitan descansar también.

—Si me disculpan— había interrumpido entonces la reina Kinn, al mismo tiempo que pasaba uno de sus dedos por encima de un estante, limpiando el polvo que había estado albergándose ahí al menos una década— no quisiera interrumpirlas, pero sería todo un honor ofrecer una de mis fortalezas para hospedar a nuestros amigos de Noctum. Después de todo, soy famosa por mi gran hospitalidad — su sonrisa se extendió por su rostro y miró directamente hacia los oscuros ojos de la reina Amer— Me parece que tenemos muchas cosas en común, y hay temas que me gustaría conversar con usted, majestad— remarca el tono en la última palabra.

Amer estaba a punto de negar y Kinn pudo anticiparlo en su mirada, por lo cual se apresuró a agregar:

—A menos, que desee aceptar la hospitalidad de Lady Josum, por supuesto— dijo— En cuyo caso no lo consideraré como una ofensa. Sin embargo, concuerdo con ella. El viaje ha sido muy largo, y sus guardias necesitan descansar, al igual que sus corceles— levantó ligeramente las cejas— No todos son tan fuertes como usted.

— Claramente, — había contestado con un matiz irritado— no hay nadie igual a mí.

La historia se terminaba de contar sola. La reina Amer se había visto obligada a aceptar, porque siempre era una mejor opción quedarse en un fuerte limpio y grande (énfasis en grande por lo que probablemente estaría bastante alejada de ella) como el de Kinn, que en... bueno... el castillo y compañía de la ridícula personalidad pomposa de Lady Josum. Había hecho lo que tenía que hacer, aunque no le gustara su resultado.

El viaje hasta el fuerte fue de un día, con un par de causales paradas en medio del campo o de los bosques, para que los caballos pudieran descansar y ellos comer algo. En el trayecto, Kinn no vio a la reina de Noctum salir de su carroza, ni siquiera para saludarla. Pero si vio a sus hombres, armados hasta los dientes, con caras austeras y desconfiadas ante su propia caballería. En especial sus dos escoltas más cercanas, ambas parecían capaz de quitarte la tráquea por solo respirar con fuerza cerca de su reina.

Llegaron cuando ya estaba entrada la noche.

Los caballos habían sido llevados a los establos, los soldados recibieron habitaciones de servicio y la reina Amer, se había alojado en una recámara elegante y amplia en el ala este del Fuerte, con un balcón al aire libre y ventanas enormes; adornadas de macetas colgadas con flores tropicales en su interior. Se le ofreció un baño con aceites aromáticos y agua caliente, además de abanicos para refrescarse luego. El verano de Dacortum podía ser un poco agresivo para la gente de Noctum, y la reina Kinn lo sabía.

Después de esto, tampoco la vio en toda la noche, ni gran parte de la mañana.

La Reina Amer no se había presentado a desayunar a pesar de que Kinn la esperó hasta dos horas. La rabia estaba subiendo por el fino y estilizado cuerpo de la reina de Dacortum, por tal ofensa contra ella, hasta que una de los escoltas de Amer, Nahomy, la disculpó con un sencillo: "Su majestad nunca se levanta antes de las once, si no hay nada que requiera de su atención inmediata".