|Te esperaré en el Cielo| Capítulo III

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Él estaba harto, harto de después del colegio encerrarse tres horas entre las cuatro paredes más blancas que había visto en su vida.

Estaba cansado de verla conectada a tantos cables y tan pálida, estaba cansado, cuatro meses habían pasado desde que Elsa había entrado en coma y aun no despertaba, varias veces discutieron sobre desconectarla y dejarla morir, pero su hermano y Jack no permitirían eso, lucharían y darían hasta su vida por ella misma.

Ese día Jack estaba saliendo del colegio, hablaba con sus amigos, ésta vez volvería a ir a ver a su novia conectada a un cable que le daba todavía vida.

Despidiéndose de sus amigos, tomó su bicicleta y se montó en ella para andar hasta el hospital al que iba casi todos los días después del colegio hasta hace cuatro meses.

Bajó de la bici y la puso contra la pared y la amarro con candado a un palo de luz, caminó puertas adentro con la mochila colgando de uno de sus hombro y fue hacia las escaleras, subió hasta el segundo piso y caminó a la habitación 122, tocó la puerta, nadie respondió y sólo entró.

La volvió a ver, a su melena platinada atada en una coleta como hace dieciséis semanas exactamente, su piel más pálida cada vez que la veía parecía estar y su cuerpo quieto en la misma posición de siempre...

Se sentó en una silla de plástico y tomó delicadamente su mano, le acarició los dedos con los suyos y la besó...

—Te extraño tanto amor, que daría lo que fuera por volver a ver tu sonrisa una sola vez más.

Ella sólo se quedó con los ojos cerrados y sin hacer nada cómo siempre, con la mano quieta sobre él y apretándola disimuladamente gracias a él. Jack frustrado se levantó de la silla y corrió afuera con la mochila en el hombro tomó su bicicleta, se subió a ella y empezó a andar a toda velocidad hasta casa, donde no se encontraba nadie más que él cuando llegó.

Dejó todo tirado, la bicicleta afuera y la mochila en el sillón, subió las escaleras desesperado por estar con ella, pensando que ya no viviría pero quisiera estar con ella eternamente.

Entró al baño y buscó en una repisa de los medicamentos cualquier pastillas, y las encontró, medicamentos para dormir, para el dolor de estomago, de cabeza y tres frascos más que no sabía de qué eran pero igual los tomó. Corrió a su habitación y la puerta de golpe abrió, el cerró, sin llave, y en el piso se sentó.

Con mucho miedo y a la vez valor, tomó diez pastillas de cada uno de los medicamentos, se los tomó todos como pudo, uno seguido del otro, al principio sólo se sintió mal y le picaba la garganta, hasta que terminó desmayándose en el medio de su pequeña habitación.

Nayeli había llegado a casa y había visto la bicicleta tirada afuera, entró a la casa y vió la mochila tirada en el sofá, caminó hasta la cocina, dejo las bolsas del supermercado sobre la mesada de la cocina, caminó hasta las escaleras y subió, vió el baño con todos los medicamentos en el suelo y se agachó en el suelo a juntarlos, después de arreglarlos caminó al cuarto de su hijo gritando su nombre, cuando entró lo vió tirado, miró tirada todas las pastillas y casi le da un paro cardíaco.

Llamó a una ambulancia lo más apurada posible, cuando estos llegaron se lo llevaron apurados, tratando de despertarlo y devolverle el débil pulso que le quedaba, su madre muy preocupada corrió a la casa de Elsa, donde se encontraba su hermano mayor, Tadashi, haciendo una comida simple, sólo para él.

Cuando llegó la puerta tocó, él fue a abrir y ella desesperada le contó todo, él corrió, apagó la estufa, y corrió afuera, tomando las dos llaves, la del auto y casa, corrió al garaje e hizo que la señora Nayeli subiera a éste. Él condujo rápido y llegó al hospital, él mismo en el que su hermanita estaba internada

Corrieron adentro y la enfermara que los atendió les hizo esperar.
Dos horas después Jack estaba internado con el pulso bajo e intoxicación de vida o muerte, lo habían colocado en una habitación ya y ¿adivinen qué? Estaba en la misma que ella, sí compartía habitación con el amor de su vida.

Elsa suprimida en ese maldito sueño con o sin fin, capaz algún día despertaría, pensaba ella en su interior, obvio si antes no la desconectaban del respirador para dejarla morir.

Tenía un instinto de que él estaba a su lado, en ese lugar blanco en el que estaba hace cuatro meses.

Lo vió, él se acercó a ella y la besó, como si estuvieran cuerpo con cuerpo, estuvieron una hora juntos, una hora en la que mucho sucedió, ella lo besaba y de apoco lo acariciaba, él la besaba y de apoco le iba demostrando su amor de una forma no muy común, pero de la única que podían por ahora.

Cuando los dos terminaron en la cima de todo se volvieron a besar, ellos dos se miraron y sonriendo, él le acariciaba su mejilla, su dulce mejilla, se acercó y le olió su hermoso aroma a girasol, cuando se alejó la volvió a besar.

Cuando se separó la miró a los ojos y no le dijo nada, él sólo se fue y ella también.

En la clínica la madre de Jack y Tadashi estaban sentados en dos sillas cada uno de el otro lado, cuando vieron que Elsa se empezó a mover un poco su hermano, se levanto de la silla y la miró.

Cuando Nayeli vió que el pulso de su hijo ya no daba más también se levantó y lo miró. Los dos mayores se miraron y miraron a la misma vez a los chicos.

Y ahí sucedió, él murió y ella despertó, las dos cosas sucedieron a la misma hora, minuto y segundo de ese día después de cuatro meses, él su vida por ella entregó.

Te esperaré en el cielo (Jelsa) ||Adaptada|| •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora