Impossible / Jelsa.

5.

---Soy tonto ---Murmuré, golpeando mi cabeza contra la mesa de la cocina.

---Exacto ---Aster estuvo de acuerdo con una sonrisa en su rostro---. Un tonto in loooooooove.

Eugene se echó a reír.

---¡No puedo creer que vayas a una cita! Una cita en todos sus aspectos, no una quedada. ¡Una cita real, Jack! ¿Sabes, no? Una cita---

---Lo entendí ---levanté una mano, cortándolo---. Gracias ---Pasé mis manos por mi cabello y tomé un vaso de agua---. ¿Cómo me he podido meter en este tipo de situaciones? ¡No quiero ir a una cita!

---Oh, vamos, Jack... ---Eugene me dio unas palmaditas en el hombro---. Dale una oportunidad a la chica. Parece que realmente le gustas.

---Sí ---estuvo de acuerdo Aster---. Y ella también es sexy. No puedes rechazar a una chica sexy.

Definitivamente no estaban ayudando.

---¿Sabeis qué? Acabaré con esta estúpida cita para no tener que volver a escucharlos ---Puse los ojos en blanco y me pasé la mano por el pelo de nuevo. Tenía esa extraña manía cuando sentía tanta presión sobre mis hombros---. Esta será una salida amistosa, casual, totalmente platónica. No una cita, una salida.

---Claro...---Dijo Aster, nada convencido.

Tanto Eugene como mi mejor amigo me miraron, sus expresiones no estaban convencidas. Gemí de nuevo.

---¿Por qué no me creen? ¡Ella es solo una amiga, una compañera de trabajo! Hoy fue la primera conversación real que tuvimos. La del lunes no contó.

---¿Y? La conversación que tuviste hoy fue más que suficiente para demostrar que te sientes atraída por ella ---Eugene señaló.

Me estaban hartando, mucho.

---Ni siquiera estabas allí, ¿cómo lo sabes?

---Así es cómo me explicaste tu historia ---Mi amigo se encogió de hombros---. Estabas muy animado e interesado, como si fuera lo mejor que te hubiera pasado.

---Lo que podría ser cierto ---Aster agregó, y Eugene se rió.

Gruñí.

---Lo lamentaréis cuando os demuestre que estáis equivocados.

Y lo iba a demostrar.

. . .

Esa noche no pude dormir. No podía dejar de pensar, o temer, concretamente, en el mañana. ¿Qué ropa tenía que llevar? ¿Qué se supone que debía decir? ¿Qué se suponía que debía hacer?

Pensé que debería tomar esto como esas citas a ciegas con las que Aster siempre me quería integrar. Tranquilo, cortés y, lo más importante: distante. No quería buscar nada con esta chica, al menos nada más que la amistad. Ella era agradable, y era nueva en la ciudad, y yo era el único con el que se sentía cómoda. Sólo sería natural, y cortesía común. No hay ningún problema en que me hiciera amigo de ella, ¿verdad? No había nada de malo en tener a Elsa como una amiga.

Pero nada más.

Me desperté a las diez de la mañana siguiente, eso fue sorprendentemente temprano para un fin de semana, al menos para mí. Ni siquiera dormí lo suficiente, pero por alguna razón, cuando abrí los ojos, sentí que tenía suficiente energía para durar, aproximadamente, un mes.

Las diez. Eso me daba nueve horas.

Nueve horas hasta mi 'cita' con Elsa.

Mi primera /no/ cita.