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[HoSeok]
Parecía mentira, llevaba toda la semana ignorándome. Quien iba a decir que aquel chico tan rarito iba a querer ignorarme durante todo lo que quedaba de curso; verdaderamente quería
ignorarle lo que me quedaba de existencia en este mundo, pero también sabía que no podía hacer algo así. Yo era buena persona, y no me gustaba hacer ese tipo de cosas. Pero a él se le daba de perlas.
Sentado al lado de Nam, con mi cabeza encima de aquel pupitre que ahora mismo utilizaba como almohada. Solté un gran suspiro, que si no fuera porque Nam ni me miró, hubiera pensado que se habría oído hasta en Japón por lo menos. Quizá le estaba dando demasiada importancia a algo que no la tenía, quiero decir, no le conocía de nada. Lo más normal era que me ignorase. Decidí dejar de pensar en esas cosas y seguir mi día con total normalidad. En ese momento alguien rozo con suavidad mi espalda, pegue en brinquito de la silla al no esperarme ese acto; aun que viniendo de Jin era lo más normal del mundo.

- Me asustaste bobo- Levante mi mirada de aquel pupitre y la lleve hasta los ojos de mi querido hyung. Aun que a veces era un poco extraño, lo amaba un monto, -Perdóname bebeeee- Dijo canturreando mientras se reía dulcemente de mi, (maldito desgraciado). -Hyung, deja de reírte de mi siempre- Puse un puchero sacando mi labio inferior y mirando hacia el suelo. -Oh, pequeño, lo siento- Caminó hasta mi los pocos pasos que le quedaban y abrazo lo que pudo de mi, ya que yo estaba tranquilamente en la silla. -Hoy andas un poco triste, ¿verdad?- Me miro directamente a los ojos y yo no podía mentirle. -Si, un poco la verdad- titubee mientras él me penetraba el alma con la mirada. No le dio tiempo a decir nada más cuando entró la profe de artes por la puerta, así que el mayor se despidió dándome un beso en la frente y camino hasta su respectivo sitio. La clase fue bastante animada para lo que solía ser normalmente, así que cuando menos me lo esperaba sonó el timbre que indicaba el recreo.

-HYUUUUNG VAS MUY RAPIDOOO- Jin me doblaba la altura (quizá no tanto), por lo tanto cada vez que andaba me dejaba muy atrás. -Venga Seook, eres muy lento- Me echo una de sus miradas asesinas, a lo que yo le respondí. -Te recuerdo que tu también te llamas Seok- Rode los ojos dejándolos por un par de segundos en blanco, obviamente sin dejar de caminar. Llegué junto a el y lo primero que recibí fue una colleja. -Lo se de sobras enano, no vayas de listo- Dijo bromeando y yo no le dí importancia alguna. Caminamos hasta la cafetería y compramos nuestros desayunos, yo no tenia mucha hambre, así que hice un bien común y se lo di a Nam. -NAAAAAM- Grité de una punta a otra del patio, ya que nosotros nos poníamos justo en la otra esquina de la cafetería. Corrí hasta allí y cuando llegue le ofrecí mi bollito. -Toma, te lo compre para ti- Dije mientras recuperaba el aliento de aquella carrera. -Muchas gracias amigo- Sonrió marcando sus hoyuelos y me descoloco el pelo con su mano izquierda.

El timbre no tardo en sonar, por lo que volvimos a las aburridas clases de siempre.

Pasaron como tres clases, y como me aburria tanto decidí ir al baño. Así que levanté la mano. -¿Si Jung?- Me señalo con su mano huesuda, si nuestra profesora de historia parecía una momia. Entendía porque daba historia. -¿Puedo ir al servicio?- Esta asintió tranquila y yo salí por aquella puerta. Aun que hubiera sido mejor no hacerlo, cuando me quise dar cuenta estaba encerrado en uno de los baños de chicos. -¡¡AYUDAAA!!- Grité varias veces, pero lo único que recibí como respuesta fueron risas. Odiaba los sitios pequeños, no me daban fobia, pero si ansiedad.

Comencé nuevamente a aporrear la puerta con mis nudillos, mientras mis lágrimas no dejaban de salir sin poder controlarlas. No se cuanto llevaba allí exactamente, pero por lo menos una hora, porque el timbre sonó al menos una vez. Y por fin escuche a alguien, mi salvador, o eso pensé yo...

-HoSeoook...- Escuche aquella voz bastante familiar, hasta caí en la cuenta de quien era. -TaeHyung sácame de aquí por favor...- Mi voz sonaba apagada, pues verdaderamente ya no tenia ganas de seguir ahí, mi pecho cada vez me apretaba más y mi respiración aumentaba de velocidad.

-¿Por que debería HoSeok?¿Que gano yo soltándote?- Oía sus pasos acercándose lentamente, oía a alguien más reírse de mi. -Porque...¡¡AHHHHG!!- Sentí como el cubo lleno de agua helada caía sobre mi torso. Así que callé, esperando a que me soltaran, y así fue; después de varios cubos de agua. Salí y lo miré, con cara de decepción y mis lagrimas cayendo por ella. Sabía que nunca lo volvería a mirar igual. Así que camine hasta desaparecer de su vista, con la ropa mojada y con mucha decepción.

El ángel caídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora