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[TaeHyung]
Cogimos un coche en dirección a no sé dónde. No pregunte por ello, simplemente me dejé llevar por Jungkook y su novio Jimin. Era todo tan raro que se me olvidó preguntar algo tan básico como a donde nos dirigíamos. A Yoongi por lo que respecta no pareció preocuparle mucho, quizá sería por que estaba medio dormido. Pero al final decidí preguntar, -A donde vamos- Estaba completamente girado hacia la ventanilla que estaba en mi derecha, con ambos brazos cruzados. Sentí una mirada encima mía, efectivamente, era Jungkook, que aun que andaba al volante apartó su mirada un momento para mirarme a mi. -¿Que importa niñato?- Volvió a dirigir la mirada hacia la carretera y no volvió a mirarme; ahora quien me miraba era su novio, por alguna extraña razón debí de darle pena o algo, pues se pasó como 5 min mirándome apenado.
Llegamos a un sitio muy alejado que cualquier vida humana, todo era muy tenue y gris, pegaba perfectamente con ambos chicos.
-Bueno, ya llegamos. Bienvenidos a nuestra base- La verdad es que estaba muy vacía y no entraba casi ni la Luz, la poca que entraba era por un pequeño hueco que parecía ser la única ventana del local. Todo estaba húmedo y sucio.
-¿Enserio? Todo está muy sucio- Observe todo, hasta el mínimo detalle mientras conversaba con el más pequeño de aquella base (Si es que se puede llamar así). -Es lo que hay, no tenemos dinero para comprar nada más- Me Miro mal y encogió los hombros. -Vale, no lo decía a mal- Rodé los ojos ojos y luego busqué con la mirada a Yoongi, que había desaparecido desde hacía ya varios minutos. -¿Visteis a Yoongi?- Mire un poco desesperado a Jimin esperando que lo supiera. Pero era obvio que no iba a ser así. -No le he visto. ¿Por que?- Su voz sonó muy indiferente. -No le encuentro, puede que se haya perdido. Voy a buscarle- Empecé a caminar con paso ligero hacia la puerta, pero una mano me detuvo, me cogió de la camiseta por detrás, yo al notarlo me giré y nada más hacer esto último. Recibí un puñetazo en toda la cara, después de eso me desmayé y caí al suelo.

Desperté, no veía nada y tampoco podía moverme. Estaba sentado en algo que parecía ser una silla; sabía que seguía en el mismo sitio de antes, porque todo olía exactamente igual. Pero la humedad desapareció y los sonidos también. Había mucho silencio, tanto que hasta escuchaba mis pulsaciones acelerándose cada vez más. -¿Hay alguien ahí?- Grite, pero no muy alto, lo justo para que la o las personas que andaban por ahí me oyeran.
No recibí respuesta alguna. Volví a repetir lo mismo varías veces, cada vez más alto, pero nada. Quizá estaba solo en aquella sala.
Me dolía la cara, del puñetazo tan fuerte que recibí, que juraría que no solo fue con el puño, quizá con algo más en sus dedos. -¡SOLTARME!- Volví a gritar, esta vez todo lo alto que mis pulmones y mi voz me permitieron. Que por suerte fue bastante, o al menos lo justo para que alguien se acercara a mi. Cuando escuche sus pasos me alegre, -Sácame de aquí por favor- sólo se escuchó mi voz, los pasos pararon y para ser concretos, delante mía. No solo quien andaba por ahí no pronuncio ni una palabra, sino que también puso un pañuelo en mi boca y tiro de mi pelo hacia atrás, acto seguido me soltó y se marchó. O al menos se escucharon los pasos de sus zapatos caminando en dirección contraria a mi.

El ángel caídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora