the rock-a-van ❧ roger taylor | WATTYS 2019

❧ 11.

Los nervios colmaron a Liz, que instantaneamente encendió un cigarro. Tenía que fingir que nada pasaba, pero era complicado con Fred.

- Tendras graves problemas si sigues fumando así. No creo que a Roger le guste. - Arqueó una ceja mirandola. Su corazón galopaba como un caballo.

- ¿Que mierda dices? - Guardo el encendedor. - Ademas, tu tambien fumas.

- Pero no deberías estar en lo mismo de todos modos. - Cruzó sus piernas dejando la taza en la mesa. - No me cambie de tema, corazón. Me di cuenta que estan raros con Roger.

- ¿Raros? El raro será el. - Rodó sus ojos.

- Liz, ¿Me ocultas algo?

- ¿Por que lo haría? - Lo miró con nervios. - ¡No! Solo que me molesta que pienses que estoy con el idiota de tu baterista.

- Oh, mejor así. Ese chico solo sabe romper corazones. -Le robó un cigarrillo.

Abrió sus ojos ampliamente. - ¿Uh?

- Ya sabes, no ha tenido una sola relacion mayor a dos meses por que las engaña, las tira como si fueran condones usados amor. Solo piensa en donde metera el rabo, tu misma lo sabes.

Sabía que lo estaba haciendo para psicopatearla, conocía ese tono de voz. Pero tambien sabía que habia cierta razon en sus crueles palabras.

- No quiero que vuelvas a sufrir, Lizbeth. - Fred se le acerco un poco. - Los chicos como Roger son así. ¡No digo que no sea un amor de chico, buena persona y gracioso! Pero hay algo que el no controla. -Señalo con su mirada hacia abajo, refiriendose a su calentura.
Lizzie soltó una risita apenada.

- No entiendo por que me lo dices, se que es un imbécil.

- Ya, tranquila, te lo recordaba por que te amo y me preocupo por tu bienestar. - La abrazó suave, y beso su mejilla. - Y por favor, deja de fumar.

- Cuando lo hagas tú. - Le sacó la lengua burlona. Fred rodó sus ojos en blanco y volvió a besarla.

Mientras tanto, en el jardín se encontraban los tres mosqueteros acomodando el jardín para la velada romantica, la primera que tendrían. Roger se encontraba nervioso, parecía un niño. En parte por que tendrían que mantener a Freddie y a Liz lejos, lejísimo del jardín; y por lo que pasaría a la noche. De verdad la amaba, de verdad quería que sean algo, no importaba si era en secreto.

- Es una locura Rog, Freddie te colgará de las bolas.

- Gracias por el apoyo, Bri. - Rodó sus ojos poniendo las luces costosamente.

- ¡Es la verdad, cabeza de pochoclo! Liz es lo mas preciado en su vida, no puedes arruinarlo ni por un milimetro por que si lo descubre te quiebra las piernas.

-O hacerla sentir mal. Ya sabes, engañarla. - Remarcó esa palabra mirandolo fijo John.

- No lo haré, esta vez no. Les juro que es la indicada, me hace demasiado feliz. - Susurro dolido por que sus amigos tenían esa idea de el.

- Es sorprendente, antes se tiraban piedras practicamente y ahora se besuquean en bosques comiendo frutas. -Rió a carcajadas burlon Deaky terminando de armar la mesa donde se sentarían. El rubio le tiro un almohadon sonrojado.

- Ya se... Hace tiempo la necesitaba, les juro que es como -Tomó y soltó un gran suspiro. - como una fuente de inspiración y un calmante en los días malos.

- Que cursi que estas, Taylor. Se va a caer el mundo.

- Mejor callate poodle de mierda.

Las horas pasaron; a Liz le comía la cabeza la charla con Freddie, no sabía que hacer. Estaba atardeciendo, el cielo se estaba pintando de colores rosaceos y anaranjados, se estaba poniendo precioso.
La casa estaba callada por que a Freddie lo sacaron a dar unas vueltas al centro de Brimingham, parecía apropósito para la velada con Rog. Salió del baño, en la mesa de café encontró una cajita de terciopelo y lo que parecía ser un papel. Su corazón de golpe parecía salirse de su pecho; tomo ambas cosas temblorosa inconscientemente.