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iii; Una mierda de hospital

Desperté, muchas preguntas vinieron a mi, ¿dónde esta Harry? ¿dónde estoy? ¿qué es este terrible dolor? ¿por qué hay cables conectados a mi?

Voy a vomitar.

Pulsé el botón al lado derecho de mi cama insistentemente y al instante apareció una doctora con cara amigable, justo ahora nada me importaba, quería matar a todos.

—Hey, Louis, ¿verdad?, un chico de rizos me dijo tu nombre, supongo que es tu pareja— Me miró, yo no contesté.

—¿Qué está pasándome?— La miré mientras sentía un leve dolor de cabeza.

—Te intoxicaste, tu bebé casi muere, ¡no puedes tomar desparasitante embarazado!— Me miró enojada —¡Pudiste haber muerto!, ¡el bebé igual!— Se acercó a mi y tocó mi estómago, al instante la separé.

—Creo que usted está confundida— La mire extrañado tocando mi estómago.

—No me equivoco, su bebé está a salvo, pero usted y su pareja sufrieron un gran riesgo de aborto, él al parecer está peor, tiene más toxinas en el cuerpo— ¿Mi pareja? ¿Habla de Harry? Necesito a Harry.

—¿Harry?— Se me quebró la voz —¡Harry!— Me senté y me arrastre hasta la orilla intentado pararme

—¿Pero qué hace?— Me acostó de golpe — ¿Es usted un bruto?— La miré con indignación —Debe cuidarse por su-
La cortó una constante alarma que venía del cuarto de al lado.

—¡Su esposo!— Corrió fuera, mientras volvía a sentir esa presión en mi estómago, me agarré con fuerza y me retorcí en la cama, necesito ver cómo está Harry.
Me levanté dispuesto a salir y jalé los sueros que estaban junto a una especie de carrito, avancé a una silla de ruedas y me senté, jalé el carrito junto con la silla, arrastrando mis pies en el suelo, impulsándome con ellos hacia el frente, y me fui a la habitación de al lado, tragué saliva, sintiendo un malestar.

—¡HARRY!— Gritaba mientras sentía un dolor leve en mi estómago de nuevo —¿¡Estás ahí!?

—Señor, tiene que calmarse— Una señorita empujó mi silla de ruedas, ella vestía una bata blanca horrible, tenía una gran nariz y su cabello le llegaba un poco más abajo de los hombros, se veía aterradora —¿cuál es su habitación?— Señalé la de al lado —Bien, lo llevaré ahí— Me empujó directo a él.

—Harry, necesito a Harry... quiero saber si está bien— Me pegué contra uno de los brazos de la silla, no sabía por qué me ponía tan mal cuando estaba lejos de él. Me sentía como uno de esos omegas que necesitan a su alfa, pero obviamente yo sería el alfa, solo me siento en la necesidad de estar con Harry.

—Bien, señor, necesito que se calme— Tocó mi espalda, intentando tranquilizarme, claro, intentando, sentí sus largas uñas pasar por arriba de mi ropa.

—Solo lléveme a la puta habitación— Y después de decir eso casi oí a Harry diciéndome "Treat People With Kindness"—Por favor— Fingí una sonrisa intentando ocultar lo que había dicho.
Y de ahí no me dijo nada más, me llevó directo a la habitación.

Cuando entramos no ví a Harry, tan solo había un chico de cabello rubio, como una mazorca, estaba sentado en la cama mirando directamente a nosotros.

—Señorita, aquí no es, ¡Harry tiene rizos y el cabello café!, ¡no color elote!— La señorita me miro con los ojos bien abiertos por lo anterior dicho, me vale que diga que soy un sin vergüenza, solo quiero que me lleve.

—Seño- La corté, cuando vi su boca abrirse no dudé en que diría cualquier tontería.

—Me lleva con Harry, y no meta la narizota donde no le incumbe— Moví mi cabeza hacia el lado izquierdo, demandante, alcé una ceja —O ¿acaso quiere una queja?— Ella se quedó callada.

—¡Hola!— Dijo el chico, recién me acordaba de su presencia, él parecía alegre, ¿a quién le alegra que algún extraño entre a su habitación? Solo se que este chico me parece conocido—Al fin llega alguien, supongo que eres mi hermano menor, tú cara se ve de mayor, pero eres muy pequeño— Lo miré con sorpresa, luego miré a la enfermera, ¿a qué se refiere?

—Yo... pues— No sabía que contestar, me encontraba en un lío —Umh— Empecé a balbucear, confundiéndome.

—Señor Tomlinson... lamento esta confusión, él está aquí hace dos días, nadie ha venido por él. Tiene amnesia y no sabe regresar a casa. Solo recuerda su nombre— Giré mis ojos al rubio, su sonrisa empezaba a evaporarse, convirtiéndose en una cara triste, sus ojos se aguaron.

—¿No eres mi hermano?— Negué lentamente, moviendo mi cabeza a los lados —¿Dónde está mamá?— Él empezó a llorar, yo lo miraba sin decir nada, me daba un poco de tristeza su situación, él tenía gran vida por delante. Se veía de aproximadamente mi edad. Que sus padres no lo encuentren o hagan siquiera el intento debe ser deprimente.

—Señor Tomlinson, lo sacaré de- No la dejé terminar, girándome y poniendo una de mis manos, que descansaban en mis piernas, en su boca, ella la apartó y me miró enojada. —¡Oiga!— Reclamó.

—Cállese— Ella se giró y se fue de la habitación soltando humos —Hey, rubio, no estes triste, tu familia llegará por ti, ellos te aman, por mientras lucha por recordar— Jalé las ruedas de mi silla y llegué a su lado, toqué su cabeza y él me miró triste.

—Pues yo creo que no vendrá nadie y mi nombre es Nia- Alguien entró azotando la puerta, al instante me giré, estaba de pie, recargándose en el marco de la puerta, sus rizos estaban alborotados, se veía que le costaba caminar.

—Lou...— Sus ojos jade me miraban, parecía que había llorado, oh Harry, si tan solo supieras cómo me sentí yo.

—Hazz— Corrió a mi, o al menos lo intentó, soltó un jadeo cuando llegó.

—Duele Lou, duele— Jalé su cintura y lo senté en mis piernas, él enredó sus brazos en mí cintura empecé a meter mis dedos entre sus rizos, olvidándome del rubio.

Empecé a soltar algunas lágrimas que caían en su cabeza, él tembló y yo continué con los suaves movimientos, sabía que esto le gustaba, siempre me había demostrado lo relajado que se sentía cuando mis dedos pasaban por sus rizos, tocando suavemente su cuero cabelludo.

Acariciaba lentamente, él empezó a cerrar sus ojos y a estirar sus labios, me acerqué para tomarlos, lo besé, quité mis manos de su cabello para ponerla en su espalda, lo acariciaba lentamente, subiendo y bajando mis manos.

—Louis— Soltó unas lágrimas —La doctora Calder dijo que iba a morir— Se recostó en mi pecho.

—¿Fue la narizona verdad?— Le hablaba con suavidad, sin querer azotarlo, al mismo tiempo empecé a dar masajes circulares en su espalda baja.

—Ella tiene su cabello un poco largo y su nariz... umh, pues, es grande, creo que si— Oh, si esa narizona.

—Harry, tú sabes que aquí todas son unas perras, ¿qué esperabas de un hospital de gobierno?—Le alzó una ceja.

—Acabas de arruinar nuestro momento cursi, te odio pero te amo.—










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Four in house; 『Larry Stylinson』 「l.s」     [M-preg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora