Capítulo cinco.-La fiesta.

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Es bien sabido por algunos hombres que si quieres llevar a una mujer a la cama antes debes de pasarla por la pista de baile.

No es casualidad que los hombres que saben bailar en cuestión sean los que justamente tienen un mayor sex-appeal, cosa que no es necesario decir que justamente nuestro amigo Kirito tenía, y tenía muy de sobra.

Nadie sabía en lo más mínimo cuando, como o donde había aprendido a bailar...lo que si sabían es que lo hacía y lo hacía muy bien.

Eso era algo que el mismo Eugeo le envidiaba ya que la chica que le gustaba: Alice, justamente era de esas chicas que una vez que se levantan para bailar simplemente no hay quien las siente.

Y claro, lo que Eugeo más deseaba en su vida era poder bailar toda una noche con Alice, el problema era que no tenía ni la más remota idea de cómo hacerlo.

Incluso Klein sabia, no era tan bueno como Kirito pero eso ya era mucho decir.

Eso era algo que le daba algunos puntos a favor con las chicas por las cuales Kirito no se interesaba ya que una vez que ese maniático le ponía los ojos encima a una chica, Dios sabe que no había quien lo detuviera.

Hacia hasta lo imposible por estar con ella, ya fuera en los baños, si a fiesta tenia cuartos pues en los cuartos, maldita sea incluso una vez el desgraciado lo hizo detrás de los asadores del patio de uno de sus compañeros.

Cuando él estaba "ganoso", lo mejor era que todos los hombres escondieran a sus novias...ya que estas aunque no quisieran al principio, vaya que terminaban cediendo ante él.

Kirito se jactaba de decir que eran sus "encantos naturales", algo que en cierta parte era verdad. Pero la mayoría de las chicas caían "por probar".

Eso mismo le pasó a Eugeo una vez, estaba un poco triste debido a que nuevamente tuvo que soportar que Alice bailara con alguien más que no era él.

Por eso sus copas se le pasaron, Kirito en su intento de aliviar la tristeza de su amigo también se puso demasiado ebrio.

Cosa que para bien o para...sucedió.

-Oh vamos, ya tendrás alguna otra oportunidad. –Persuadía Kirito.

-Sí. Imbécil, para ti es muy fácil decirlo ya que ninguna de las chicas te gusta, a diferencia de a mí. –De estar triste, ahora Eugeo estaba enojado.

-Claro que me es fácil decirlo, ¿pero sabes que no es fácil?

-¿Qué no es fácil?

-Convencerte de que saques a bailar a esa chica de una vez por todas. –Tras eso, Kirito soltó una carcajada sumamente estruendosa.

Eugeo solo lo tomó y comenzó a darle de palmadas en el brazo mientras Kirito seguía riendo y tratando de cubrirse de la mano de su amigo.

-¡No tiene puta gracia, de verdad no la tiene!

-Yo personalmente estoy insatisfecho...no tuve acción esta noche.

-¿Es necesario que la tengas?

-Siempre, si no hago algo con alguna chica se puede decir que no tuve fiesta, incluso compré estas porquerías.

Kirito sacó del bolsillo de su camisa el sobre de un condón y se lo arrogó a Eugeo.

-¡Ah, para que me das esto!

-Para que lo uses con Alice, ¿no es obvio?

Eugeo solo se quedó anclado en donde estaba, cuando Kirito se dio cuenta de esto se quedó pensando.

El semental de mi clase KiritoXLizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora