Parte 34 (Final)

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Cuenta Peter:

La noche oscura hace que la luz de las estrellas entone mas en el cielo. En Buenos Aires, pocas veces eran las que me detenía para dedicarle al menos un segundo al universo.

Era una noche fría, se podían sentir los cinco grados bajo cero.

La milanesa no estaba tan rica como la recordaba, de niño era imposible dejar apenas una miga de lo que me encantaba. Mis hermanos se fueron satisfechos, al igual que yo, pero ese detalle me desilusiono un poco, y de cierta manera hizo que sintiera que una parte de mi niñez estaba perdida, lo cual no tiene nada de sentido, si estamos hablando de una comida.

La fría noche de otoño me atraía, lo único que deseaba hacer era acostarme y mirar hacia el cielo. Algo raro viniendo de mi, pero era simplemente lo que sentía. Igualmente terminamos yendo a casa, mi madre estaba muy cansada.

Entramos a la casa, subí las escaleras y fuí a mi habitación. A los pocos segundos mi madre me llamó para que la ayude a sacar unas cajas del sótano.

Bajo nuevamente las escaleras, y en el living nadie se encuentra. Se suponía que mi madre me estaría esperando para que la ayude. Cuando voy a la cocina, para ver si esta allí, veo a un hombre sentado. Apenas dos segundos después de que haya entrado a la cocina, aquel hombre gira y me mira.

--Hola Peter. --dijo Pablo relajado.

--¡Hola! --le dí un fuerte abrazo.

--¿Que haces acá? --pregunte confundido.

--Nada, quería ver que onda tu vida acá.

--Dale, admití que me extrañabas. -- Agachó la cabeza de lado a lado mirando hacia el suelo.

--Bueno, nose, ¿donde te estas hospedando? ¿Hasta cuando te quedas?

--Hasta mañana.

--¿Te quieres quedar acá? , para pasar la noche.

--No no, no te preocupes, estoy hospedado en un hotel de por acá.

--Uh, entonces, no vamos a poder hablar nada si te vas mañana.

--Si queres vamos a tomar algo en algún bar, de esos que están abiertos hasta tarde. Para poder hablar un poco antes de que me valla.

--Bueno, dale.

--Igual tengo que pasar a buscar algo por el hotel antes.

Con Pablo fuimos primero hasta el hotel donde se estaba hospedando. Jamas había escuchado hablar sobre aquel lugar. Seguramente era muy nuevo. Mientras tanto en el auto...

--Contáme, ¿te vas a volver a Buenos Aires?

--No lo creo. Creo que acá es el lugar del que nunca me tuve que haber ido.

--Pero dejaste la universidad, y vas a tener que empezar el mismo año de vuelta el año que viene, en cambio si venís terminas lo que queda de este y ya esta.

--No importa, lo empezaré de nuevo.

Llegamos al hotel. No era para nada lo que me imagine . Una casa común por fuera. Cuando entrabas lo primero que veías era un largo pasillo, se extendía hasta un pequeño living donde te atendía un hombre, el recepcionista.

--Si queres anda subiendo, yo ahora te alcanzo. --dijo Pablo.

Fui hasta la habitación numero cinco. No había ascensores, solo escaleras. Ahora entiendo como nunca oí hablar del lugar, por fuera parecía una simple casa, ademas de que al parecer nadie se hospedaba allí. Era muy grande el silencio a cada paso que daba.

Refundación {LALITER} (2/3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora