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Quedaba poco tiempo para el exámen final y yo no me concentraba. Encendía el Ipod y los altavoces, dejaba que la música llenara la estancia. Intentaba conectar con ella, ser uno con ella, pero mis sentidos, mi cerebro, estaban embotados.

Estaba ahí de pie, en medio de la sala de baile. El sonido fluía, dejé mi mente en blanco y mi cuerpo libre, intentando moverse al compás de la música. Aparecía un rostro en mi mente, un olor, una voz. De nuevo él, absorbiendo mis sentidos. Cerré los ojos fuerte y agité la cabeza. No, ahora no. Ahora no te quería ahí. Sólo iba a empeorar lo que ya estaba siendo difícil.

Respiré hondo y me miré en el espejo empañado. Me intenté centrar de nuevo en la música, balanceaba mi cuerpo. Arqueaba mi espalda, expandía mis brazos, como tocando el aire. (Su cara de nuevo en mi cabeza). Los llevaba fuerte a mi abdomen, intentando retener eso que no era mío. (Su aroma acariciándome cuando pasaba por mi lado).  Era imposible liberarse. Mis ojos brillaban.  Extendía mi cuerpo, me preparaba para la pirueta, subía en el pie, pero caí.

Vale, otra vez. Me encogía, extendía mi cuerpo... Las lágrimas ya brotaban de mis ojos. Me preparaba para la pirueta... Venga, ¡fuerza! Intenté endurecer todo mi cuerpo, que hiciese un giro completo sin tambalearse un grado... Giraba... La pierna no subió correctamente. No. Me desequilibré, caí de nuevo.

De acuerdo, centrémonos sólo en la pirueta. Siempre me habían resultado complicadas. Las simples y dobles ya las dominaba, pero en esta no tenía el control, y la coreografía debía incorporarla si quería aprobar ese exámen.

Intenté hacer la pirueta una, 2 , 3 y más veces... Todas mal. Y él seguía reflejado en mi mente. Pasé las manos por mi cara sudorosa, por mi cabeza, intentando arrastrar mis pensamientos. Resoplé. Caí de rodillas, era demasiada la desesperación. Y sin embargo para él todo resultaba tan fácil... No tenía miedos, dominaba su entorno como quería. Y yo tenía miedos, e inseguridades, y ese algo que me carcomía por dentro.

Aún de rodillas, levanté la cabeza. Ví a alguien a través del espejo, al otro lado de la clase, con medio cuerpo escondido tras una pared, pero observando. No podía ser. Ese pelo rubio ceniza, cara angulada... Podría saber que estaba cerca incluso sin verle. Era él. Jimin.

(Si te está gustando la historia, ¡agradecería una 🌟! Gracias por leerlo)

LIE (Jimin 🔞 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora