III

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No sé cómo demonios iba a hacerlo con él, precisamente él, delante.

Cogí aire, dejé que la música llenara mis oídos. Miré hacia el espejo. Al menos, al estar él sentado en el suelo, no tenía que verle directamente.

"Imagina que estás bailando sola, no hay nadie..."
Sí, todo eso podía  funcionar con el ciudadano común, pero no con Jimin. Mientras intentaba dejarme llevar, echaba una mirada rápida hacia él, era casi inevitable. Él miraba atentamente, con uno de sus dedos apoyado en sus labios, pensativo. A veces asentía con la cabeza, casi sintiendo el baile más que yo.

Mis movimientos parecían correctos, pero aún no acababa de liberarme, ¡menos aún con él delante! ¿Qué se pensaba? ¿Que iba a ayudar colocándose ahí, mirando y diciendo lo fácil que realmente es?

Vale, deja de darle vueltas a las cosas, no se piensa mientras se baila, más que en la canción y en lo que quieres expresar.

Se acercaba el temido momento de la pirueta. No, no me veía segura. Tenía miedo de caer, peor aún delante de él. No iba a poder controlarla. No. Ahí estaba el momento. Subí en el pie, intenté estirarme, colocar la otra pierna, girar y sostenerme en el aire. No, no había estado atenta al foco, sin foco, estaba perdida, y mareada. Caí de la pirueta de nuevo.

Genial, nada mejor que fallar delante del chico de tus sueños. Es lo que todo el mundo querría.

Noté un nudo en la garganta, miré al suelo y volví rapidamente a él. Seguía mirando atento. Al menos ya había retirado el maldito dedo de la boca. Gracias por ponérmelo un poquito más fácil Jimin, si es que es posible. Continué con lo que quedaba de coreografía, hasta que la música cesó.

Le miré, a la espera de que me dijese lo desastroso que había sido.
Él dió algunas palmaditas suaves.

-Mmm... Creo que te mueves muy bien, de verdad, a pesar de que se te veía nerviosa. La música es muy bonita y se puede aprovechar mucho de ella. Yo sólo cambiaría un par de cosas. -Dijo con una sonrisa traviesa.
-Lo he hecho de pena. Y de la pirueta ni hablemos.
-A ver... -Se levantó del suelo y se puso al lado mío, frente al espejo.- La pirueta es mitad técnica mitad seguridad, la danza en general, y yo huelo tu miedo desde aquí.

Se quitó las zapatillas, quedándose en unos calcetines negros.
Ante mi asombro, hizo un paso de preparación y ejecutó la pirueta a la perfección. Así, tan sencillo.

-Pues claro Jimin, ¿cómo iba a ser si no? Tu eres el mejor de la escuela, otros no tenemos esa suerte. -Tenía que decirlo. Para él era tan sencillo como respirar. Yo me veía incapaz. Y en parte me enfadaba que pensase que con decir 4 cosas ya iba a salir de mi bache.

-No seas tonta. Tu sabes hacer esto y más. Te he visto bailar otras veces, ¿sabes? Esta pirueta sólo tiene un detalle más, pero sé que puedes hacerla a la perfección. Sólo tienes algo ahí en esa cabecita -tocó varias veces mi cabeza con un dedo- que te bloquea.

Sonrió muy ampliamente. Cuando sonreía, sus ojos rasgados se entrecerraban tanto que dudo que fuese capaz de ver algo. Sentí que mi corazón se derretía.

-Déjame... -Le dí un suave manotazo.- No estoy bloqueada.

Gran mentira. ¿Pero cómo iba a decirle yo que él era la causa de mi bloqueo?

-Venga, prueba otra vez. -Dijo él.
-Pfff... Es inútil...
-Nada es inútil. Vamos.

Hice la preparación y subí a la pierna. De repente pasó algo inesperado. Él se acercó rapidamente, tomando mi cintura con una mano y con la otra sujetando y elevando más la pierna que quedaba en el aire.

Creí que me iba a desmayar al notar sus manos más bien pequeñas pero fuertes agarrarme así. Estaba rígida, más por los nervios de tenerle tan cerca que por la técnica del movimiento.

-Eso, mejor. La pierna de base recta, el cuerpo erguido, el abdomen apretado. Mira al frente. Iguala el peso, no te aflojes. -Jimin daba órdenes como si de un profesor más se tratase. Notaba sus músculos tensos en mi piel.

Yo obedecía en todo lo posible. Él fué suavemente apartando las manos, dejando mantenerme  en esa posición por mí misma.

-Esa es la posición, ahora girando.

Volví a colocarme sobre las 2 piernas, resoplé por el esfuerzo. Estaba más roja de lo normal, y yo ya sabía el por qué.

Volví a prepararme, esta vez para girar. Intenté sacar más fuerza que en las veces anteriores, pero no fué todo lo correcta que debería.

-¿Ves? Imposible. -Dije algo enfadada
-Ay ay... Antes estabas colocada perfecta, de hecho sabes la teoría. ¿Qué pasa? ¿Que necesitas mis manos para girar? -Dijo Jimin sin miramientos, esbozando una medio sonrisa.
-¡No! Está bien que me ayudes pero no necesito tus manos para nada...

¿Qué me estaba perdiendo? ¿Estaba tonteando conmigo él? ¿Yo?

-Bueno, era una broma. Realmente lo que más te falta es seguridad en lo que haces. -Dijo Jimin.

Eso era cierto. Y es que ultimamente no estaba segura de nada. Y él no estaba ayudando nada a que me centrase.

-Mira... -Se acercó a mí, me cogió de los hombros y me giró frente al espejo. Él se quedó ligeramente detrás, con las manos aún apoyadas en mis hombros.

Si seguía haciendo esas cosas, no sé cómo iba a reaccionar. Nunca habíamos tenido tanto contacto físico.

Ahí estábamos nosotros. Yo, sudorosa y con el pelo revuelto, todavía con los ojos algo enrojecidos por las lágrimas. Y luego estaba él, simplemente perfecto.

-No, a mí no me mires... Sólo a ti. Ahí estás tu y nadie más. Imagina un espacio negro y un foco de luz en ti. Ya está. No hay nadie mirando. Tu sola con tus pensamientos. -Dijo Jimin.

Su voz suave sonaba demasiado cerca de mi oído. Estaba tan cerca que notaba su olor, una mezcla entre colonia fresca y horas de ensayo. Mi corazón iba a estallar. Latía tan fuerte que estaba segura que él casi podría oírlo.

-Jimin, yo...
-Vamos, concéntrate. A ver, espera... Tu sigue ahí.

No entendía nada. Le ví ir hacia su mochila y tras rebuscar sacó un pañuelo granate.
Volvió a colocarse detrás mía. ¿Demasiado pegado quizás? Notaba su calor corporal bajando por mi espalda. Me estremecí.

Pasó sus manos suavemente por mi cara y tapó mis ojos con el pañuelo, anudándolo detrás de la cabeza.

Todo se volvió negro, mi mundo era sólo la voz de Jimin en mi oído. Noté que su mano había pasado a apoyarse en mi cintura.

-¿Ahora mejor? No hagas la coreografía. Sólo baila... Y... Enséñame lo que tengas.

(Si te está gustando la historia, ¡agradecería una 🌟! Gracias por leerlo)

LIE (Jimin 🔞 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora