En Tu Corazón Arderán

I.

La primera vez que entré al Círculo estaba aterrado.

Durante toda la formación en la orden como templario, fui muy devoto. Repetía constantemente los pasajes más importantes del Cantar de la Luz, y oraba frecuentemente al Hacedor. La vigilia había sido exitosa y actualmente estaba ingresando a mi primer trabajo formal como templario: El Circulo de Ferelden.

La Torre era un lugar fortificado con muchos activos, todos por su misión: cuidar a los magos de si mismos.

El cantar de la Luz recita:

"La magia existe para servir al hombre, nunca para gobernarlo.

Malvados y corruptos son los que toman este don suyo

Y lo utilizan contra sus hijos.

Se les llamará maleficar, los malditos,

Y no encontrarán descanso en este mundo ni en el otro".

--- .En tu corazón arderán. ---

─ Como ya es tu primer mes aquí, te daremos una asignación especial.

─ ¿Asignación especial? - repetí, dudando un poco de las implicancias de la tarea frente al Caballero Comandante Greagoir. Ya había cumplido mi primer mes siendo templario y los miedos habían sido aplacados uno por uno, muy de a poco. Sólo uno continuaba rondando mi cabeza de vez en cuando.

El Caballero Comandante era un hombre que llevaba muchísimos años en el Círculo, solo el Primer Encantador recordaba cuándo llegaron y eran jóvenes. Su despacho era amplio y lleno de antiguos libros y recuerdos, tanto de Templarios como de magos. El hombre realmente era de quien creía en la capacidad de los magos por aprender y no dejarse llevar por las tentaciones de los demonios.

─ Sí, debes encargarte de acompañar a Sousuke. Seguro que no será un problema para ti... creo que incluso podrían llevarse bien, tienen casi la misma edad. - sonrió antes de regresar su mirada hacia mí. - Hoy después de la cena, ve al despacho de Irving. Ahí se darán más detalles.

Era otoño y por fin había sido enviado al Círculo como un templario. Nunca imaginé recibir malas miradas, pero contrario a todo lo que había pensado, los círculos guardaban mucho más que solo la protección a los magos.

En este mundo, Thedas, la magia es un fenómeno físico natural como la gravedad o el magnetismo. Algunos nacen con la capacidad de interactuar, controlar y darle forma. La magia convencional se origina en el Velo, el reino donde habitan los espíritus, y los seres vivos lo visitan cuando sueñan... pero los magos no, los magos son plenamente conscientes cuando visitan el Velo, y los demonios lo saben tan bien que siempre aprovechan la oportunidad para ver si alguno cae en tentación y logran salir del Velo.

Me sentía emocionado y curioso a partes iguales mientras, tras cenar y luego custodiar la cena de los protegidos, golpeaba la gran puerta de madera del despacho del Primer Encantador Irving.

Tal parecía que ya habían empezado a dar cierta charla, pero no pude evitar quedar prendido de un par de ojos turquezas que viajaron hacia mí, analizándome.

─ ¡Makoto! Por fin llegas. - El primer encantador me recibió gustoso. - Sousuke, este es Makoto, él será quien te acompañe fuera.

─ ¿Aún es realmente necesario? - preguntó con una profunda voz sin quitar la mirada de mi.

─ Vamos, ya conoces las normas.

Con un solo suspiro acató la indicación y dio unos pasos hacia mí.

─ Sousuke Yamazaki.

Y como si su nombre fuese presentación suficiente, se retiró del lugar, dejándome una extraña sensación.

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  ─  Denerim. ─ apuntaste hacia el este.

─  Denerim. ─  apunté hacia el oeste.

Tercer día de viaje y había empezado a entender tu forma de pensar. Sousuke, eres un extraordinario mago, pero tu sentido de la orientación es terrible. Por eso, a pesar de tus grandes habilidades y tu gran cuidado con los demonios no se te permite salir solo de la torre: te pierdes con demasiada facilidad.

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Cuarto día de viaje y nos detuvimos en una taberna... bueno, yo creí que era una taberna. 

Aún nos quedaba al menos un día más de viaje antes de llegar a Denerim donde debía dejar un encargo del Primer Encantador, pero estaba resultando un viaje de lo más interesante. 

Makoto era un templario dedicado, pero a la vez fácil de sorprender... tenía una curiosa manera de ver el mundo. Se perdía en las brillantes estrellas del firmamento nocturno, disfrutaba el frío río que discurre por sus pies y agradece la fogata que calienta nuestra comida.

Tenía una mirada perdida en las bellezas de la naturaleza. Entonces me dí cuenta que a ratos me perdía en él.

Finalmente el viaje se alargó por más de tres semanas. Tres buenas semanas. 

Estoy seguro que él decidió ignorar mi falta de orientación para aprovechar de conocer lugares de interés personal. Mas no me he de quejar, a pesar de que conocía varios de ellos, los sentí re descubrir en su compañía.

Pero al ver la Torre del Círculo perfilada por la brillante luna llena recordé la realidad.

─ ¿Pasa algo, Sousuke? ─ preguntó Makoto sacándome de entre mis cavilaciones. Con la mirada recorrí todo el trecho desde sus verdes ojos hasta la espada que descansaba a su lado. Ambos nos encontrábamos descansando junto al fuego en nuestro improvisado campamento.

  Soy un mago y él es un templario. Su deber es mantenerme lejos de las tentaciones demoníacas... si llegara a caer en ellas tiene solo un deber que cumplir.

  ─ Si yo me convirtiera en este mismo momento... ¿dudarías de atravesarme con tu espada? ─  Las palabras salieron de entre mis labios sin desearlo realmente sin despegar la mirada del afilado acero. 

─  ¿Qué clase de pregunta es esa? ─ Respondió entrando en un pequeño nerviosismo. Lo sabía... aún teme que pueda transformarme en una abominación.

Moví los dedos permitiendo que chispas azuladas brotaran como pequeños fuegos artificiales, pero sin desear ver el terror que podría causarle.

  ─  Si lo haces... por favor... solo que sea ráp-- ─  No alcancé a terminar la oración cuando sentí su mano posada en mi antebrazo, alcé la mirada para verlo arrodillado a mi lado. 

  ─ Yo creo en ti, Sousuke. 

 

--- .En tu corazón arderán. ---