Capitulo II

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<<Maldigo el día en que los Dragomir aparecieron en la vida de cualquier persona. Y sobre todo en la mía.>>

Fue lo que pensó ella mientras soltaba un suspiro cansado. La castaña odiaba el echo de que la habían metido en algo que no quería, que no deseaba.

Pero en algo tenía razón su Isabelle y era que el tiempo de Octavia en Kiev-Ucrania estaba por terminarse. Aunque podía pedir el permiso por el intercambio los primeros dos años, podrían no validarlo al final y faltaba tan poco para graduarse. Solo un par de meses más, pues faltaba menos de un año, y estaría graduándose recibiendo el título de medicina para así volver a Estados Unidos. En New York la esperaban varios conocidos, gracias a Denisse y el echo de "trabajar" para ella más de un año. Gracias a la castaña mayor, Octavia había ganado experiencia para no llegar en blanco a la Universidad. Eso le había ayudado mucho al principio, la mayoría de sus compañeros en los primeros meses terminaron cambiándose de carrera, estudiando administración, idiomas, turismo, fotografía, letras o arte. No era fácil estudiar medicina, se necesitaba de mucha paciencia. Algo que gracias a Dios y a la virgen ella tenía, Octavia solo esperaba que Logan Dragomir no se volviera a aparecer hasta el día de la boda y luego de eso volver a separarse, esperar que pasen los dichosos dos años y medio para poder librarse de todo lo que tuviese que ver con los Dragomir.

Woof la recibió alegre mientras ella apenas y pudo acariciar su cabeza al entrar recibiendo la mirada confundida de aquel animal que ella tanto adoraba. Un suspiro involuntario salió de sus labios mientras se sentaba frente a la barra y tapaba su cara con sus manos. Octavia tenía demasiado tiempo sin sentirse tan... Sola, y realmente lo estaba, ella estaba sola y eso nadie lo cambiaría, ni siquiera el lobo siberiano que la miraba como si la entendiera, como si supiera que de nuevo estaba cayendo en un lugar al cual no quería volver. Pero cuando te acostumbras a la obscuridad, sentirse sola no es lo peor, de alguna forma es lo mejor que puedes tener. ¿Para que tener personas preguntando si estás bien? Hay que admitir qué es bonito que se preocupen por ti, pero... ¿Como les respondes que en realidad no lo estas? Que no puedes con nada, con nadie, ni siquiera contigo mismo, que solo quieres estar sola, encerrada en tu casa y no saber nada de lo que pasa más allá de la puerta de tu habitación y más allá de lo que pueda haber en un celular.

— Estoy metida en un gran problema amigo. – murmuró mientras se agachaba para quedar a la altura del animal que colocó una pata sobre su muslo y haciendola sonreír ligeramente – ¿Que crees que hubiese pensado mamá sobre esto?

Woof no respondio a la pregunta de que Octavia, y ella solo sonrió de lado antes de tomar su celular para pedir comida. No pensaba salir de su departamento lo que quedaba del día.

— ¿Pizza o Sushi?. – al escucharlo ladrar al perro cuando mencionó el sushi, ella asentio y en el momento en que estaba por marcar el número, una llamada entrante la interrumpió.

¡Octavia!

— Mel, no grites por favor. – pidió la castaña después de contestar – ¿Pasó algo?

Martínez los quiere a todos en la universidad en diez minutos, en el aula doscientos veinte.

— ¿Debe ser necesariamente hoy?

Los mando a ir a todos, y pidió que seas tu la primera en aparecer, dijo que lleva una media hora tratando de comunicarse contigo ¿Donde estabas? No sueles separarte de tu teléfono. Ella al verme me pidió que me comunicará contigo.

— Cosas que hacer, nos vemos allá Mel. – la castaña se levantó tomando las llaves del departamento y con una mueca, la de la moto, no le gustaba utilizarla pero no quedaba de otra – ¡Te odio tía Isabelle!

Una Luz En La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora