CUATRO

0 0 0
                                    


Esa misma tarde, Tina me alcanzó hasta casa en su auto, diciendo que quería conocer dónde vivía. Pienso que en realidad estaba a la pesca de una invitación para conocer a mis padres. Su vehículo sólo tenía dos asientos, el maletero estaba dedicado a espacio de herramientas para el negocio de plomería de su hermano. Aún podías distinguir las palabras Reparaciones Monterey a un lado.

“Me lo dio cuando lo cambió por un camión,” me explicó alegremente, tocando la bocina para quitar del camino al grupo de adolescentes. “Él es oficialmente mi hermano favorito por al menos otro mes más.”

“Cuántos hermanos tienes?”

“Dos. Más que suficiente. Tú?”

“Soy yo sola.”

Siguió conversando mientras vagábamos ruidosamente por la ciudad. Su familia sonaba fabulosa un poco caótica pero unidos. Con razón ella tenía toneladas de confianza con eso detrás. Pisó a fondo el acelerador y salimos disparadas por la colina.

“Conocí a Yves y Zed Benedict en la práctica de música,” dije casualmente, tratando de ignorar el hecho de que estaba siendo jalada contra el asiento como un astronauta en despegue.

“Acaso no es Zed guapísimo!” lanzó besos al aire con entusiasmo, esquivando a un gato que se había atrevido a cruzar la ruta frente a ella.

“Sí, supongo.”

“No hay nada que suponer. Esa cara, ese cuerpo, qué más podría querer una chica?”

Alguien que la note? Pensé.

“Pero tiene bastante carácter, vuelve locos a los profesores. Dos de sus hermanos eran similares pero dicen que él es el peor. El año pasado casi consigue que lo expulsen por faltarle el respeto a un miembro del personal. Si me perdonas, a ninguno de nosotros nos gustaba el Sr Lomas. Resultó ser que a él le gustaban demasiado algunas de nosotras, si es entiendes a lo que me refiero. Fue despedido al finalizar el período.”

“Qué asco.”

“Si, como sea. Son siete hijos en la familia. Tres aún permanecen en el hogar en la casa que está en la cima del pueblo junto a la estación del teleférico y los mayores están en Denver.”

“Teleférico?”

“Sí, su papá lo dirige durante la temporada; su mamá es instructora de esquí. Todos consideramos que los chicos Benedict son los reyes de las pistas.”

“Hay siete de ellos?”

Le tocó bocina a un peatón y saludó. “Los Benedict mantienen un patrón: Trace, Uriel, Victor, Will, Xavier, Yves, y Zed. Ayuda a recordarlos, supongo.”

“Nombres raros.”

“Familia extraña, pero son geniales.”

Simon y Sally estaban desempacando los suministros de arte cuando llegamos de regreso. Podía notar que estaban encantados de que haya llevado a una amiga a casa tan pronto. Se preocupaban por mi timidez incluso más de lo que yo lo hacía.

“Lamentamos no tener nada para ofrecerte excepto galletas compradas en la tienda,” dijo mi madre, robando algunos refrescos de la caja del almacén de sobre la mesada. Como si fuera la clase de madre que cocina.

“Y yo que esperaba una completa merienda inglesa con té,” dijo Tina con un destello en sus ojos. “Saben, con esos diminutos sándwiches de pepino y esos pasteles de crema y jalea.”

“Quieres decir scones y mermelada,” dijo Simon.

“Es-con-es,” Sally y yo lo corregimos automáticamente.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 07, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

SkyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora