Capítulo tres: Recuerdos familiares.

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Al llegar a casa parecía no haber un alma. Ya eran algo más de las seis de la tarde, y el paisaje del lugar era un poco intimidante. Prendí algunas luces y luego me dirigí al piso posterior. Caminando por el pasillo me dio curiosidad por explorar las demás habitaciones. Al entrar a la primera del lado derecho me encontré con una sala de juegos: Habían consolas, varios juegos de mesas apilados al fondo de la habitación, un televisor, un aire acondicionado, varios cuadros, y cuatro puffs. Tenía las paredes de color rojo, era muy acogedora y entretenida. Cerré la puerta de ésta, prometiéndome que pronto volvería, y entré a la tercera del mismo lado.

Esta era una habitación completamente llena de cuadros y libros, tenía aires de biblioteca. Habían  fotos por doquier, momentos de mi infancia, mi familia, mi vida. Todos mis momentos vividos aquí con mis amigos, todo, todo estaba allí. En las primeras fotos observé a mi tía Elizabeth en su tiempo de juventud con, el que supuse, era su esposo. Las siguientes eran reuniones familiares, mis primos y yo de bebés, etc. Pero una, hubo una que llamó mi atención. Me acerqué para verla mejor; perfectamente capturados estaban una niña y un niño, los dos muy cariñosos, abrazados tiernamente ¿El problema? el problema era que yo conocía a esa niña. Sí, Kyle y yo. No recordaba con exactitud aquel momento, debíamos de tener unos siete y nueve años más o menos. Seguí observando las demás y seguían apareciendo los mismos protagonistas de la anterior, siempre tan cariñosos. La última era un dibujo, hecho por mi supuse, ya que tenía, la que en ese momento, según yo, era mi firma. El dibujo consistía en un corazón, roto en dos partes que estaban lejos de ser iguales, con una "K" y una "H" en cada una de ellas. Me causó bastante gracia, ¿Kyle y Heather? No tiene sentido alguno. No lo tenía todavía. 

Salí de la habitación antes de propagar mas preguntas y posibles hipótesis ante tales fotos. Pase al otro lado, sabía que la última puerta era el cuarto de mi tía, la penúltima el mío, y la otra.. Supuse que era de Kyle.

No haría nada mal en confirmar.. ¿o si?

Entré  con cautela, encontrándome en una habitación con paredes de un color azul oscuro y ninguna señal de vida. Habían algunos libros, una cama sencilla, un escritorio con un portátil, y para mi sorpresa, estaba todo perfectamente organizado. Al fondo logré ver algunas fotos, copias de las vistas en la última habitación. Fotos de nosotros dos y fotos con mi hermano. Había también una puerta, la que supuse que era del baño. Me acerqué un poco a ésta con el propósito de confirmar lo pensado, la empujé un poco y... Por Dios

Encontré a mi primo en la ducha, completamente desnudo. A penas se dio cuenta de mi presencia sonrió, ni siquiera intentó taparse con algo. Traté de salir rápidamente del lugar, pero me enredé, cayendo de cola al piso.

Lo único que escuché en medio de mi vergüenza fueron las insoportables carcajadas de mi primo. Éste salio con la toalla atada alrededor de su cadera y me tendió una mano, la cual acepté a regañadientes.

- ¿Te hiciste daño?

- Lo lamento, Kyle. No era mi...- me interrumpió.

- Hey, tranquila, estás perdonada. 

Soltó mi mano y con una engreída sonrisa empezó a cambiarse, sí, al frente mío. Di media vuelta y respiré profundo, éstas cosas de verdad sólo me pasaban a mi. 

- Eres un arrogante.

- ¿Cómo me dijiste?

- Arrogante, engreído, idiota.

- Y tú eres una tonta, siempre crees que tienes la razón, la princesita- dijo haciendo muecasRidícula..- susurró por lo bajo acercándose a mi.

Mi mano se estampó contra su mejilla causando un fuerte sonido.. Quizás exageré, pero lo tenía bien merecido desde el primer momento en que lo vi. 

¿Solo primos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora