Capítulo cuatro: Viejos amigos.

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Desperté en una habitación oscura, la poca luz que entraba solo me permitía ver la mano de mi primo sobre mi cintura y las sábanas revueltas sobre nosotros. Me di la vuelta para poder ver el rostro de Kyle. Profundo seguía sin camiseta, sus labios estaban más rosados que de costumbre y muy despeinado, se veía tan.. suspiré.

«Es tu primo, Heather. Basta» 

Sacudí cualquier pensamiento que tuviera que ver con Kyle de mi cabeza y, echando el brazo de mi primo a un lado, me levanté. Sentí el frío piso bajo mis pies y quise volver a la  cama, pero no lo haría, no me permitiría sentir tanto solo por el roce de su piel. Me di un baño rápidamente, luego, me vestí decidida a encontrar a mis amigos. Al terminar vi a mi primo sentado mirando lejos. Me acerqué sacándolo de sus pensamientos.  

- Buenos días.

- ¿Cómo dormiste?- dijo con la voz ronca.

- Mejor de lo que pensé- dije sincera posando las manos en mi cintura.

- ¿A donde irás así vestida?

Miré mi ropa y luego a mi primo.

- Quiero encontrar a los chicos.

- ¿Todavía?

- No pedí tu opinión.

Me acerqué al espejo y peiné mi cabello.

- ¿Quieres ir a una fiesta hoy?- cambió de tema.

- No, pero gracias.

- Vamos, Heather. No seas aburrida.

- No soy aburrida.

Pasé algo de sombra por mis ojos y un brillo en mis labios.

- Sí que lo eres.

  Lo miré a los ojos a través del espejo.  

- Esta bien, iré con tal de que te calles.

Salí de la habitación y baje rápidamente las escaleras, encontrando a Jake dormido en el sofá. Decidí salir sin avisarle, sino me llamaría cada cinco minutos y no estaba dispuesta a aguantar eso.

Recorrí el mismo camino del día anterior, solo que esta vez me detuve en un pequeño comercio a comprar una manzana y una menta. No había comido nada y mi estómago estaba pidiendo a gritos algo de comer.

- HEY, ¡TÚ! ¡APÚRATE, ME PERDERÉ EL MARATÓN DE CREPÚSCULO!- gritó una chica ubicada algunas personas mas atrás que yo en la fila de pago.

Volteé y la vi. Era ella. Era imposible no reconocer ese rostro y esas expresiones, solo que ahora tenía varios tatuajes, el cabello corto y de color rubio.

- ¡Hannah!- grité.

La rubia me miró y sus ojos se humedecieron fugazmente.

- ¡Heather!

Antes de poder pestañear, ya estábamos abrazadas.

- Tanto tiempo sin verte, pensé que nunca volverías-. Sonreí al escuchar sus palabras- ¡Los chicos se pondrán muy contentos de verte!

Después de pagar lo necesario, salimos del comercio y me acompañó a casa prometiendo vernos al día siguiente.

Al entrar me encontré con Kyle y Jakd, sentados en el comedor desayunando.

- Buenos días- le dije a mi hermano.

- ¿Dónde estabas?

- Fui a comprar algunas cosas- dije llevando la manzana a mi boca.

¿Solo primos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora