Prólogo.

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Con sólo mirarla por unos segundos cualquiera podía ser víctima de la belleza de Adora, y es que ¿cómo no serlo? Con esos profundos ojos azules y la forma en que sus cabellos dorados terminaban hechos un desastre después de entrenar, no había manera de no sentirse atraída por ella y su intrépida forma de ser. Quería que me perteneciera, deseaba con todas mis fuerzas que fuera mía.

―¡Catra! ―llamó, acercándose hasta mí con una sonrisa―, ¿terminaste de entrenar?

Asentí con la mirada fija en uno de sus mechones que colgaba salvaje frente a su rostro, ella estiró su mano hasta mí, volví mi atención hacia ésta, lucía tan cálida.

―Vayamos a tomar algo ―dijo.

Me dejé llevar por un impulso y di un salto para ponerme de pie, ignorando su ayuda. Le dirigí una sonrisa arrogante, no importaba nada de lo que sintiera por ella, no podía hacerlo evidente, por más distraída que podía llegar a ser, evidenciar mis sentimientos sin ser correspondida sólo haría que me humillara a mí misma.

«Porque... seguro no sientes lo mismo, ¿verdad, Adora?»

―Debes estar agotada ―exclamé, colocando las manos en mi cintura―, después de tooodo ese entrenamiento ―ella rodó los ojos con una sonrisa―. Aunque es obvio que Lyla no fue rival para ti; en cambio, yo te habría ganado fácilmente.

―Sí, claro.

Su tono burlón y sonrisa sarcástica encendieron algo en mí que constantemente trataba de ocultar de ella y de mí misma. Adora lograba hacer que incluso la desoladora atmósfera de Fright Zone tuviera un brillo singular, ella era quien iluminaba cada rincón de este obscuro sitio.

Me aproximé con lentitud, sus mejillas enrojecieron tenuemente. Tomé el mechón que colgaba de su frente y lo escondí detrás de su oreja.

―Pruébame ―reté.

Sus ojos se abrieron de golpe, dibujé una sonrisa altanera en mi rostro.

―¡Adora!

Ambas miramos en dirección al origen del llamado, di un suspiro pesado y volví para tomar mis cosas.

―Tus amigos te llaman ―dije, alejándome de la zona de entrenamiento.

«Maldita sea.»

Eso era algo que no soportaba, Adora siempre siendo el centro de atención, rodeada de todos y cada uno de los cadetes de la Horda que parecían estar ansiosos por ser sus amigos, siempre acaparando su tiempo y espacio, no había forma de que, rodeada por tantas personas, Adora pusiera sus ojos en mí.

☽✧✦✧☾

Ahí estaba ella, tirada en el suelo después de un largo entrenamiento, movía sus orejas felinas mientras rebuscaba violentamente entre sus cosas algo de beber.

«Tan tierna...»

Debía acercarme antes de que algo me lo impidiera, tal vez con un poco de suerte hoy podríamos almorzar juntas.

―¡Catra! ―llamé―, ¿terminaste de entrenar?

«Estúpida, por supuesto que sí, ¿qué clase de pregunta es esa?»

Esbocé una sonrisa nerviosa para intentar olvidar aquel pequeño error que, al parecer, ella no había notado. Asintió. Sentí como mi corazón comenzó a latir con fuerza en cuanto fijó su atención en mí, con esos penetrantes y delineados ojos felinos.

―Vayamos a tomar algo ―dije, tratando de distraer mi cabeza del sonrojo que estaba a punto de mostrar.

Ella miró mi mano, ¿tan mal lucía? Comenzaba a sentir vergüenza por lo que ahora estuviera sucediendo en su cabeza.

Quédate conmigo // AU || CatradoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora