Ginevra Jane Potter

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|ALBUS|

La verdad era que Ginevra Jane Potter era hermosa, cualquiera con dos ojos podía saber eso.

Era la hermana gemela de James por lo cual ambos tenían el cabello castaño cobrizo y los ojos color miel, aunque Albus podía notar en ellos un ligero tono esmeralda alrededor.
Ella solía decir que si James Potter I hubiese sido mujer se habría visto exactamente como ella.

Pese a la fama que tenía junto con su hermano, ella era estudiosa y sin contar de sus constantes bromas sabía cómo sobresalir en la escuela, ya sea por sus altas calificaciones o por su capitanía compartida con James en el equipo de quidditch donde ella jugaba como cazadora mientras él lo hacía como buscador, curiosamente las posiciones de sus padres.

—Estaban a punto de nombrarme Lily, pero decidieron que no era digna.

Solía decir cuando notaban aquel curioso dato, como primera hija todos esperarían que fuera nombrada como su abuela fallecida justo como James pero eso no fue así. Su madre, Ginny, quería que se llamase como ella y el nombre de Jane les pareció divertido al ser James su gemelo.

Eso si, nunca le llames Ginny. Su relación con su madre no era la mejor, era una niña de papá, y podían notar sus ojos oscurecer cuando alguien se atrevía a hacer tal osadía, era un suicidio llamarle así y todos lo sabían.

Con todo y sus diferencias, James y ella eran uno. Ambos sobre protectores el uno con el otro y aún más con sus hermanos menores, ningún chico se acercaba a ella cuando James estaba cerca y lo mismo pasaba con las chicas.

Jane y Lily Luna también se llevaban bien, aunque la mayor solía reprocharle sobre sus caprichos. Con Albus, Jane siempre lo trató con cariño y solía decirle en secreto que él era su favorito, especialmente desde su selección en Slytherin y cómo él había cambiado la tradición de los Potter, era su hermano menor y así era como lo trataba a pesar de sólo tener dos años de diferencia.

Recordó aquel primero de septiembre cuando fue sorteado a la casa de las serpientes.

Lo primero que Albus hizo fue mirar a la mesa de Gryffindor donde no había movimiento absoluto, las lágrimas amenazaban con salir hasta que vio a su hermana a lo lejos y cómo esta le dedicaba una sonrisa reconfortante, era una bella sonrisa con la cual le decía todo y devolviéndosela se dirigió a la que sería su casa por siete largo años.

Al día siguiente James lo veía como si fuera lo peor que le hubiese pasado y se lo hizo saber, unas horas después escuchó que los gemelos Potter habían hecho una escena en el gran Comedor  y James había quedado mal parado, los rumores decían que la pelea había comenzado por él, Jane lo había defendido ante su hermano.

Estaba en la biblioteca, no para estudiar, Albus nunca fue el mejor estudiante, pero no tuvo amigos el primer día. Las puertas del salón se abrieron, Albus pensó que era un estudiante más cuando sintió los pasos acercarse a su mesa, entonces levantó la vista. Sus ojos se encontraron con los miel de Jane y estaba a punto de preguntarle cómo lo había encontrado pues ese lugar era el último donde lo buscarían, hasta que ella alzó su mano con una sonrisa  mostrando un pergamino viejo en ella. El mapa del merodeador.

James había robado ese mapa una noche antes de su primer año en Hogwarts, Jane lo descubrió y demostrando su innata inteligencia supo cómo utilizarlo y con su típica sonrisa, que tenía desde nacimiento según Harry Potter, le dejó la condición de que el mapa era completamente suyo y se lo compartiría, solo así le dijo las palabras que abrirían aquel mapa que ambos utilizaban para no meterse en problemas.

—¿Qué hace Albus Severus en un lugar como la biblioteca? —le sonrió y este intentó devolverle la sonrisa, supuso por su cara que solo se había convertido en un gesto muy raro.

—Oí que te peleaste con James.

—James es un imbécil —le dijo sin perder la sonrisa— no te he visto en todo el día.

—No creí que quieras verme.

—¿Y por qué habrías de creer eso? —frunció el ceño.

—Porque soy Slytherin.

Jane se le quedó mirando, Albus sentía cómo sus ojos profundizaban en los suyos. Parecía como si estuviese analizándolo y tal vez pensando que lo que había dicho era una broma. Frunció el ceño un segundo y después se echó a reír, tanto que Madame Pince le había lanzando una mirada molesta. Albus sólo bajó la cabeza.

—Albus Severus Potter —dijo una vez su risa se calmó, por su tono a Albus le recordaba su madre, pero no iba a decirle eso— ¿de verdad quieres que te repita el discurso que te dijo papá ayer?

Albus seguía con la mirada baja.

—Eres mi orgullo, ¡el primer Potter haciendo historia, cambiando la tradición de ser todos Gryffindor! es más te tengo envidia —sonrió y entonces Albus se atrevió a verla a los ojos— el sombrero solo tocarme me mandó con los leones, estuve decepcionada por un tiempo.

Él no respondía y ella chasqueó la lengua intentando buscar las palabras correctas para darle ánimo.

—Severus Snape fue Slytherin, ¡el mismísimo Merlin estuvo en Slytherin! Vas a lograr muchas cosas Albus y ser de la casa de las serpientes es solo el primer paso.

—Pero nadie quiere hablarme...

—Te estuvimos esperando en el comedor todo el día, si sabías que puedes sentarte en nuestra mesa ¿no? —Albus negó— Rosie estaba muy triste, te buscaba en clase y parecía que huías de ella.

Rose era su mejor amiga, pero Albus pensó en su momento que como ella había sido sorteada a Gryffindor también dejaría de hablarle.

—A ninguno de nosotros nos importa dónde hayas quedado, no eres el primero en no ser de Gryffindor y créeme cuando te digo aquí entre nosotros —le dijo acercándose en un susurro— Slytherin es la mejor casa con solo tenerte ahí.

Albus le sonrió, esta vez de verdad. Siempre lograba hacerlo.

—¡Hey! Pero su equipo de quidditch apesta, no te confundas en eso —sonrió de vuelta— James solo está mal porque no estás junto a él, detrás de toda esa faceta de idiota, esconde un corazón donde te quiere y se preocupa por ti.

—Gracias, Jane —sus lágrimas habían salido, no pudo evitarlo. Ella en cambio se levantó de donde estaba y le dio un abrazo, de esos que solo ella sabía dar.

—Vamos, la cena está servida —le dijo tendiendo la mano y este la tomó gustoso.

Cuando entraron al comedor esa noche, todos sus primos le recibieron y James lo abrazó sin que nadie más lo notase contando eso como una disculpa.

Jane hacía posible lo imposible, iluminaba con su sonrisa cada vez que entraba a una habitación y era inevitable no voltear a verla cuando daba un paso dentro. Era su hermana favorita, la única que lo entendía y fue por eso que Albus fue el que más sufrió cuando Ginevra Jane Potter desapareció y poco después la dieron por muerta.

La gemela de James SiriusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora