➣ CAPITULO UNO: El Regreso De Sherlock

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LONDRES ESTABA CERNIDO BAJO UN clima frío, sin exceptuar ninguna casa estaba decorada con la nieve tan característica de aquellas épocas

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LONDRES ESTABA CERNIDO BAJO UN clima frío, sin exceptuar ninguna casa estaba decorada con la nieve tan característica de aquellas épocas. Pocas personas transitaban en las calles, ya que la hora tan esperada se acercaba con mayor rapidez. Era Nochebuena y todos estaban esperando el momento para cenar y seguir con las costumbres tan tradicionales que ya tenían impuestas.

Pero no todos pensaban pasar aquella noche de esa alegre forma, rodeados por sus seres queridos y con el delicioso olor de un pavo recién hecho.

En cambio, un grupo de personas se encontraba en una escena del crimen, la mayoría de los que atienden esa emergencia eran policías, pero había otras personas totalmente ajenas a ese trabajo. La nieve caía sobre sus cabezas y cualquier persona promedio sentiría frío con el bajo nivel de la temperatura que predominaba ese día, a pesar de las ropas abrigadoras que llevaban sobre sus cuerpos.

Pero ellos ya estaban acostumbrados a ese clima.

—Lástima que el señor Smith, no podrá pasar Navidad con su familia —se lamentó Esther haciendo una mueca de tristeza.

—No era un gran hombre que digamos —comentó John al percibir el sarcasmo de su compañera.

—Eso fue rápido —dijo Letrade acercándose al par de compañeros—. Me alegra tanto que seas parte del equipo.

—Todo sea por mantener la paz en Londres.  —La rubia sonrió y ladeo su cabeza—. Además,  no podríamos haberlo hecho sin la ayuda de John.

—Yo sólo dispare en su pierna para que no huyera —se excusó el hombre con el cabello rubio platinado—. Todo el reconocimiento es para ti,  Esther, sin tus deducciones no seríamos nada.

Los ojos verdes de John se fijaron en el rostro de Esther, quien lo miraba con una sonrisa. Un suspiro por parte de Watson le indicó a Letrade lo que sucedía entre ambas personas.

—Creo que querrán festejar Nochebuena, ya te puedes ir, Esther —comentó el detective ante el silencio incómodo que se había producido momentos antes. La figura del hombre se perdió entre la docena de policías que rondaban entre la escena del crimen.

—¿Algún plan en especial? —cuestionó él.

—No, por este trabajo tan imprevisto no me gusta hacer planes. —La chica de ojos avellana se encogió de hombros— ¿Sugieres algo?

—Hay un restaurante cerca del centro —dijo John con una mirada ilusionada—. Pero antes, debemos de cambiar de ropa o le será muy extraño a los meseros que lleguemos oliendo a sangre.

—Es la primera Navidad que celebraré —dijo Johnson mientras comenzaron a caminar hacia su domicilio—. Los días antes de estas aventuras eran bastantes deprimentes.

—Puedo decir lo mismo —concordó Watson—. Aún recuerdo los casos de Sherlock con mucha nostalgia, pero me alegra mucho haberte encontrado.

—Las casualidades no existen, tú me necesitabas a mí y yo te necesitaba a tí.

© FEAR | SherlockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora