A penas la rutina terminó, cayó entera al piso.
Tenía todos los músculos adoloridos.
Desde la punta de la frente hasta los dedos largos de sus pies.
¿Hace cuánto que no patinaba de ese modo? Ni ella sabía la respuesta, solo sabía que le dolían hasta las pestañas.
Largo el aire en señal de cansancio y se estiró haciendo que cada uno de sus huesos dolieran. Bien, esa noche no iba a dormir bien. Pero qué podía decir, había dado todo de sí misma para aprenderse la coreografía y no había descansado ni siquiera después de que su compañero de rutina se retirara.
— Eso te pasa por hacerte la perezosa — Emilia se paró frente a sus pies de brazos cruzados con la mirada filosa y una sonrisa socarrona en los labios.
Ámbar no contestó, estaba mucho más concentrada en cada dolor de su cuerpo.
— Aunque no entiendo — señaló — la competencia será en tres semanas, pero tú ya has prácticamente aprendido toda la rutina en solo dos días... — suspiró profundo — Solo espero que no sea por cierta persona de acento mexicano — advirtió con algo de enojo en su voz.
Ámbar rodó los ojos. Había perdido la cuenta de cuantas veces le había dicho básicamente lo mismo. Era evidente que Emilia no tenía un buen concepto de Simón.
Y no, no era por él. Aunque si por alguien.
— Solo quiero ganar la competencia — aclaró Ámbar respirando con dificultad — es algo que ambas queremos, no veo por qué te sorprende, en realidad deberías estar contenta por el esfuerzo que estoy haciendo y no quejándote por ello.
Emilia le miró con los ojos entrecerrados.
— Voy a hacer como que te creo — señaló sentándose a su lado — pero aquí entre nos, creo que deberías de usar otro método, eres muy obvia mintiendo — su voz era exagerada — Ahora bien, tienes razón, la semana pasada estaba a punto de arrancarte la cabeza por haber faltado al entrenamiento, pero eso cambio rotundamente, aunque me sigue disgustando la última parte de tu rutina, le falta... algo...
Emilia no era muy partidaria de reflejar las emociones dentro de su rutina, pero debía admitir que para que su presentación fuera perfecta era necesario transmitir algo. No por nada el equipo del Jam and Roller llegaba siempre a la final de las competencias. El punto fuerte de sus archienemigos lejos estaba de la técnica y la habilidad, más bien todo era debido a la pasión que dejaban a la hora de patinar, algo que le repugnaba pero que a la vez admiraba.
Si querían volver a ganar la competencia final, debían darlo todo y mucho más de lo que tenían. Y eso era incluir en su rutina aquello que la mayoría de su equipo se negaba a sacar.
Ámbar le miró con las cejas levantadas.
— ¿Cómo que le falta "algo"? — Se incorporó de golpe — mi rutina es perfecta.
— Esta bien, pero aún le falta algo para ser perfecta — aclaró Emilia y se excuso diciendo — ese salto doble no tiene fuerza y los pasos hacia atrás no están del todo definidos, hay que trabajar aún.
Una mueca de disgusto se formó en los labios de la pelirubia, pero eso no la detuvo. Lanzando un largo suspiro, se levantó y se dirigió a su posición de inicio.
No era necesario que encendieran la música, pues esta ya sonaba en un continuo, una y otra vez. Solo esperó que iniciara nuevamente para empezar la coreografía.
Luego de finalizar, se dio la vuelta para ver la devolución de Emilia. Y si bien ésta no había dicho una sola palabra, su mirada lo decía todo. Todavía faltaba algo. E incluso Ámbar se dio cuenta... esta vez. La performans en general necesitaba algo más para que fuera perfecta. Y lo iba a descubrir, como que se llamaba Ámbar Smith, hallaría la fórmula.
— Relájate — dijo Emilia patinando a su lado antes de que Ámbar gruñera de frustración — aun nos queda tiempo para arreglarlo.
+++
Sí, pero relajarse fue lo último que hizo, pues dos horas después terminó con los músculos más cansados de lo que alguna vez hubo imaginado.
Si bien, se repetía una y otra vez que todo el esfuerzo era debido a su pasión por el patín, solo había parte de la verdad en esa afirmación. Ciertamente, había amado volver a poner sus pies en la pista y había amado sentir la adrenalina correr por cada parte de su cuerpo, pero no era la única razón de su sobreesfuerzo.
Silvana había prometido ir a verla.
Bien, no había exactamente "prometido" asistir, pero había dado a entender que se moría de ganas de asistir a uno de sus eventos de patín. Y ella se moría de ganas de llevarla. Inconscientemente. Ni siquiera le importaba ganar o perder la "apuesta" que hicieron, simplemente estaba preocupada por la performans que preparaba.
— Ámbar — llamó alguien desde atrás.
Al voltear no tuvo tiempo ni de saludar, pues aquel moreno de risos la atrajo hacia sí y le dio un beso asfixiante.
Era lo justo.
Habían estado bastante tiempo separados.
Y no, que se hayan mandado mensajes no era nada similar a estar cerca, porque una cosa era decir que estaba bien, y otra diferente era sentir su cuerpo pegado al suyo.
Y sí, estar un día lejos de ella era mucho tiempo.
Ámbar no se quejó, más bien se aferró a su cuello como si su vida dependiera de ello.
— ¿Vas a estar ocupada más tarde? — Fue lo primero que pregunto Simón al momento de separarse levemente de sus labios.
Ámbar no pudo contestar a la primera, no porque... pues porque... porque... ¿Cómo podía hacerlo si le tenía así de cerca?, no cuando no podía conectar dos neuronas.
Ámbar simplemente negó con la cabeza, Simón sonrió en respuesta y ella le devolvió la sonrisa bastante embobada con su mirada y su cercanía.
Emilia tenía razón, Simón le estaba haciendo actuar de manera tonta. Tenía que recapacitar al respecto. Si, tenía que hacerlo, pero después de que le robara otro beso.
Quizás uno más.
Y otro.
Y otro más.
Deseaba estar así por el resto de su vida. Pero la experiencia le había demostrado que la mayoría de sus deseos eran imposibles.
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Hello everyone!
Es un capítulo corto, y la verdad que no influye mucho en la historia, pero me apetecía subirlo. Así es que espero que lo disfruten. Ya tengo el siguiente capítulo, solo falta la corrección, mañana lo subo.
Spoiler: el siguiente capítulo es crucial para la historia! ;-)
Un saludo a todos y gracias por su paciencia!
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ÁMBAR SMITH
FanfictionÁmbar Smith no iba a quedarse de brazos cruzados cuando toda su vida se desmoronaba frente a sus narices. Mucho menos cuando la única culpable de ello era la chiquilla fastidiosa de Luna. Estaba dispuesta a devolverle todo el sufrimiento con la mism...