Bartender #4

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—Daoming Si, deberías estar más abrigado, hace frío.

Ella se giro y beso su mejilla, tomándolo desprevenido ante tal movimiento.

Seina noto las sonrosadas mejillas de Daoming, así que río.

—¿Acaso ninguna chica te ha dado un beso en la mejilla? — Dijo ella riendo.

—Nunca como lo has hecho tu.

Mientras Daoming miraba a la nada esperando una respuesta, Seina volvió a sonreír.

—Eres un conquistador de primera Daoming Si. —Ella lo volvió a hacer, beso su mejilla.

Al terminar, se levantó y agarró las manos del pelinegro.

—Vamos al cine ¿te parece?

—Vamos.

Daoming introdujo sus manos en los bolsillos de la chaqueta y Seina entrelazo sus brazos.

Caminaron hasta el auto de Ah Si, ella de copiloto y el de conductor.

[...]

—¿Comedia está bien?

—Si, yo compraré las palomitas.

—Ve.

Cada quien se ocupaba de lo suyo, mientras Seina intentaba obtener los mejores asientos, Ah Si se preocupaba de cual dulce sería el favorito de Seina.

De inmediato se asomó por su cabeza el chocolate, después de todo había visto varias envolturas en el basurero detrás de la barra en el bar.

Compró unos cuantos y caminó hasta la entrada a las salas con las bebidas, palomitas y dulces en sus manos. Al poco tiempo Seina llegó con las entradas.

—Ah Si déjame ayudarte.

En contra de la voluntad de Si, Seina le quitó el gran bote de palomitas de las manos quedándose únicamente con las bebidas.

[...]

La película había terminado y era algo tarde.

—Te llevo a casa, Seina.

—Gracias, no me rehusó.

Ah Si sonrió y comenzó a conducir según las indicaciones de Seina.

—¿Puedo preguntar algo?

—Puedes.

—¿Qué era tan importante con tu padre para que tengas que irte así como así?

—Si, ¿Sabes cual es mi apellido?

Daoming sólo negó con la cabeza, preocupándose por no saberlo.

—Mi apellido es Zen, soy japonesa y-...

—Tu padre es Komei Zen, dueño de casinos, empresas de energía, textiles y parte de la industria petrolera. Wow.

—Exacto. Papá necesitaba verme para arreglar algunos asuntos con nuestra empresa textil.

—Oh...

Daoming aún tenía muchas preguntas. Sobre su trabajo, el por qué de estar en China en lugar de manejar las empresas en Japón. Y muchas más.

—Aquí es.

Seina se bajo de auto y se acercó a la ventanilla del conductor ya fuera del vehículo.

—Gracias Si, pase muy bien contigo, ojalá y se repita. Adiós.

Seina se giró dispuesta a entrar al edificio.

En el último momento Daoming Si hace algo por impulso, sin importar las preguntas que tiene sobre ella. Sólo corre y besa sus labios.

Espera por unos segundos y Seina corresponde. Luego se separan, Ah Si con las mejillas sonrosadas y Seina con una sonrisa.

—Estaba esperando eso. Jaja, nos vemos en el bar ¿si?

Le dice entrando al edificio.

—Si, mañana.

—¿Me darás otro beso?

—So-solo si tu quieres.

—¡Claro que quiero!

Terminó asomando su cabeza y volvió a cerrar la puerta. Ah Si, se quedó con una sonrisa en los labios.

En verdad ella es única.

No más Shancai | Jardín de MeteorosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora