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Touya, o Dabi, como el pelirrojo había dicho que prefería que lo llamara, era bastante intrigante, escondía muchos secretos y participaba con mucho desgano en cada clase, casi como si deseara estar en cualquier lugar excepto allí.

Pero Hawks lo aceptaba, porque le agradaba el chico, su humor peculiar y su sentido directo de la palabra le hacían alguien sincero y agradable de con quién estar.

Con el tiempo no pudieron evitarse volver mejores amigos y que el usuario de las llama le contara algunos secretos al igual que el también soltaba algunos.

Fue divertido cuando decidieron hacerse ambos al mismo tiempo un piercing en la oreja y el caos que trajeron consigo por eso tanto en la escuela como en sus casas.

"Esos son buenos recuerdos de mi tiempo en la escuela..." Piensa Hawks mientras observa la ciudad desde el techo de un edificio alto a la vez que se toca suavemente aquel piercing casi imperceptible en su oreja.

Ojalá nada hubiera terminado como lo hizo.

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