Discordancia: parte 2

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 He caminado media hora desde el incidente del pantano, el aspecto del suelo sigue empeorando a un ritmo alarmante.

Me preocupa tener que caminar sin destino alguno, tal vez debería dirigirme hacia la hoguera (¿) que antes de llegar hasta acá abajo vi, el problema ahora es que no recuerdo la dirección exacta de aquella montaña en la que estaba, cuando estaba junto a los árboles frutales, en ese lugar pude verla a mi izquierda, pero he caminado una buena distancia desde ese punto y es casi imposible que no me haya desorientado en todo este tiempo, creo que sería un gravísimo error caminar rumbo a mi izquierda ahora.

Tal vez debería esperar a que callera la noche, así podría ver aquella gran luz y guiarme sin problema alguno hasta ahí, bueno, pensándolo bien, si hay un problema (¿) estoy seguro de que la oscuridad acá abajo es más densa, pues la luz de la luna es muy limitada debido a la maraña que las copas de los arboles forman...  debería pensar algo más, pues caminar por este lugar con una oscuridad casi total, de ninguna manera es seguro (¿) ahora que lo pienso, debí haber pensado mejor las cosas...  (¿)

Supuse que estaría de regreso en la habitación antier, no me incomoda el hecho de que esta salida se haya prolongado por mucho más tiempo, lo único que me causa impotencia es que no haya traído las cosas necesarias para una situación como está.

Siento demasiado seca la garganta así que busco un lugar a la distancia para descansar y tomar un poco de agua, camino algunos metros y lo encuentro, se trata de un árbol alto y delgado, sus raíces sobresalen de la tierra que con un poco de imaginación, se parecen a un pequeño banco...
Quito la mochila de mi hombro, tomo asiento y pongo la mochila sobre mis piernas; ahora necesito sacar algunas frutas de las que guarde para sacar la botella de agua y así lo hago, con la mano derecha tomo el cuerpo de la botella y con la mano izquierda giro la tapa para abrirla, pues esta bien cerrada, la llevo con grandes ansias hacia mi boca y comienzo a beber; que gran placer el de sentir como el agua recorre tu cuerpo refrescándolo... guardo las frutas metiéndolas antes que la botella, esto para facilitarme las cosas la próxima vez quien necesite agua.

Observo el lugar con detenimiento, el frio es tranquilizador, hay niebla entre mis pies, se desliza con suavidad por el suelo.

Prometí seguirla...

Una corriente de aire golpea levemente mi rostro moviendo también las ramas de los arboles las cuales dejan caer las gotas de agua que guardaban, se forma una pequeña lluvia justo sobre mí, guardo mis desnudas manos cruzando los brazos, observo el humo que sale de mi boca con cada exhalación...  El rocío que los arboles dejaron caer danzan sobre el viento, sin duda un gran espectáculo... Aquí todo roba tu atención.
He perdido la cuenta del tiempo que llevo aquí sentado, calculo que no ha sido más de diez minutos, creo que debo continuar, recojo la mochila del suelo y me la hecho al hombro; ahora me siento mejor, el agua sin duda no solo quito mi sed y lúbrico mi garganta.

Me dirijo al punto desde donde vi este arbol para estar casi seguro de seguir con la misma dirección en que iba, como dije, no quiero arriesgarme en lo más mínimo...(¿)

He caminado al menos cuarenta y cinco minutos, el terreno está cambiando, en esta parte es más irregular, las pendientes y cuestas no son para nada peligrosas, claro, eso no dice que deba bajar la guardia, a decir verdad no me siento tan seguro en este lugar y no creo sentirme seguro en cualquier otro...

Las oscuras noches del bosqueWhere stories live. Discover now