Estaba yo sentada en el anden frente a mi casa pensando en que iba a decir mi madre cuando entrara, mis manos sudaban mis piernas temblaban y sentía un terrible nudo en el estómago; quería huir, no sabia si acobardarme o afrontar las consecuencias de mis actos. Sentí que mi cabeza iba a explotar, me dolía tanto que quería gritar, y mis pensamientos se hacían mas fuertes a medida en que el terrible dolor avanzaba.
Debía terminar con todo esto, debía tocar la puerta y enfrentarme cara a cara con mi madre, decirle toda la verdad, no podía seguir mintiendo, debía reunir el valor que me quedaba y decirle lo que pasó hace 3 años cuando yo apenas era una tonta adolescente que no sabia nada acerca de la realidad.
Así que lo hice, respire profundo y toque la puerta; estaba tan tensa que sentí que me petrificaba.
Mi madre, una mujer alta de cabello largo y oscuro, que llevaba puesta una pijama y encima un delantal, cuyos ojos negros que reflejaban tristeza y aflicción me miraban fijamente de arriba a abajo.
Abrió la puerta mientras se quitaba sus desgastados guantes de cocina, la miré fijamente; y por una fracción de segundo vi que sus ojos estaban completamente aguados, al igual que los míos.
Respire profundo intentando retener mis lágrimas, y le dije:
- ¿Puedo pasar?
Ella, por los que fueron los dos segundos más largos de mi vida, se quedo mirándome confundida, casi pude leerle el pensamiento, preguntándose a sí misma que hacía yo ahí en el lugar que fue mi casa durante los mejores años de mi vida. Finalmente reaccionó y sin decir ni una sola palabra abrió el camino para que yo pasara, caminé hasta la sala de la casa y me senté en ese viejo sofá que era tan cómodo que las personas que se sentaban ahí siempre querían quedarse unos minutos más. Mientras mi madre estaba en la cocina apagando el horno, pude reflexionar sobre lo que me pasó en aquel horrible y en mi opinión asqueroso lugar. Logré recordar cada diminuto detalle de lo que pasó ese día y lo que esta mujer que solía llamarme "hija" debió sentir cuando dejé de serlo.
Sentí una punzada en el pecho, no podía respirar, por un momento sentí que me iba a desmayar, de repente mi madre llegó y nos quedamos unos segundos en silencio, hasta que empezaron a salirme lágrimas de los ojos.
No podía dejar de llorar, mi madre se quedo mirándome, pero no intentaba consolarme. Cuando finalmente me calme y empecé a recordar cada detalle de lo que paso el 17 de Enero de hace tres años...