Warrior.

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Muy bien, se que no he estado por aquí hace mucho mas de un año, pero por fin les traigo el siguiente capitulo de este extraña historia, pido una disculpa, no es muy largo, pero me ha costado un poco escribirlo.

Espero que les guste y no me maten, gracias.

La sangre le hervía de pura envidia al contemplar la escena.

-¿Que tiene ella que no tenga yo?-se preguntó -Siempre había sido un centro de atención, por donde ella pasaba todos se volteaban a mirarla, y ella se regodeaba de eso, se sentía poderosa, inalcanzable como estrella más brillante a los ojos de todos.

Pero ella solo quería a uno, que para ella, él, era su estrella...inalcanzable. A pesar de haber estado en distintas ocasiones con él, cuando intentaba llegar a su corazón, él la trataba como la peor basura. Pero si el la empujaba ella caía de nuevo a él.

Cuando había salido del Gran Comedor miro hacia atrás para ver si nadie la notaba. Aliviada y al mismo tiempo un poco decepcionada se dio la vuelta para ver que nadie había notado que se había escabullido, se dio la vuelta para seguir a la castaña. Por un momento le perdió el paso, pero luego la encontró.

Le dolía verlo con otra, pero tenía que hacerlo, su amo le había prometido que al final Draco seria para ella.

Los había seguido porque tenía que mantenerlo al tanto de todo lo que sucedía con Draco en el castillo.

Cerrando los ojos, escuchando las palabras que le decía...

-¿Me amas?- le pregunto él.

Ella nunca hubiera vacilado, con ella nunca hubiera dudado, ella se lo hubiera demostraría y se lo diría siempre.

-Te amo- le respondió ella.

Y eso fue suficiente para ella, no pudo soportar verlos y escucharlos ni un segundo más.

Dándose media vuelta se marchó, y se perdió entre los rincones oscuros del inmenso castillo. Tenía que avisarle a su amo, ponerlo al tanto de lo que sucedía entre Draco y la sangre sucia Granger, esto no podía estar pasando.

Tenían un montón de cajas a su alrededor, Draco, con un simple y limpio movimiento de varita las hizo desaparecer en un abrir y cerrar de ojos.

Luego de lo pasado la noche anterior se habían separado cada quien por su parte, Hermione tenía una sensación extraña en su cuerpo que no había sentido jamás mientras caminaba de vuelta a su torre de Gryffindor, se sentía ligera, como si en vez de caminar en el frio piso, se sentía como si estuviera caminando sobre las hermosas nubes blancas que se veían por la ventana de la Torre de Premios Anuales en ese momento.

Esa misma mañana se habían encontrado para el desayuno, pero solo se dedicaron unas miradas y cada quien se sentó en su respectiva mesa, no estaban seguros de hacer pública su relación por ahora, aunque Draco había declarado su amor en el Juicio, mucha gente creía que era una artimaña para salir ileso de todo , era todo lo suficientemente raro para ella, como para que todo Hogwarts lo supiera aún, despacio y con calma. Luego habían ido hacia la oficina de la Directora para hablar y confirmar sobre su aceptación por el puesto que ella les había asignado a ambos, y ella muy contenta les había dado la contraseña para entrar a la torre.

Y allí estaban ellos, el lugar estaba un poco sucio, pero con un movimiento de varita quedaría como nuevo. Como ahora tenía más espacio disponible para ella, McGonagall le había permitido poner un piano en la sala común de la torre, este era un hermoso piano de cola, McGonagall lo había conseguido para ella, totalmente blanco, y en frente un banco del mismo tono. Camino hasta el para tomar asiento y poner sus manos, delicadas y de dedos largos, manos de pianista, sobre las suaves teclas de este.

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⏰ Última actualización: Dec 15, 2015 ⏰

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