Capítulo 3.

134 15 0
                                    

— ¿Que vamos a hacer hoy?— Pegué pequeño salto cuando escuché su voz de inmediato al lado de mi oído, haciendo que le quitara toda la atencion al libro que llevaba en mis manos. ¿Cómo mierda había entrado?. — Porque intenté ser amable con Dinah pero sólo me levanto el dedo medio, algo muy maleducado de su parte por cierto.— Noté con hacia una pausa frunciendo el ceño, supuse que estaba recordando el momento, antes de ponerlos en blanco.— Así que vino tu esclava sexual con una falsa cara de simpática a decirme que teníamos el día libre y que si estaba buscandote que viniera aquí.—

— ¿Y qué te hace pensar que te quiero aquí?—

— Bueno, para empezar, desde que me senté a tu lado no has hecho nada para que me fuese.— Tenía razón, ya que desde que había usurpado el lugar vacío del sofá en dónde me encontraba leyendo hace varios minutos, aún no le había tirado el libro por la cabeza implorando que se fuera. Quizá era porque había comenzado el día con mucha paz, tal vez la noticia de que habían aceptado nuestra propuesta o trato sobre Maggie cantando en los festivales me llenó de tranquilida dejándome a gusto, o podría ser porque realmente no tenía ganas de lidiar negativamente con Lauren hoy.— Y terminando, ¿quién no querría tener un momento junto a esta diosa?— Puso su cabeza de lado mientras sonreía ampliamente mostrando sus blancos dientes. Me quedé un momento observando sus facciones completamente, queriendo memorisarlas, mirando las curvas que su cuerpo tenía, hasta el punto de entender cómo era que una chica con tan hermosa podía tener grandes problemas mentales, y ser quizá horrible por dentro, ya que usualmente no tenía escrúpulos y la maldad, codicia o ambición la dominaban en su totalidad. Inmediatamente fruncí mi entrecejo notando como ella levantaba una de sus cejas. No estoy diciendo que las personas con problemas mentales sean feas pero... cualquier persona que viera a Lauren, cualquier persona que no llegara a conocerla de verdad quedaría plasmada por  la chica dulce, angelical, sexy y seria que muestra ser; nunca creerían que está completamente loca. Un claro ejemplo son todo el ejército de fans que está teniendo, y para colmo creo que están reclutando más.

— No respondiste a lo que insinue el otro día.—

— Tu no me respondiste si existe realmente alguien que no quiera pasar un momento con esta diosa, pero no, yo no tuve nada que ver en que Maggie callera del escenario mientras ensayara.— Solté una pequeña risa al recordarlo, fue bastante doloroso pero nada grave. Yo estaba de espaldas al momento que sucedió pero al advertir que algo andaba mal Lauren estaba cerca, y fue eso lo que me hizo insinuar que la culpable era ella, aunque después de ver la grabación que estaban haciendo para un mini documental sobre su experiencia, supe que había sido por la propia torpesa de la señorita Lindemann, al bajar mal los escalones.

— No estoy hablando de eso.— Negué lentamente.— El primer día que comenzamos a trabajar aquí, cuando estába yendo a almorzar...— Dejó de observarme para cambiar la posición en la que estaba y quedar mirando hacia el frente, con las piernas cruzadas en forma de indio, y sus manos tirando de los puños de su sueter, el cuál reconocí como mío antes de que me lo robara hace unos años en Ámsterdam.

— No quiero hablar del tema.— ¿Yo quería?

— ¿Entonces eso es un sí?— Dejé mi libro al costado para poder encararla bien.

— Te estoy diciendo que no quiero hablar del tema, Camila.— Dijo sin alzar mucho la voz, algo que me sorprendió.

— Es que debemos hacerlo Lauren, porque es una situación delicada.—

—Por eso mismo no quiero hablar del tema.— Suspiró pesadamente cerrando sus ojos, quedándose unos segundos en silencio para después volver a abrirlos.— No quiero escuchar cosas que ya sé, como que te perturbe desde el primer día que llegaste a mi casa como mi hermana especial.— Hizo comillas en las últimas dos palabras. Recuerdo que de esa forma me presentaron nuestros padres. "Ella es Camila, tu hermana, y es muy especial." Obviamente se estaban refiriendo a mi pequeño problema allí abajo con "Especial".— Y al principio si te odié, y mucho porque fue muy duro dejar de ser la ñiña de papi, ¿me vas entendiendo?— Volteó a verme asentir antes de continuar.— Y cuando estábamos creciendo, cuando comenzamos a tener cambios, y cuando me enteré bien acerca de lo que fue tu adopción, tu particularidad y todas las demás cosas despertaste una curiosidad en mí.— Llevó una de sus manos a su pecho para referirse a ella misma.— Y luego que... experimentaramos aquella noche... llenaste un vacío realmente gigantesco.— Sonrió negando para luego reír por lo bajo.— Y no estoy hablando del vacío virginal que tenía.— Nuevamente su risa hizo presencia pero con más fuerza, contagiandome sólo un poquito para acompañarla.— Hablo de otro vacío, ese que también comenzó a crecer conmigo por la falta de atención, cariño, y ese montón de cosas que para muchos podrían ser estupidez considerando que podría obtener lo que quisiera al ser casi una multimillonaria, pero yo sólo necesitaba un poquito de amor materno o paterno, comencé a extrañar pasar el tiempo con papá y mamá, ya no podíamos hacer cosas juntos porque estaban pendientes a ti, te complacian, te mimaban, te daban todo. Sé que sufriste de pequeña... porque sí, leí todo tu jodido "expediente".—

— ¡Lauren eso era privado!— Dije bastante tensa, no era el momento de recordar traumas infantiles, mejor dicho, preferiría olvidar la mayor parte de mi infancia antes de la adopción.

— Cállate y déjame terminar. Sé que necesitabas amor pero ellos no debieron hacer como si no existiera, ese fue el motivo de los primeros acosos...—

— No olvido cuando me tiraste por primera vez todo el desayuno encima sin ningún motivo.— Ambas reímos.

— Entonces después del año dónde me dediqué a hacerte la vida imposible cada que podía, luego de que pasó lo nuestro, sentí que podía concentrarme en otra cosa que aunque algunas veces me hiciera sentir mal porque creí que era algo concretamente malo, tu hiciste que dejara de pensar en ello al querer que siguiese pasando. También el hecho de que no compartamos la misma sangre me hizo poder dormir con la conciencia tranquila.— Se encogió de hombros.— Pero más cosas comenzaron a surgir en mi cabeza... por más que quería evitarlas no podía. Iba a comentartelo pero sabía que saldrías con nuestro vinculo familiar, con que quería llamar la atención, con que era por el contrato, o cualquier otra estupidez que tu hermosa cabecita crea, así que no te mencioné nada.—

— Entonces sí te gusto.— Solté sin pensar en lo que vendría luego, manteniéndome con la mirada en la alfombra de aquella acogedora sala.

— Sí, pero va más allá, porque estoy enamorada de ti. — Susurró tan bajo como pudo para que solamente seamos capaces de escucharlo ambas. Y luego acercándose a mi para besarme por unos segundos en los cuales no pude responderle debido al pequeño shock, se separó lentamente antes de besar mi frente y levantarse para salir del lugar.

Locura Compartida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora