-¿Pero cómo que un BamBam salvaje? ¡Debes de haberte vuelto loco, esas alimañas no pisan nuestro territorio desde hace milenios!
El rey SooMan caminaba nervioso en su habitación de pensar, con su famoso Walkie-Talkie en sus manos. Parecía que iba a hacer un agujero en el suelo de tanto dar vueltas.
-Como lo oye, señor. Temo que se multiplique, ya sabe que los Lucas de esta cosecha han salido algo débiles y no pueden gritar con tanta intensidad como los de otros años. Ya ni tan siquiera hacen el baile de We Young como antes.
El hombre se llevó una mano a la frente, sobándola y quitándose algunas gotas de sudor frío, que resbalaban conforme la conversación iba avanzando.
-Madre mía, se me llega a quedar tonto el pobre y ya la hubiésemos liado. Me cago en todo.
-Señor, ese no es el lenguaje de un monarca, con perdón.
-Yo hablo como me salga del ciruelo, ostia ya.- Cabreado, tiró el aparato a su rosada cama con dosel.
Acto seguido, aterrizó él en el mullido colchón y se tapó con una de las tantas mantas, como si todavía tuviese cinco años ya que, mentalmente, los tenía.
-¡Ay, Jessica del alma mía! ¿Por qué tuviste que irte con el desalmado del lechero y dejarme solo con todo este embrollo?
Sí, el rey todavía no superaba su ruptura con su ex hace veinte años.
Tan absorto estaba en sus quejas que no se dio cuenta cuando uno de los sirvientes abrió las puertas silenciosamente y ahora esperaba órdenes, paciente. El recién llegado, al ver el lío de pataletas y grititos que estaba hecho su alteza real, carraspeó, un tanto incómodo.
-Oh, TaeIr, debo pedirte un favor.
-N-no me lla...
El rey lo miró, atento. En ese momento, TaeIl sintió el verdadero peligro.
-Nada, nada...
-Bueno, como iba diciendo, necesito que le entregues esta carta al príncipe SiCheng.
El señor le entregó un sobre ya sellado con un gatito. Os preguntaréis, ¿por qué una carta si ya tiene Walkie-Talkie? Pues porque le gusta ir de vintage por la vida. Y porque se lo puede permitir.
TaeIl miró el sobre y luego al rey, que ya prendía la televisión.
-Oye, ¿no sabrás tú cuándo empieza La Rosa de Guadalupe?
A costa de eso salió unos diez minutos después de la habitación porque el rey se empecinó en contarle toda la trama, tanto fue así que casi lo amarra a la cama.
Sus zapatos repiqueteaban en el suelo y sus manos temblaban un poco, ya que iba a los aposentos del príncipe. Sí, él, sirviente de palacio, tenía un enorme crush en el príncipe, pero nunca había tenido el honor de servirlo directamente. Lo más cerca que había estado de él era cuando se pasaba por la lavandería para robarle algún calcetín para su altar.
En su colección personal de cosas del príncipe habían varios calcetines, un molar de leche y una foto de cuando tuvo su sesión de fotos en calzoncillos real. A esa foto le rezaba todas la noches antes de irse a dormir.
Y ahora estaba yendo a su ala, ¡su ala!
Tomó aire cuando al fin llegó a las blanquecinas puertas y tocó suavemente con sus nudillos, oyendo un "pase" desde dentro. Con cautela abrió la puerta, encontrándose al chico sin pantalones y poniéndose una camiseta básica.
"Madre mía" Pensó. "Está para comérselo con pan y aceite. Esto tengo que contárselo a Yuta."
Aunque se obligó a mantener la compostura y pasó, mostrándole la carta.
WinWin se acercó, cogiendo el papel con el ceño fruncido.
-Se la manda su padre, señor.
Al oír eso rompió el sobre y desglosó el papel para luego leer en voz alta.
- "¿Qué quieres pa' cenar?" -Suspiró- Dile que me apetecen croquetas. Estaré echándome una siesta, si necesita algo dile que me contacte por el Walkie, no por carta.
TaeIl asintió, ya algo cansado de ser la paloma mensajera e hizo una reverencia. Cuando iba a marcharse vio al príncipe guiñarle el ojo (o lo imaginó, todavía no sale de dudas), a lo que respondió con un fuerte sonrojo antes de cerrar la puerta tras de sí. Lo que no sabía era que en ese momento el príncipe tenía un tic en el ojo.
A las ocho y media ya estaban todos reunidos en el gran salón, con la mesa puesta y esperando a que los mayordomos les sirvieran la cena. El rey se colocaba su servilleta de tela en el cuello de su camisa y SiCheng lo imitaba. También había un silencio muy incómodo que el mayor trataba de cortar haciendo ruidos raros.
-Su cena está servida.
Varios hombres trajeados trajeron varias bandejas y las colocaron delicadamente en la mesa para revelar luego su interior. La cara del príncipe se apagó de inmediato.
-A mí me apetecían croquetas...
-Su alteza prefería albóndigas. mi señor.
El monarca sonrió, nervioso.
-Esto me da mala espina... ¿Hay algo que no me estás contando y que necesite saber?
SooMan carraspeó, removiéndose en su sitio.
-Bueno, quizás haya decidido celebrar una fiesta...
El menor comenzó a partir las bolas de carne por la mitad con un mohín, llevándose un trozo a la boca.
-Para casarte de un a vez por todas, que parece que te vas a quedar virgen por toda la eternidad.
La albóndiga se le quedó atorada en la garganta. Comenzó a toser y a pegarse en el pecho, intentando que la cosa del infierno bajase, pero no había manera. El rey se levantó de su asiento rápidamente y corrió hacia él.
-¡Ay madre, que de esta sí que no sale! ¡Ayuda!
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De príncipes borrachos y bloqueos #WinIlproyect
Fanfiction♡WinWin + TaeIl + Yuta♡ ▪ ▪ ▪ Si quieres leer algo serio, este NO es tu fic. ♡Cinco partes completas. ♡Portada provisional, todavía no me convence del todo.