24/11/1960
Querido diario: Hoy empiezo a escribirte, aquí voy a contar mis vivencias. Mis padre me regalaron este pequeño cuaderno para que anote todo lo que siento. Sinceramente no soy muy abierto y no tengo muchos amigos, admito que a veces me cuesta hablar con personas porque soy muy tímido y mi pasatiempo es la música.
Mañana voy a ir a pasear por ahí, voy a salir de mi casa. Aunque… me asusta la idea de encontrarme a mis compañeros de la escuela, ellos si que son rudos.
Harry cerró la libreta y la guardo en su mesita de luz. Era una noche cálida y aunque ya era bastante tarde, no sentía la necesidad de dormir. Tomo su vinilo de Elvis y lo puso en el toca discos. Le gustaba escuchar su música y pensar todo lo que vivía, día a día.
A la mañana siguiente, el joven se despertó hecho una pequeña bola sobre su cama. Traía puesto lo mismo que la noche anterior, el vinilo se encontraba en el aparato que reproducía la música y los rayos de sol entraban por su ventana.
Al levantarse y poner los pies sobre el suelo, se dirigió a su armario y tomo lo primero que encontró. Los demás chicos vestían remeras blancas, chaquetas de cuero y costosos pantalones, el en cambio, llevaba puesto una camisa, pantalones y zapatos totalmente comunes.
Sus padres no se encontraban en la casa por lo que decidió salir de esta y dirigirse a la casa de su mejor amiga para ir a desayunar juntos. Las calles eran tranquilas y todas estaban bien cuidadas, todo era seguro excepto por los grupos de chicos que siempre merodeaban por allí.
Luego de un rato de caminar, llego a la casa de Sandy Brooks, su mejor amiga o lo más cercano a eso.
Harry se acerco a la casa, ingreso por el camino que estaba rodeado por un césped muy bien cuidado, subió las escaleritas de entrada y toco la puerta. Su amiga no tardo menos de unos segundos en contestar y abrirla.
-Hola- saludo al joven de cabellera enrulada
– ¿Que haces por aquí?- pregunto la joven mientras se refregaba un ojo, esta se encontraba con su pijama.
-Sandy, vine hasta aquí para preguntarte si quieres ir a desayunar a algún lado, ya que mis padres no están y estoy bastante aburrido.
Ella rio y acepto la invitación de su amigo.
-Espérame diez minutos que me preparo y vamos.
Harry espero a su compañera sentado en el sillón del living de su casa. Este era bastante cómodo, de un color verde oscuro y beige, enfrente del asiento había una pequeña mesita. La chimenea también se hallaba enfrentando a estos dos objetos. Sobre las paredes color blanco, estaban las fotos familiares, fotos de Sandy de pequeña y de su hermana y fotos de sus padres en la celebración de su casamiento.
-¡Estoy lista!- exclamo ella a la vez que bajaba las escaleras. Llevaba puesto un vestido que le llegaba hasta las rodillas, era blanco con círculos de color verde y naranja junto con unos zapatos con taco, también blancos.
Los dos amigos se dirigieron a la cafetería del centro de la ciudad, el silencio era incomodo hasta que el decidió romperlo.
-Te acuerdas que te había hablado sobre mí, que era tímido.
Sandy asintió mientras observaba el suelo.
-Mis padres me obsequiaron una libreta para que escriba todo lo que sienta y que no pueda transmitirlo con el habla, creo que es absurdo.
-No lo es- dijo Sandy, mirándolo a los ojos.-Es algo bueno, es un lindo regalo. Esta bien que tengas algo o alguien-sonrió- en el que puedas confiar.
La noche estaba cayendo sobre la ciudad, Harry acompaño a Sandy hasta su casa.
-La e pasado increíble contigo.-dijo Harry, mientras se despedía de su amiga
-Yo igual-admitió ella.
Las veredas ya se hallaban vacías, las luces de los hogares comenzaban a encenderse. El cielo se tornaba de un color azul marino y las estrellas titilaban sobre este, era una perfecta toma. 2, 3, 4 cuadras había hecho cuando estaba por cruzar la próxima calle, un auto freno de golpe al ver la silueta del adolescente.
-¿Estas bien?-Pregunto la persona que estaba en el auto, esta salió del vehículo y camino hacia Harry.
-Ca..Casi me atropellas. -tartamudeo el joven. Cuando este levanto la mirada hacia la persona que estaba junto a el, pudo observar unos preciosos ojos y una linda voz y un rostro perfecto. –Si, si, si estoy bien. –Harry estaba nervioso y esta vez no era por el susto, era por el joven.
-¿Seguro?-Volvió a preguntar el otro muchacho de no menos 20 años.
Harry estaba petrificado, cada vez que oía la voz de ese individuo, sentía que escuchaba hablar a un ángel y no entendía porque, ya que nunca lo había visto.
-S...si
-Mucho mejor, quería chequear que estabas bien. Por cierto, ¿cual es tu nombre?
-Harry.
- Mi nombre es Louis y tu nombre es lindo.-dijo obsequiándole una gran sonrisa.
-Bien, debo irme-Dijo el joven que casi era atropellado.-Gusto en conocerte…Louis.
-Espera, ¿no quieres que te alcance hasta tu hogar?
La noche era cada vez mas oscura, no conocía al chico y le parecía extraño que le allá preguntado su nombre, sin siquiera conocerlo. Harry era muy desconfiado pero por alguna razón este acepto.
-De acuerdo-dijo el adolescente
El auto se había estacionado enfrente de la casa del chico.
-Creo que hemos llegado-Louis saco las llaves y observo a Harry
-Gracias.-El muchacho de cabellera enrulada estaba muy avergonzado, no era de sociabilizar con las personas que no conocía. El otro parecía más abierto, carismático, transmitía felicidad.
El reloj marcaba las 12 de la madrugada, ya había cenado algo muy especial que le había preparado su madre, Anne.
Como otra noche mas, no tenia deseo de dormir por ende tomo la libreta y comenzó a escribir
25/11/1960
Querido diario: No puedo sacar de la cabeza a ese chico, Louis. No le pregunte su edad, ni su apellido pero puedo recodar su cara con exactitud. Es muy lindo, espero volverlo a ver y que nuestro próximo encuentro no sea en un casi accidente.
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Harry's diary
RomantizmUna historia que transcurre en los años 60'. Harry era un chico tímido, no tenia muchos amigos y la única persona que lo escuchaba era Sandy Brooks, una vecina y compañera de el. Un día, sus padres le obsequian un diario íntimo para que pueda expres...