MISIÓN SHIKATEMA-PARTE 1-

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Los días más oscuros y grises son los que más fuerza te dan, tratando de superarlos en busca de la luz de la paz que tanto anhelas. Así fue ese día para el estratega del clan Nara y su grupo, los planes ya expuestos en su memoria habían fracasado, uno a uno cayó asta lo más hondo de un abismo sin fondo, difícilmente de salir. -¿rendirse era la mejor opción? tomar la derrota y no esforzarse mas? Esos eran los único pensamientos que ahora circulaban en su mente.


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Se encontraba encerrado en una cueva húmeda y fría lejos de konoha donde la luz del sol no penetraba por las gruesas paredes dejando poca visibilidad. En el exterior un absurdo numero de enemigos, todos ellos mercenarios intentaban entrar a como diera lugar a la cueva con la clara intención de capturar a los únicos sobrevivientes que los habían atacado.

Junto a su ahora esposa y compañera de equipo, Temari Nara -la  princesa del viento-, en una de las misiones más peligrosas jamás vistas para el Nara. Débil, cansado, con pérdidas fatales y rodeados por el enemigo, esa era su situación.

"¡No nos queda más alternativa Temari!...perdimos a nuestro equipo, no tenemos suficiente chacra. Tu con tu brazo lastimado no puedes pelear bien y tampoco puedes alzar con una mano el abanico, mis piernas están por colapsar y ya no tengo... no tengo más ideas para seguir escapando."

Bajaba su débil mirada con resignación tratando de hacer entrar en razón a su compañera. No tenían más para defenderse, perderían!.

"Tienes que entender que la mejor forma de que sobrevivamos es rendirnos."

De un momento a otro una brisa fría hace que el joven Nara levante la mirada solo para encontrarse con una mano abierta dirigiéndose hacia el golpeando fuertemente su mejilla izquierda que hacia que cayera bruscamente al suelo húmedo de la cueva cubriéndose con sus brazos en un intento de no golpearse con las rocas que se encontraban a su alrededor.

"¡Si vuelves a decir eso una vez más juró que el primero en morir serás tú, idiota!!".

Enojada y agotada pero sin perder las esperanzas, ahí estaba ella gritándole al estratega mientras cerraba su mano en un puño que lo hacia temblar de la frustración al escuchar aquellas palabras cobardes que salían de la boca de su acompañante. Su ropa estaba desgarrada por kunais, su brazo izquierdo con fuertes heridas sin poder moverlo colgaba en un trozo de tela amarrado alrededor de su cuello. Mas heridas se vislumbraban en todo su cuerpo, el Nara al verla sentía culpa, enfado y odio hacia si mismo al no haberla defendido. Ella es lo más querido para el, no soportaba verla en ese estado y no soportaría perderla.

Tirado en el suelo apoyado en los codos de sus brazos con la mejilla roja y marcada de cinco delgados dedos por el fuerte golpe la miraba con enojó.

"¡Por favor mujer. Es la única forma... así podríamos salir con vida!"

"¡¿Y que piensas que nos aran cuando nos rindamos!?. ¡¿Acaso ya lo pensaste?!... Nos torturaran para sacarnos información de las aldeas y cuando lo logren nos mataran igual" dijo ella mirando al Nara inclinándose levemente hacia adelante frunciendo el seño y tensando su cuerpo por el enojo que sentía.

Fuertes estruendo fuera de la cueva hacia que el techo de roca temblara con furia. Los enemigos atacaban seguidamente con todo lo que tenían queriendo derribar el único escudo que protegía a la pareja.

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