“…¿Que demonios fue eso?.”
Fuera de la cueva. Cerca de la entrada.
Los ninjas rodeando la entrada de la cueva estaban en silencio. Sólo Sukko, el jefe, había salido a reducir unas cuantas palabras en busca de lo que ocurría en las profundidades oscuras de la cueva.
Diez segundos después del monstruosos ataque de la kunoichi de la arena una ráfaga de viento salió de la cueva mandando a volar las hojas de los árboles y más piedras en el suelo. Al principio había sido una pequeña brisa fría pero no tardó menos de dos segundos cuando el cuerpo del ataque llegara asta ellos.
Nadie entendía lo que ocurría. Sólo estaban seguros de que un feroz combate se estaba realizando y que ese ataque de viento no era de nadie más que la chica que había descubierto su guarida.
“Maldición. No nos queda más remedio que ir todos juntos.”
Sukko pensaba cuidadosamente la situación. Analizando los pros y los contra que tendría si tomaba cualquier decisión de entrar o quedarse a esperar.
“El primer plan en efecto esta funcionado. Ese par a estas alturas a de estar exhaustos y sin el chacra suficiente para seguir en la pelea, este último ataque lo confirma. Mis subordinados los llevaron al límite y ellos sin más opción tuvieron que usar sus más poderosos técnicas para salir adelante, talvez los dos grupos que mandé están acabados pero no importa. Jejejeje. Entonces si ese es el caso…”
Pensando en voz alta tomó su decisión.
“¡Este es el momento para acabar el trabajo que esos miserables nos forzaron a hacer. Nuestro enemigo ahora está débil, indefenso y acorralado. Todos juntos iremos por ellos y definitivamente los capturaremos esta vez. Ninguno más de nuestros camaradas morirá. Mostrémosle a los ninjas de la Aldea de la Hoja que no deben meterse en nuestros asuntos!.”
“¡¡Yeaaaaahhhhh!!.”
Todos gritaron al mismo tiempo, sus rugidos eran fuertes y prometedores a que no vacilarían en ningún momento. Sukko era sin duda el sostén de esta organización secreta que se mantenía en las sombras para hacer sus fechorías. El sabía cómo controlar a sus subordinados y quería llevarlos a la gloria.
Los dieciséis ninjas, incluido Sukko se dispararon a toda velocidad a las profundidades de la cueva seguros de que esta vez sus enemigos no podrían ganarles en absoluto. Un grupo tan grande para dos ninjas cansados era demasiado. Los números y la fuerza estaban a favor del depredador.
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En el interior de una cueva a punto de destruirse.
“Shika-Shikamaru…”
Los sollozos de aquella chica atrapada en la desesperación comenzaron a surgir. En sus ojos cansados las lágrimas salieron y recorrieron por sus mejillas heridas, alcanzaron su barbilla y cayeron en sus rodillas. Apretó fuerte su puño derecho en el mango de su arma y bajo su cabeza queriendo no creer.
Su peor temor se estaba haciendo realidad.
Pero el momento para llorar no era el indicado. Los crujidos de la cueva desmoronándose atrapaban el llanto de ella silenciándolo en medio del rugido de las paredes agrietándose, elevándolo en el techo que caía a pedazos y por último enterrándolo en las profundidades del suelo dividiéndose. Los pedazos de roca que caían aplastaban los cuerpos de varios shinobis tirados en el suelo que inmediatamente se convertían en sus tumbas llenas de sangre. Todo el lugar se estaba convirtiendo en un tenue cementerio.
Aquella chica incapaz de moverse levanto la vista aún llorosa. Miraba a su alrededor presenciando como la cueva gritaba de dolor, tenía que salir de ahí o sufriría el mismo destino de sus enemigos muertos pero no quería dejar a su compañero ser enterrado en un lugar tan decrépito como este, aunque este pasando lo que ella más teme.
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MISIÓN SHIKATEMA
ActionUna misión fallida lleva a un grupo de ninjas a la retirada donde al final del primer día sólo lograban salir con vida dos de ellos. El era el líder del grupo y ella la segunda al mando. Ahora atrapados en una cueva con pocas esperanzas y sin salid...