CAPÍTULO II

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-II-


Mitsuki soltó las muñecas de Sarada, mientras seguían besándose, para posarlas en la cintura de la chica. Ella lentamente las colocó en el pecho del chico.

Al intentar recuperar oxígeno, fue que cayeron en la realidad y de un empujón Sarada alejó a Mitsuki lo suficiente.

-¿Qué me hiciste Mitsuki?-

-Sarada perdóname, no se qué me pasó, pero no pude resistirme. Eres tan bella.- Mitsuki se acercó nuevamente acariciando su mejilla.-

-¡Mitsuki me besaste!.-

-Eso creo-

-¿Eso crees?-

-Es que es mi primer beso, no sabía que así se sentía, por eso no pude detenerme. ¿Tú... lo sabías?.-

-Por supuesto que no lo sabía, también fue mi primer beso.-

Sarada se puso más roja, esta vez al escucharse a si misma. Ella y Mitsuki se habían besado y para ambos era el primer beso.

Mitsuki se sonrojó también, pero no bajó la mirada. Estaba viendo a su amiga enojada y aunque se lamentaba por ello, no por el beso, porque había sido maravilloso. Sí bien el había empezado todo, notó que ella le había correspondido.

Sus miradas seguían confrontadas, reflejando un torbellino de sentimientos que no podían admitir. No querían salir lastimados, pero ya era demasiado tarde. Sarada fue la primera en romper esa conexión al bajar su mirada, haciendo que Mitsuki se sintiera mal y para no seguir afectando a su amiga, decidió cortar con todo.

-Adiós Sarada, cuídate mucho.- Mitsuki se alejó y dio media vuelta para irse.

Sarada estaba confundida y avergonzada, pero no enfadada. Más su corazón dolió al verlo irse y lo supo por las lágrimas que rodaron por sus mejillas.

No sabía porque, pero esperaba escuchar algo más de Mitsuki, no un simple "adiós". Además, sus palabras se quedaron trabadas, hubiese querido preguntarle por qué lo hizo, para saber sí él estaba igual que ella, pero más bien le recriminó. Ahora tendría que vivir con eso. Se abrazó a si misma dando media vuelta y se encaminó a su casa lentamente y cuando abrió la puerta vio a sus padres.

Sakura estaba preparando la cena y Sasuke le ayudaba a poner la mesa. Desde hace un año Sasuke había podido estar en casa tranquilamente, claro no bajaba la guarida en detectar energías anómalas, así que siempre estaba junto a Sakura. Le encantaba verlos así de enamorados, era fiel testigo del amor de sus padres, especial y muy fuerte. Una escena que la llenó y le hizo sentir mejor.

Mientras tanto Mitsuki iba rumbo a la guarida de su padre,aunque estaba triste por lo que pasó, algo en su pecho ardía con mucha intensidad. Sarada y él se habían besado y ahora guardaría ese recuerdo para siempre, porque no sabía si algún día se volvería a repetir. Se había marchado dejándola enojada y estaba seguro que cuando se volvieran a ver, ya nada sería igual.

Llegó a la guarida y fue recibido por Suigetsu. Lo guío hasta su nueva habitación y se quedó un momento observando el lugar, luego se sentó en la cama, mientras tanto, Suigetsu ordenó unas revistas en una mesita y vio de reojo a Mitsuki. El muchacho estaba ausente y se veía triste. Así que siendo él, tenía que averiguar a qué se debía.

-¿Tus amigos se pusieron tristes por tu partida?.-

-Algo así.- Mitsuki se sonrojó, cosa que no pasó desapercibida por Suigetsu.

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