Midoriya es raro. Día a día teme que sus compañeros, amigos y familiares descubran sus verdaderos gustos, el género al cual se siente atraído; el género a cual desea amar.
Y cuando Ochako llega a su vida, el armario en el cual estuvo encerrado tanto...
Los personajes de Boku no Hero Academia no me pertenecen, sólo el amor que les tengo.
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Kaminari siente una sacudida en su hombro cuándo observa que el profesor sale junto al timbre del receso, voltea la mirada; ya sabiendo lo que encontraría. Mineta se encuentra estático, tiene la mirada fija en una punta del salón. Dirige su mirada hacia el mismo lugar, y niega sonriente con la cabeza. Su amigo nunca cambia.
—Portar ese increíble culo debería ser ilegal —suelta el enano mientras mira embelesado a Bakugou, que se había agachado a recoger algo. Los oídos acostumbrados del aludido lo escuchan, poniéndose de pie rápidamente y yendo a su dirección a pasos pesados.
—Deja de joder pequeña mierda —se apresura a decir el cenizo cuándo llega a su lado. Kaminari observa como Kirishima se pone de pie y acerca hacia ellos.
—Lo siento Bakugou, no estoy haciendo nada incorrecto. Solo dejo a mis ojos, mirar a dónde ellos quieran —dice levantando sus pequeños hombros, luego lo señala—. Aquí el que tiene un problema eres tú.
—¿Yo? —pregunta apretando sus puños— ¿Y cuál es mi maldito problema?
—Tus pantalones —Kirishima llega junto a Bakugou, rodeando sus hombros en un abrazo.
—¿Sus pantalones? —pregunta el recién llegado.
—Si —afirma Mineta con la cabeza— y tu novio aquí presente me va a dar la razón.
—¿Cual es el problema con sus pantalones? —esta vez se suma Kaminari, oliendo problemas.
—¿Bromeas? —le cuestiona su amigo— ¡Son extremadamente holgados! Me arruinan la visión de tan perfecto culo —vuelve a observar a Bakugou, sin prestarle atención a sus propias palabras y a lo que estas podrían generar—. En serio Bakugou, podrías hacerle un gran favor a la humanidad usando unos buenos jeans ajustados.
Kirishima llega justo a tiempo para bajar sus brazos y sostener a Bakugou del pecho, antes de que su novio salte a hacer Mineta a la pomarola.
—Vamos Blasty —sonríe Kirishima en su espalda, con el cenizo sacudiendose para soltarse—, sabes que lo dice bromeando.
—Oh, yo nunca bromeo sobre unas perfectas nalgas —suelta Mineta serio, con Kaminari riendo a su lado.
—Mineta —lo reprime Kirishima—. Blasty, ¿Vamos? Arregle encontrarme con Tetsutetsu, sino iré sólo.
Así de fácil Bakugou se tranquiliza, Kirishima sabía que se ponía celoso cuándo mencionaba a su amigo. Eijirou deja un pequeño beso en su cuello y lo libera, pidiéndole que se adelante que debía buscar algo a su mochila. Ni bien lo ve salir por la puerta se inclina frente al asiento de Mineta.
—En serio, basta —luego sale apresurando sus pasos. Kaminari dirige su mirada hacia su amigo y lo ve hiperventilando.
—Kaminari —dice Mineta con pequeñas líneas de baba saliendo de su boca y respiración agitada— ¿Viste lo sexy que se vio?
