Mi cobija amarilla

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El pincel tocaba el lienzo, tiñiéndolo de amarillo, petrificaba sus emociones mientras la chica se llenaba de ilusiones, ahogada en la soledad y rodeada del asesino silencio, ¿cómo escapa de las fauces del aburrimiento?

No puede salir, no puede ser quien desea, y no es porque lo tenga prohibido, es porque tiene miedo, el miedo la ha atado a los pinceles que pintan todo de ese monótono amarillo que inventa felicidad donde es imposible que haya.

Ella no escucha lo que dicen de él, no lo cree, no quiere ver la verdad aunque sabe perfectamente lo que él realmente es.

Dile que es mentira, padre, salva su inocencia, protege a esa joven y a su hermano de la maldad de este mundo, maldad en la que tú has aportado, cúbreles los ojos y oídos para que no se den cuenta de la atrocidad que te pasará por todo lo que has hecho.

Pinta de amarillo su dolor, que busque interminablemente el lado positivo y por último dile que la amas, porque ella te ama más de lo que debería.

Ella debería odiarte, pero el odio no existe para ella, ¿ahora entiendes por qué te pido que la cuides?

Dale un abrazo más, uno fuerte, uno que la acompañe hasta el día de su muerte, para que pueda enfrentar los próximos días en los que no habrá nada más que tristeza, uno que le ayude a continuar en este planeta, un abrazo para que olvide su miedo.

¿No te das cuenta de que ella no quiere dinero? ¿No notas su cansancio detrás de las típicas frases que usan al platicar? ¿No entiendes que ella quiere gritarte que te necesita, que necesita verte, pasar más de una hora contigo?

El miedo a perderte no la deja en paz, no la abandona, es como su sombra. Dile que ese gran miedo nunca se hará realidad, miente diciendo que esa pesadilla sólo juega con ella, aunque sabemos cuantas probabilidades hay de que pase lo que ella imagina.

Pinta su habitación con caritas felices de color amarillo, para que por lo menos tenga algo feliz en su vida que tenga que ver contigo.

El pincel tocaba el lienzo, tiñiéndolo de gris, petrificaba su tristeza, ya no puede esconderla, está rodeada de soledad y del asesino silencio, el amarillo causó en ella más aburrimiento.

Ding DongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora