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Era martes, lo recuerdo muy muy bien...
Habíamos salido temprano y yo, con todo el valor del que puede hacer gala un niño de catorce años, camine hacia su casillero, hasta estar frente a frente.
-¿P-Podriamos hablar a solas? - dije, lleno de inseguridades y heridas, físicas y emocionales.
Craig era mi mejor amigo.
Por supuesto que asintió.
Lo lleve al patio trasero de la secundaria.
Saque la carta que le había escrito, pero al final, cuando estuvo en sus manos y me miró confundido, decidí que debía decírselo a la cara.
¿Que sentido tendría si no?
Ya me había atrevido a ir tan lejos...
-¡M-M-Me gustas mucho! - gritó el joven e inexperto Tweek, puff... Que tristeza.
Por qué su mejor amigo lo miro sin expresión alguna y se marchó, lo dejo confundido al guardar la carta en su bolsillo.
Y el joven, despistado, ingenuo yo, pensó que todo terminaba ahí.
Que lo más doloroso ya había acabado.
¡Para nada Tweek!
Apenas a iniciado.

Y-llowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora