Luna || KaiSoo

Final

KyungSoo despertó con un calor que fluía desde su cuello hasta su pene. Era casi como una corriente eléctrica que se dirigía en ambas direcciones hiciendolo jadear y revolcarse entre las suaves sabanas de seda, que no olían a él.

Que no olían a JongIn.

¿Dónde estaba?

Abrió los ojos y vio un techo blanco, que no era el de la casa que compartía con JongIn, vio paredes grises que no eran las de su habitación, y cortinas blancas que no eran de sus ventanas.

Ignorando la erección entre sus piernas se sentó con rapidez en la cama y asustado corroboró su peor miedo.

Estaba en la alcoba de la casa del alfa.

Tocó su cuello con desesperación y sintió la latente cicatriz de una marca de mordida bastante profunda que no recordaba haber adquirido. Desesperado dio un grito preso del pánico. Necesitaba su Nini.

— ¡JongIn!

Intentó levantarse de la cama, pero se sentía débil. Débil, aterrado y caliente. Una horrible combinación que lo hizo llamar con más desespero a JongIn.

— ¡Nini!

La puerta se abrió rápidamente y por ella apareció un rubio de rostro serio, pero bastante preocupado por los gritos.

— Luna, ha despertado ya, alfa nos ha dicho que debe de esperarlo aquí hasta que vuelva. Uno de los miembros de la manada ha ido ya a decirle que despertó y no tarda en venir, por favor cálmese.

"Luna" "Alfa"

Esas palabras lo dejaron estático mientras el joven se retiraba en silencio y le dejaba solo otra vez.

—No...

Los ojos se le llenaron de lágrimas mientras sacaba sus conclusiones. Si JongIn no estaba, si tenía una marca en el cuello, si estaba en la casa del alfa, si ahora era llamado luna...

— No... Innie no...

Se hizo un ovillo sobre la cama y abrazó sus piernas imaginándose lo peor. El alfa había asesinado a JongIn y lo había reclamado como suyo mientras estaba inconsciente. Por eso su lobo estaba tranquilo, porque su actual compañero estaba vivo.

— ¡No!

Escuchó cómo se abría la puerta otra vez y se cerraba despacio. No quería ver al alfa, tenía ganas de matarlo por asesinar a JongIn y obligarlo a ser su compañero, incluso pensaba gritarle en ese mismo instante todo eso y más hasta que sintió un aroma conocido y escuchó la voz que más amaba en el mundo.

— Estas despierto, mi luna.

Pegó un brinco en la cama y abrió los ojos, encontrándose con lo más hermoso que pudiera ver. A JongIn frente a él, de pie en medio de la recamara con una sonrisa inmensa en el rostro, vestido con ropa diferente al día en que escaparon, con su cabello desordenado pero su rostro tranquilo.

— ¡Mi amor!

JongIn saltó a los brazos de su pequeño y se refugió en su cuello mientras aspiraba su aroma una y otra vez, hasta el cansancio.

— Estas vivo... Y oh, dios, si estás aquí es porque ¡Mataste al alfa!

— Ex alfa. El alfa ahora soy yo y a nadie parece desagradarle la idea.

KyungSoo tocó el rostro de JongIn justo en donde un profundo rasguño continuaba curándose y sonrió con orgullo. Su mate había acabado con el alfa llevándose solo algunos cortes.

— Estoy orgulloso de ti, mi alfa.

— Lo hice solo por ti y tu bienestar, mi luna.

JongIn se acercó lentamente hasta los labios de KyungSoo para besarlo lentamente, con ternura y tranquilidad. Pasó sus manos por el rostro y cuello desnudo de KyungSoo, logrando que soltara suaves suspiros en medio de sus besos, y sonrió sabiendo que significaba su olor y su sensibilidad.

— Mi luna aún está celo, ¿Me equivoco?

Soo sonrió de medio lado y negó, exponiendo su marca ante los ojos de JongIn. Le parecía encantador que se hablaran con los títulos de regentes de la manada.

— No se equivoca Alfa, esta marca empeoró la situación y necesito de su ayuda.

— Te amo.

— Y yo te amo a ti...

JongIn tendió lentamente a KyungSoo sobre la cama, y comenzó a besarlo justo por sobre la marca, sacándole sonoros gemidos, hasta que ambos se detuvieron al escuchar el enlace con la manada.

"Alfa, necesitamos que venga al campo de entrenamiento. Es hora de que le de clases a los cachorros"

Ambos se miraron a los ojos un momento y luego se largaron a reír.

— Comienzo a arrepentirme de ser alfa.

— Yo también...

Pero se rieron de todas formas. El horrible incidente, el horrible escenario que fue tan corto pero aterrador se volvió un recuerdo difuso con el pasar de los meses, y ya solo quedó como una anécdota de como el alfa de la manada tomó el lugar de líder solo por defender a su luna. El amor de su vida.

Fin.