El dia a dia de unas chicas cuyos objetivos las llevarán a tener una vida interesante y llena de muros por superar.
Amores, separaciones, exámenes, desamores, acontecimientos inesperados, desilusiones, cambios para bien y para mal es lo que vivirá...
Aquella semana terminó, no era una que les gustaría recordar, sobre todo la pequeña Perla, pero ahora tendrían dos días completos de relajación, ese pequeño descanso que todo alumno merece, aunque Rose aun insistía en estar cerca de Perla pero esta recordó que su amiga ya tenía planes para ese fin de semana y no quería arruinarlos, la convenció de que estaría bien ya que todo el tiempo estaría junto a sus hermanas y su madre quienes estarían los dos días junto a ellas, esto no logro tranquilizar del todo a la joven de largo cabello pero aun así aceptó que las cosas debían ser así. Rose estaba tan preocupada por su pequeña amiga que incluso pensó en cancelar sus planes que ir a Ciudad Playa a aquel concierto que dijo que iría, pero tanto su abuela como sus amigas le insistieron en que debía ir y por ello ahora ella estaba ahí, sentada en el autobús viendo el camino pasar por la ventana. Se sentía el ambiente relajado, divertido, pues varios jóvenes estaban charlando y a veces cantando, Rose los veía desde su asiento de vez en cuando mientras pensaba en muchas cosas, pero se repitió a si misma las palabras que su abuela le dedicó antes de subir al autobús "Mi niña, debes disfrutar de tu juventud, no es tu trabajo tener preocupaciones si no divertirte y aprovechar esa energía innata que tienes" aquellas palabras la convencieron para reafirmar sus planes.
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— Siguiente parada, Ciudad Playa — Informó el conductor, Rose tomó su mochila y se acercó a la puerta, ella era la única pasajera que se bajaría allí.
Cuando terminó de bajar los largos escalones del vehículo el sol la segó por unos instantes, al terminar de acostumbrarse al brillo pudo ver una hermosa playa enfrente de ella, aunque ya había estado en la pequeña ciudad con anterioridad, pues sus abuelos antes vivían allí, siempre le impresionaba esa gran masa de agua que no tenía un fin. Aun tenía tiempo, el concierto iniciaría más tarde, cuando el sol bajara por el horizonte así que se dirigió a la zona de comida de la ciudad, divisó un local de papas fritas y compró una pequeña ración para ir comiendo mientras caminaba por las calles de su infancia, cuando tenía entre seis y diez años cada verano la pasaba en Ciudad Playa con su abuela, ella no llegó a conocer a su abuelo.
Mientras caminaba escuchó una voz que la llamaba, la conocía, era la amiga de su abuela Nanefua Pizza, una señora amable y a veces muy graciosa, su familia tenía el local de Pizzas de la ciudad, no por nada tenía ese apellido. La joven se acercó a la señora y la saludó felizmente, hacía mucho que no la veía y le alegraba hacerlo.
— Rosie, querida, mira que grande estas, la última vez que te vi medias igual que yo — Comentó alegremente la señora con su acento particular.
— Me alegra verla señora Pizza — Rió con dulzura a su comentario — La última vez que nos vimos yo tenía diez años.
— Oh, por favor háblame de tú, ¿Cómo está tu abuela?
— Esta muy bien, gracias, tan alegre como siempre — Respondió dulcemente.
— Me alegra escuchar eso, pero dime, ¿Qué haces aquí?, no es verano y no venias hace años — Preguntó con genuina curiosidad.
— Escuché que hoy habrá un concierto en la playa y vine a verlo, según los comentarios en Internet es un buen cantante — Respondió con tranquilidad.
