XI

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Hagakure y Ashido iban  caminando de forma calmada, igual el lugar al que se dirigían quedaba a pocas cuadras y a esas horas de la noche no había ningún transeúnte.

—Rompiste tu promesa —dice Tooru, rompiendo el extraño silencio entre dos chicas tan comúnmente habladoras.

—¿Que? —se gira Ashido para observarla.

—Dijiste que siempre serias fuerte para tu manada. No digo que deberías serlo, sino que dijiste que lo serías —Ashido la observa, poniendo una mueca triste en su rostro. Su amiga lleva su mano hasta su crespo cabello y lo sacude, en un intento de animarla— ¿Que sucede?

—Demasiadas cosas —responde en un suspiro.

Hacen las siguientes dos cuadras en silencio, hasta que Hagakure no aguanta más y comienza a contar lo que tiene pensado para la boda, animando de esa forma a Ashido; que comienza a aportar con ideas.

A pocos metros de llegar al pequeño departamento, encuentran una conocida cabellera desordenada sacando la basura.

—¡¿Verde?! —grita Hagakure al verlo a la distancia, corre hasta su lado para recibir una sorprendida sonrisa de quien parecía llevarle más altura de lo que recordaba— ¡Que alto! —dice la chica, llevando su mano hasta su frente; comparando la gran diferencia de altura entre ambos.

—¿Tu dices? —sonríe Midoriya, inclinándose para abrazarla— Bienvenida de vuelta.

—Gracias, hermano lobizón —la chica se separa para acercarse a la puerta y tocar, mientras es el turno de Ashido de saludarlo—. Somos el primer caso de dos lobizones en una misma manada —dice la chica alegre, mientras escucha pasos acercarse desde atrás de la puerta— tendríamos que crear un ataque especial o algo.

Midoriya le responde con una sonrisa mientras la puerta es abierta.

—¿Te olvidaste las llaves Dek-...? —las palabras de la chica se ven interrumpidas al ver a quien tiene enfrente— ¡Tooru! —grita extendiendo los brazos.

La aludida observa el rostro de Ochako y luego su panza, su panza y luego su rostro. Grita, saltando para abrazarla y besar sus bonitas mejillas. Luego se agacha para besar la panza de embarazada que se estaba empezando a notar.

—¿Se quedan a cenar? —le pregunta Midoriya a Ashido mientras entran, con las otras dos mujeres poniéndose al día ya dentro.

Ashido olfatea el aire, sintiendo el delicioso aroma que viene desde dentro de la casa—: Me es imposible negarme.

Ochako se inclina en la silla, acariciando su panza; con la sonrisa en su rostro mostrando lo llena que se sentía. Midoriya se inclina para besar junto a su labio, dónde había quedado una mancha de salsa; luego toma los platos sucios de la mesa para llevarlos hasta la cocina y así empezar a lavar.

—Te ayudo —dice Ashido mientras se pone de pie, comenzando a limpiar la mesa.

Hagakure también se pone de pie; en cuanto llega junto a Uraraka se sienta en el suelo. Apoyando la cabeza contra su vientre.

—Ochako.

—¿Si?

—¿De cuánto estás?

—Estoy por entrar al quinto mes —responde acariciando el suave cabello de su amiga.

—Te costará encontrar un vestido —dice la chica distraída, Ashido sonríe y vuelve a tomar asiento para poder sumarse a la conversación.

—¿Vestido? ¿Para que?

—Para su boda, tonta —responde Ashido sonriente, Hagakure le muestra una sonrisa igual; aunque con más dientes.

—¿Lo harás? —pregunta sorprendida, sosteniendo el rostro de su amiga.

Afilando colmillos (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora