Blind {Nico di Ángelo}

Capítulo 4

《Te alejas de Beth.》

— ¿Dónde dejo esto Lucy?— le preguntó a una de sus hermanas que ambos se encontraban en el anfiteatro. 

— Dame eso Matt podrías lastimarte.

El castaño inmediatamente hace una mueca de desagrado con sus labios al escuchar esas palabras. Odiaba que siempre al contar sobre su discapacidad creían que no podía hacerlo.

Le enfermaba.

— L-lo lamento.— tartamudeó, al  ver el rostro de su hermano.— solo me preocupo..

— Bueno, no deberías.—  respondió cortante.— se cuidarme perfectamente.

Los dos se quedaron en un silencio bastante incómodo, en donde el castaño no pensaba en disculparse ante su respuesta y actitud cortante, ya que su hermana tenia que entender que él podía hacer las cosas por si mismo.

— ¡A tí te quería encontrar!—  el grito de una persona logró romper de la incomodidad que los rodeaba.— ¡No  te hagas el idiota, te estoy hablando a tí!

— ¡Percy calmate!—  un segundo grito, más lejos, llegó a sus oídos.

Y una sonrisa ladina salió de sus labios, al ver que cayó en su juego.

— ¿Me hablas a mí?—  preguntó inocentemente.

— ¡Claro!— podía ver a través de los anteojos, su silueta en frente suyo. No necesitaba de su visión para notar lo enojado y celoso que estaba.

Quiso reírse pero eso lo perjudicaba más la situación.

— ¿Necesitas algo?

— ¡Sí! ¡Que te alejes de mi novia!

— ¡Percy!—  le retó una voz femenina, que sino se equivocaba creia que era la amiga de Beth, hija de Afrodita, Piper McLean.

— ¿Novia? ¿De quién estás hablando?— se hizo el que no entendía de la situación.

— Habla de Annie.—  exclamó Lucy.

— Oh... de Beth..— sonrió. Gesto que molestó a Jackson.— ¿Por qué debería alejarme de ella?

— Porque es mi novia.

— ¿Y?

— Y... ¡No soporto verte con ella!

— No pienso alejarme de Beth porque a tí no te guste, héroe del Olimpo.— exclamó con sarcasmo, palabras que hicieron enfurecerlo.

Hasta creían los presentes escuchar los dientes de Jackson rechinar con furia.

  — Oigan...— llamó una voz masculina, en donde miró en esa dirección y supo por su aura que era un hijo de Zeus, seguro que era Jason Grace.— podemos hablar tranquilos y no armar una pelea.

— ¡Eso es!—  exclamó Perseus con una gran sonrisa de victoria.— ¡Te reto a un combate! Tú y yo ahora.

— ¿Un combate?—  preguntó.

— Percy, el chico es nuevo... no sabe defenderse.— exclamó Piper.

— No hagas cosas que luego te arrepentirás.—  exclamó una voz ronca, que hizo que los vellos del castaño se erizaran ante tan fuerte presencia.

Un escalofríos le recorrió desde las punta de sus pies hasta la última hebra de su cuero cabelludo al girar el rostro hacia esa dirección, encontrándose con un aura helada y tenebrosa.