Capítulo 4

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ANA

"Buenos días señorita Steele". Él me saluda de pie en la puerta de mi oficina esperando a que lo invite a entrar. El hombre que posee el edificio pide permiso y, sin embargo, su hijo camina alrededor del lugar como si fuera el dueño.

"Sí, entre, señor Adams", digo haciendo un gesto hacia el asiento frente a mi escritorio.

"Entonces... nos vas a dejar". Dice cruzando las piernas. "Debo admitir que me molesta el hecho de que esta compañía haya tratado a una de las mejores, tan mal. Cuando alguien como tu pide algo... demonios, el hecho de que hayas tenido que pedir algo es una preocupación. No deberías haber tenido que más personal o por un aumento de sueldo". Se ve indignado. "¿Hay algo que pueda decir para que lo reconsideres?"

"Lo siento señor Adams, pero es demasiado tarde". Dudo que él esté contento conmigo al decir que transfiera a su hijo a la Antártida, incluso si no tiene una oficina allí. Despida a ese asno incompetente que se llama a sí mismo mi jefe, y eso es solo el comienzo.

"Es una verdadera pena que hayamos cometido un error y que tú te vayas". Se para con un suspiro resignado. "Te deseo todo lo mejor en tu nueva aventura".

"Gracias, señor Adams". Con un asentimiento, se va de mi oficina.

"Wow, esperabas que el gran hombre bajara y te convenciera de que no te vayas", dice Amanda con asombro.

"No, no lo esperaba, no es que tenga ninguna diferencia", murmuro pasando mis dedos por el borde de mi escritorio.

Me despido emocionalmente de Amanda, aunque la veré esta noche en mi fiesta de despedida. Doy un paseo hasta Recursos Humanos y firmo los papeles necesarios; Dios mío, el proceso es largo. Justo cuando pensé que me había alejado de él, Erwin, maldito Adams, él entra en el ascensor conmigo. "Pensé que mi padre lograría disuadirte de eso". Él dice viéndose algo decaído.

"Lo intentó, pero llegó demasiado tarde", me quejo.

"¿Cuándo exactamente te vas a Seattle?" Él pregunta moviéndose para pararse directamente frente a mí.

"¿Y a ti que te importa?" Le pregunto mi nivel de irritación crece.

"Esperaba que cenaras conmigo antes de que te fueras". Me dice y me lanza una sonrisa, que solo sirve para irritarme aún más.

"No, tu querías ver si era receptiva a la idea de dejarte follarme antes de irme de la ciudad. Porque seamos honestos, quien pregunta eso a alguien al enterarse de que se ira de la ciudad". Me burlo.

"No puedes culpar a un hombre por intentarlo". Dice encogiéndose de hombros.

"Sí que puedo, te estoy culpando a ti, arrogante y condescendiente idiota" Gruño antes de salir del ascensor.

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"Gracias", le digo dándole propina al conductor. Cierro la puerta principal y luego colapso en el sofá de Kate. Trato de no acomodarme, ya que tengo que comer algo de antes de instalarme. Con Kate lejos, sé que su refrigerador está vacío, está vacío incluso cuando está aquí. Tengo que acordarme de llamar al Tío José; con suerte, puede obtener los detalles de Christian de los servidores del Fairmont desde que reservó la habitación del hotel. Solo rezo para que no se lo cuente a Ray o le diga a su hijo que estoy en la ciudad. No sé cómo más encontrar a Christian. Tengo una extensa lista de cosas que hacer y, sin embargo, no me levanto del sofá. Cuando finalmente abro los ojos, es medianoche... jodidamente perfecto. Espero que Kate tenga algo congelado que pueda meter al horno al menos.

A BEAUTIFUL STRANGERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora