El castillo de la bestia

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La noche comenzaba a caer, dándole al bosque un aura sombría y tétrica , que a cualquiera por más valiente que fuera lograría asustar. Los cascos del caballo y las ruedas de la carrtea contra las hojas secas y el incesante ruido de los búhos, era lo único que se escuchaba,  la escasa luz que priducia la llama del pequeño farol era lo unico que perturbaba  aquella penumbra, y la cual creaba fantasmagóricas sombras.

-¿Dónde demonios estara el sendero?- pregunto al viento el viejo Zeff, pues ya estaba harto de estar vagando por el espeso bosque.

Ya se había demorado todo un día y aun no encontraba el camino que debía tomar para llegar a la ciudad y el frío se había intensificado. Se acomodo la bufanda azul que llevaba, cubriendo así su boca para evitar inhalar el frío aire de esa noche. Tanto el como el caballo ya se encontraban bastante cansados, mental como físicamente.

Volvió a fijar su mirada en el enorme pedazo de papel que llevaba entre las manos que resultaba ser un sencillo mapa del área y sus alrededores, pero todos sus intentos resultaban ser en vanos porque seguía sin ubicar el lugar en el cual se encontraban y por lo tanto no podía dar con el sendero que los llevará a su destino.

El caballo blanco desde hace rato se encontraba nervioso y por lo tanto el transcurso se hacía más pesado, pues este caminaba a un paso tan lento que los retrasaba más en su búsqueda por el camino correcto.

-Vamos Barati no te pongas nervioso, ya hemos de estar cerca, solo es cosa de ubicarnos un poco y ya verás que en un momento estaremos en la ciudad- alentó el hombre de bigotes trenzados,  mientras le proporcionada caricias al cuadrúpedo para animarlo a seguir. Y es que en no sólo lo decía por el caballo, sino que también trataba de convencerce a si mismo que así sería

A unos cuantos metros se encontraba un gran madero que poseía varios señalamientos que indicaban la ubicación de algunos  lugares y esto llamó la atención del rubio que más tranquilo se acercó a dichos señalamientos con la esperanza de que estos le ayudarán a salir de ese lugar tan aterrador.

-Mira Barati aquí está nuestra solución- hablo Zeff mientras miraba atento el madero, pero para su desgracia las letras de dichos señalamientos se encontraban borrosas por el pasar del tiempo y la poca luz no le ayudaba a leerlas - menuda suerte- exclamó ya harto de la situación.

Después de un tiempo pensandoselo se decidió por un sendero aún más oscuro y aterrador que el resto del bosque -Creo que es este, Vamos Barati hay que salir de esta mierda de lugar - le hablo al caballo para después guiarlo a ese tormentoso lugar.

Barati como cualquier ser pensante supo que ir por ese lugar era mala 
idea, todas las fibras de su cuerpo le gritaban peligro. No entendía como era que su dueño contemplabá la idea de atravesar dicho lugar. Así que con decisión giro por el sendero contrario con la intención de persuadir y hacer entrar en razón al humano.

-No Barati, es al otro lado caballo tonto - le regaño jalandolo otra vez para la parte más oscura del bosque, pero este se encontraba reacio a ir por ahí - Confía en mi,  es un atajo, llegaremos más rápido a la ciudad si vamos por aquí.  
Y aunque no le pareciera la idea más sensata, el caballo obedeció, pues confiaba el la palabra de su dueño.

Zeff volvió a revisar el mapa con la esperanza de encontrar el camino deseado, pero todo era inútil.

A lo lejos se pudo oír el aullar de los lobos y eso hizo que Zeff levantará la vista del mapa y se enfocará en su entorno. Nunca antes había estado en ese lugar y eso le causaba un poco de miedo. Hasta ese momento se dio cuenta a que horrible lugar fueron a dar - ¿Barati a donde nos has traído?-Pregunto preocupado. El miedo comenzó hacerse presente en el hombre con pierna de palo.

La Maldición de la Rosa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora