Capitulo 2.

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Capítulo dos.

El secreto de Vanessa.

Me encontraba frente a frente de Vanessa, la cual sonrió levantando una ceja, dejandome en shock.. "Controlate, deja el miedo y declara lo que sientes" me repetía dentro de mi.

-Hola -me dijo.

-Ah... hol... hola -tartamudeaba frente a ella, como todo un perdedor... Parecía un psicópata salido del Lorenzo Ponce. (Antiguo Hospital Mental de Ecuador)

-¿Que te pasa? ¡Estas nervioso! -expresó ella anonada.

-¡Nada!... Nada -respondí meneando la cabeza -es que llegué tarde... y el conserje Putón cerró

-¿Que? ¿Así se llama? -interrogó ella, perpleja.

-Sí... creo que su madre es de Chone -respondí y ella se echó a reir

-Eres gracioso -me dijo. "Vamos, sigue así, no te trabes" me dijo mi conciencia "No dejes que los nervios te jodan la mañana"

-Si... muchos nombres raros en ese lugar... ¿Y por qué llegaste tarde? -le pregunté.

-Pues me quedé dormida... es que ayer... ayer -al decir esto, emitió un suspiro -¡Ayer fue hermoso!

Al escuchar esto me desesperé... acaba de suspirar por alguien ¡No puede ser! ¡Dios Santo! Expresaba dentro de mi. ¿Que habrá pasado anoche? ¿Acaso se acostó con alguien?

-¿Y que hiciste ayer? -le pregunté frunciendo el ceño.

-Era el cumpleaños de mi prima Adelaida, y con mis amigas le hicimos una fiesta sorpresa seguida de una pijamada -respondió y me tranquilicé... de reojo miré al imbécil campesino de Álvaro, el cual miraba el trasero de Vanessa.

(2016)

La llovizna fría había cesado al fín, entonces volví a la entrada de este sitio turístico; la Ciudad Mitad del Mundo.

Mucha gente entraba y salía... personas extrañas, de diferentes razas o países; sin la mas remota idea de quienes eran o a donde irían luego.

De pronto, alguien me tapa los ojos con sus manos; y a juzgar por la delicadeza de su piel; no era nadie mas... Vanessa. Me quité sus manos y me volteé a verla, y nos dimos un fuerte abrazo.

-Ay, te extrañé Manrico -me dijo, y sonreí

-Te extrañé Cumandá, princesa chola del apellido horrendo -contesté y ella soltó una risita.

-Te extrañé, chico esteril. -expresó y dejamos de abrazarnos.

Entonces la contemplé de pies a cabeza, estaba mas hermosa que nunca, hasta con un look fuera del habitual... traía puesto un vestido floreado en tono negro, con flores rojas y amarillas, hasta la rodilla; chaqueta gym celeste, y un pantalón licra negro por dentro; y botas negras. Su cabello lucía ondulado, y no traía aretes ni maquillaje ¿será religiosa? me pregunté; debo admitir, se ve mas hermosa sin maquillaje.

-Te ves... muy hermosa -expresé
-Gracias -me respondió, y me acerqué a ella, a unos pocos centímetros; como si fuese a besarla.

-Esta es la parte donde me dices que también estoy hermoso -le dije, levantando una ceja.

-Estas feo, horrible -contestó ella, con un acento sensual; y solté una risita entre dientes.

-¡Que romántica!

-¿Quien lo diría?... tu y yo, aquí en la mitad del mundo -al decir esto, me tomó la mano -estas muy frío.

-Ja, es obvio, aquí hace frío

Una Cita en la Mitad del Mundo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora