Estaba durmiendo desnuda en mi cama tan tranquila cuando de repente escuché un ruido fuera de mi habitación, estaba todo a oscuras pero vi una silueta entrar, me quedé quieta sin casi respirar, se hundió mi cama y yo más quieta aún, noté como me iban quitando las sábanas hasta estar completamente destapada, el desconocido huele bien ya que se acercó a besarme el cuello mientras me acariciaba mis muslos desnudos, eran suaves pero cada vez se acercaban más a mi monte de venus, me excitó de sobremanera, sus besos bajaban a mis pechos y sólo con su aliento hizo que mis pezones se erizasen y se pusieran duros, noté su lengua pasar sobre uno de ellos, se me escapaban jadeos de placer al notar su lengua húmeda en mi pezón y sus suaves caricias en mi clítoris, eso hizo que un placer increíble me azotase todo el cuerpo, arquee mi espalda y se me escapaban gemidos altos. Nunca había sentido tanto placer tan rápido y desee que no parará aunque tenía miedo por no saber quién era ese desconocido, intenté encender la luz pero al ver mi intento me agarró con una de sus manos las mías, me tenía atrapada y estaba a punto de llegar al clímax sólo con aquello, no me lo podía creer. Al notar mis espasmos y gemidos se levantó y se fue.